Kulunka Teatro y Daniel Abreu, triunfadores en los Premios Max
La actriz Kiti Mánver y la compañía Tenemos Gato, aspirantes malagueños a las manzanas, se fueron sin galardones
Resulta significativo encontrar a un ministro de Cultura celebrando su debut en los Premios Max, y lo cierto es que José Guirao respondió con eficacia a las expectativas: el hombre que ya anunció que bajará el IVA cultural aún más (algo tienen los del cine que decir todavía al respecto) reivindicó el trabajo del sector escénico en España, subrayó su valor y, de paso, mandó un recadito a la SGAE (entidad organizadora de los galardones) al recordar lo que su Ministerio espera de la Sociedad en los próximos días; ni más, ni menos. En declaraciones a los periodistas antes de iniciarse la gala, Guirao afirmó que su presencia en la gala "es un reconocimiento, una forma de acompañarle y apoyarlos, porque esta noche se reconoce el trabajo de todo el año". "Se reconoce el esfuerzo, el trabajo del equipo, de producciones privadas, gente que se juega sus recursos", afirmó. A partir de aquí, como correspondía, la 21 gala de los Premios Max, que se celebró ayer en Sevilla, brindó el tono político de costumbre aunque tal vez más sosegado, menos irascible, más entregado a la causa festejante. En cualquier caso, mucho más elocuentes que los dardos fue la presencia del dramaturgo José Sanchis Sinisterra, quien recibió el Max de Honor en la gala, del brazo de Verónica Forqué: la magia fantasmagórica de¡Ay, Carmela! regresó intacta como reivindicación bien visible: la del teatro como parte indispensable del mejor patrimonio español.
En cuanto al palmarés, las aspiraciones malagueñas, que eran pocas, pero resonantes, sufrieron un primer revés cuando Pilar Gómez le arrebató a Kiti Mánver el Max a la mejor actriz protagonista por su trabajo en Emilia (Mujeres que se atreven) (la antequerana concurría por su abrumador papel en Sensible). Y después,Joan Yago se llevó por Fairfly el Max a la mejor autoría revelación al que aspiraban Homero Rodríguez y Cristina Rojas, de Tenemos Gato, por su obra Felicidad. En cuanto a los premios principales del palmarés, la compañía Kulunka Teatro se hizo con el Max al mejor espectáculo de teatro por Solitudes, mientras que Daniel Abreu se llevó las manzanas al mejor espectáculo de danza y al mejor intérprete masculino del ramo por su celebrado montaje La desnudez.
En gran medida, la gala de los Max contribuyó a elevar al escaparate a buena parte de la escena más invisible y a la vez de mayor talento en España, con un reparto de premios sin apenas concesiones a la galería pero muy reivindicativa en cuanto a intenciones de cara al futuro. Al cierre de esta edición, el Max a la mejor dirección de escena reconoció a Julio Manrique por L'anec salvatge, y Nacho Sanchez obtuvo el premio al mejor actor masculino por Iván y los perros, una de las sensaciones más sonadas de la pasada temporada. El Max para el mejor espectáculo musical o lírico fue para Tic-Tac, del Institut Valenciá de Cultura y la Diputació de Valencia, y el premio al mejor espectáculo de calle para Meeting Point, de la compañía Ertza, mientras que Fairfly, de La Calórica y Teatre Tarantiana, ganó el Max al mejor espectáculo revelación. Kiti Kraft, de Bambalina Titelles, obtuvo el Max al mejor espectáculo infantil, juvenil o familiar. Pero uno de los Max más celebrados fue el que reconoció a Eva Yerbabuena como mejor intérprete femenina de danza por su espectáculo Apariencias ("Echo de menos aquí a mis compañeros del flamenco", afirmó la granadina, reclamando una mayor presencia y participación del género en el sector de las artes escénicas). En el apartado técnico, el Premio Max al mejor diseño de espacio escénico fue para Elisa Sanz, por Bodas de sangre; el del mejor diseño de vestuario a Maria Araujo por Ricard III; y el mejor diseño de iluminación a Lola Barroso por Furiosa Escandinavia.
Por lo demás, la gala transcurrió con la agilidad debida, con jugosas actuaciones musicales y escénicas y la celebración del teatro en clave de futuro.
También te puede interesar
Lo último