Málaga recupera el Teatro Echegaray convertido en un referente escénico
Equipamientos Encuentro para una fecha histórica
Diversas personalidades de la vida política, social y cultural de la ciudad participaron ayer en la gala de inauguración ocho años después del cierre del inmueble · El espacio se reivindica como templo para las artes fuera de las corrientes mayoritarias
El Cine Echegaray, construido en 1932 por el arquitecto Manuel Rivera Vera (personaje decisivo en la constitución de la actual fisonomía de la capital malagueña), era en 2001 un cine en estado ruinoso del que apenas quedaban reflejos de su antiguo esplendor. Nada en sus raídas butacas, ni en las mohosas moquetas ni en la humedad de las paredes (las leyendas hablaban de cucarachas y chinches) recordaba al coqueto inmueble que gozó del favor de la burguesía local en la Primera República y también de las clases menos pudientes a lo largo de buena parte de la dictadura franquista. Todo en aquel edificio pedía a gritos el cierre y la reforma, y así fue: la última película que se proyectó fue La sombra del vampiro. Después se sucedieron ocho farragosos años de accidentales reformas (que alcanzaron un presupuesto de 7'2 millones de euros) dirigidas por el arquitecto Francisco Peñalosa, salpicadas de largos periodos de inactividad motivadas por el hallazgo de restos arqueológicos en el subsuelo de muy difícil catalogación y solución (los estratos remitían al mismo origen de la ciudad), finalmente cubiertos. No faltaron, en los últimos años, cuando ya se vislumbraba el fin de la intervención, problemas en cuanto a la futura gestión del espacio: aunque se daba por hecho que el Teatro Cervantes se haría cargo de la misma, el Ayuntamiento barajó durante unos meses la posibilidad de cederla a una entidad privada, si bien finalmente desestimó esta opción y devolvió la responsabilidad al Teatro Cervantes. Todo un trasiego que culminó ayer con la inauguración del espacio municipal, reconvertido en un teatro moderno y versátil en su condición de verdadero referente escénico para la vanguardia, mediante la gala presentada por Fiorella Faltoyano, que contó con las actuaciones de Rea Danza, el octeto de la Orquesta Filarmónica de Málaga Conjunto Música Viva, Javier Ojeda y la compañía Caramala, y a la que acudieron diversos representantes de la Málaga política, social y cultural.
Una larga alfombra roja (similar a las extendidas en el Festival de Cine) que llegaba hasta calle Granada y una iluminación propia de estreno hollywoodiense daban la bienvenida a los invitados. Encabezó la comitiva el alcalde, Francisco de la Torre, junto al delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, y buena parte de la corporación municipal. Por parte de la Diputación provincial de Málaga acudieron la diputada de Cultura, Susana Radío, y el director del mismo área, Juan Antonio Vigar, mientras que la Junta de Andalucía quedó representada por el delegado provincial de la Consejería de Cultura, Manuel Jesús García Martín. No faltaron a la cita, entre muchos otros destacados, la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle; el director del CAC Málaga, Fernando Francés; la directora del Teatro Cervantes y del Echegaray, Charo Ema; el gerente de la Orquesta Filarmónica de Málaga, Juan Carlos Ramírez; el director de la temporada lírica de Málaga, Lorenzo Ramos; los arquitectos Salvador Moreno Peralta, César Olano y Borja Peñalosa (continuadores de la dirección de las obras tras el fallecimiento de Francisco Peñalosa el año pasado); el pintor Eugenio Chicano y el actor Óscar Romero. Paradójicamente, el panorama musical y teatral malagueño no contó con una representación muy nutrida en favor de los representantes del ente público.
Durante el acto, el alcalde tuvo un recuerdo para Francisco Peñalosa, quien "hubiera celebrado aquí este día, aunque tenemos su obra para recordarlo" y afirmó que el nuevo Teatro Echegaray "es un éxito de toda la ciudad que perdurará y por el que habríamos luchado aún sin competir por la Capitalidad Cultural de Europa en 2016". Igualmente, De la Torre trasladó un animoso saludo de parte de Antonio Banderas. Todo listo: ahora es la ciudad la que debe ganarlo.
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