“Me he retirado del oficio seis o siete veces, no se podía subsistir”
Kiti Mánver | Actriz y Biznaga Ciudad del Paraíso del Festival de Málaga
Con papel protagonista y con premio a su carrera llega Kiti Mánver al Festival de Málaga, cargada de energía pero con ganas de hacer un parón “para nutrirme otra vez”
Málaga/Kiti Mánver (Antequera, 1953) llega al Festival de Málaga exultante y agradecida por la Biznaga Ciudad del Paraíso y con película bajo el brazo, ya que protagoniza El Inconveniente, de Bernabé Rico. “Pensé que hasta que no saliera la vacuna no se haría el festival y que el premio ya me lo darían un siglo de estos”, bromea la actriz.
–¿Cómo está llevando la pandemia?
–Pues debo de decir que bastante bien, excepto por el tema mental, que no sé a dónde nos va a llevar. Por otro lado, es esperanzador que aprendamos algo de esto. Estaría muy bien no insistir en una forma que ya sabemos que no funciona, que nos está llevando a esto. Más bofetones no nos puede dar la naturaleza para advertirnos de que esto no se hace así. Hay otras fórmulas y se puede, que todo sea un poco más sensato, más repartido, más solidario, con mayor presencia de la mujer, con menos prisas.
–¿Qué supuso el confinamiento para su trabajo? ¿Le dejó proyectos paralizados?
–No. Ya tenía previsto desde hace más de dos años darme una excedencia a mí misma, hacer un año sabático, pero no de tocarme las narices porque por mi carácter sería imposible. Pero sí necesitaba parar un poco. Estaba un poco cansada y saturada de trabajar a destajo, con las prisas, enganchando una cosa con otra, compartiendo, a veces, tele y teatro, esas salvajadas que hacemos. Y notaba que tenía que parar para nutrirme otra vez. Ya me veía en pantalla y no me aguantaba.
–¿Entonces, le ha venido bien el parón?
–Pensaba que en cuanto terminara la promoción de la película y las funciones, que nos han faltado unas 20 por hacer, pararía. Iba a acabar en julio, ahora se está atrasando un poco más, pero tengo previsto ese parón para vivir, leer y dedicarle tiempo a mi huerto.
–El Festival de Málaga decidió que tenía que ser presencial, ¿qué le pareció la idea?
–Que hayan hecho este esfuerzo es algo ejemplar. Con ciertas dificultades y con los protocolos a seguir se puede hacer perfectamente. Que se haya tomado esta decisión y tirado para adelante con una cosa tan complicada me parece de nota, eso sí que es de premio.
–¿Qué supone para usted la Biznaga Ciudad del Paraíso?
–En el primer año del festival tuve el premio a la mejor actriz, pero entonces no era Biznaga, era la escultura de Seguiri. La Biznaga y Málaga para mí tienen mucho significado, es mi infancia y parte de mi adolescencia, las primeras sensaciones. Esa memoria sensorial que es tan importante para los actores, para desarrollar nuestro oficio, están aquí, son de aquí, lógicamente esto le da valor añadido que sea esta ciudad la que decida premiar mi carrera. Que ya me han dicho que no significa que me vayan a echar.
–¿Con este tipo de premios hace repaso mental al pasado o es más de vivir el presente?
–Yo soy muy de vivir el presente, aunque tengo quizás el defecto de planificar el futuro, fíjate qué cosas, ahora me da risa de todo. He intentado vivir más el presente y no preocuparme tanto por lo que vendrá, aunque quizás sea una manera de ser, algo genético, mi padre era también muy organizativo y algo de eso he sacado. Pero para ir para atrás no. Guardo recuerdos maravillosos que siempre son agradables, pero en general si es para pasar un rato bonito no me importa ir al pasado, pero si es para estancarte no. Hay que ver lo que hay delante.
–¿Con qué enseñanza principal se quedaría de sus años de carrera?
–Este es un oficio muy difícil e ingrato en muchas ocasiones, tiene muchos altibajos, te enseña a que no te puedes acostumbrar ni creerte nada porque en un rato te puede pegar un bofetón la vida. Pero eso te hace ser constante en que hay que seguir estudiando, preparándose y te hace saber que nunca es tarde para aprender, que no pasa nada porque un día hagas una protagonista y al día siguiente solo tres frases. Pero es un oficio maravilloso al que hay que darle todo lo posible. Hay que aceptar que no siempre puedes estar en el candelabro, como decía aquella.
–¿Pero qué hay que tener para estar siempre ahí?
–En 51 años de profesión me ha dado tiempo a hacer muchas cosas, es verdad, pero me he retirado anteriormente de la profesión seis o siete veces. En los primeros años, cuando todo es tan difícil y no hay manera de subsistir, te retiras porque creer que no tienes cabida. Soy productora desde los 25 años y eso me ha permitido procurarme los garbanzos a mí misma, hacer textos que nadie me proponía y conocer la profesión desde muchos lados más, con lo cual te haces más consciente de la sensación de equipo que tiene que ser eso. Esto me ha permitido seguir trabajando.
–¿Cómo ha sido el trabajo con Bernabé Rico y Juana Acosta?
–Maravilloso. Yo a Bernabé ya lo conocía hace tiempo, le he visto crecer. He tenido la suerte de caer en un grupo muy bueno de grandes profesionales, grandes artistas, muy creativos, con un amor inmenso por este trabajo, incansables. Bernabé nos ha dado ensayos para sentar las bases de los personajes y luego le propuse a Juana estudiar juntas. Ella que es más organizada y pesada que yo para llevar el trabajo adelante, nos juntábamos y estuvimos un mes anterior al rodaje estudiando juntas. De ahí que fuéramos con una química muy trabajada, que de por sí ya la había.
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