Málaga recuerda a Ana Delgado, la única princesa española en la India
Nació en el actual número 17 de la calle Peña, donde el Ayuntamiento ha instalado una placa conmemorativa
"No creo que sea una artista valiente, es que para mí no hay otra opción"
Málaga/Ana Delgado, más conocida para el público como la princesa de Kapurthala, sobrenombre que tiene su origen en su enlace matrimonial con el maharajá Jagatjit Singh, ya tiene su placa en Málaga. La bailarina malacitana, de cuya muerte se cumplen 60 años este 7 de junio, ha reunido este jueves a decenas de personas alrededor de la que fuera su casa natal, en la calle Peña número 17. Al acto han acudido, entre otros, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre; y la concejala de Cultura y Deporte, Noelia Losada.
Las leyendas en torno a la bailarina son muchas y con el tiempo han acabado superando con creces la frontera física de la ciudad. Tanto es así que a día de hoy son varias las obras que recuerdan su biografía, salpicada de curiosidades y aderezada por una increíble historia de amor. Entre ellas destaca Anita Delgado, Maharaní de Kapurthala, un monográfico autoría de Elisa Vázquez de Gey, una de las mayores especialistas en su figura. No obstante, las vivencias de Delgado distan mucho de ser todo lo reconocidas que podrían en su tierra. Y eso se plantea atajar el Ayuntamiento.
En este sentido, Losada ha aprovechado la ocasión para destacar que "esta historia se acabará convirtiendo en algo grande cuando los guionistas de cine y series quieran". De la Torre, en cambio, ha preferido destacar lo que el legado de la bailarina significa en clave institucional, hasta tal punto de que podría llegar a ser una oportunidad de "estrechar lazos" con la India.
La vida de Delgado atesora momentos variopintos. Tras la clausura del bar La Castaña, por motivos económicos que regentaba su familia, puso rumbo a Madrid a probar suerte. La formación anterior de la bailarina en la Academia de Declamación, patrocinada por Narciso Díaz de Escovar, la ayudarían a subsistir durante un tiempo.
Aunque no fue hasta que el azar la puso en el camino del maharajá cuando su dicha cambió. Mientras paseaba de camino a una actuación, de repente, se vio envuelta en una marabunta de gente que caminaba tras la comitiva de una boda. En un momento dado, recibió un golpe de uno de sus los escoltas del notable hindú. Allí se vieron por primera vez.
En Madrid, Delgado trasegó por una ciudad de cafés, poetas y escritores con Pio Baroja o Valle Inclán -quien llegó a actuar de celestino en su relación con el príncipe intermediando con una carta- como célebres protagonistas.
Sería después, y ya de mano de Singh, cuando viajaría a la India. En aquel entonces un país exótico y desconocido para la mayoría de los europeos, y se convertiría en la primera -y última hasta la fecha- princesa española en ese país. Ahora, Málaga pretende que su legado no permanezca en el olvido.
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