Manolo Alcántara, Premio Nacional de Circo: “En este oficio, si pierdes la ilusión lo has perdido todo”

La compañía catalana trae al Teatro Cánovas este fin de semana su última y personal propuesta, ‘Dèjá Vu’

Un momento del espectáculo 'Dèjá Vu', lo último de Manolo Alcántara. / Raquel García

Málaga/Habla con pasión de un oficio que lo tiene atrapado desde hace media vida y al que dedica más horas y esfuerzos de los que su familia desearía. Su apuesta por ahondar en espectáculos contemporáneos y muy personales le ha valido el Premio Nacional de Circo, recibido el pasado octubre. Este fin de semana, Manolo Alcántara llega al Teatro Cánovas de Málaga con su última propuesta, Dèjá Vu. Es la segunda vez que recalan en este escenario. “Es una suerte que sigan confiando en nosotros, esperamos volver con el siguiente”, dice.

–¿Cada actuación es distinta?

–Los que nos dedicamos a este oficio tenemos la suerte de poder hacer especial cada actuación. Siempre sacas algo positivo, empezando porque haces lo que te apasiona.

–¿Qué es Déjà Vu?

–Es una pieza de circo contemporáneo muy personal, muy mío, como circo de autor. Y habla de la distancia entre lo que una persona es y lo que quiere ser. En este caso, muy acusada. El personaje es un completo antihéroe, alguien gris, taciturno, derrotado. Siempre me gustó mucho el perdedor y creo que nos hace reflexionar a todos.

–Se inició en esto del circo con unos malabares y un libro. ¿Qué gusanillo le picó?

–Yo no encontré el circo, el circo me encontró a mí. En un festival de teatro de calle cerca de casa, cuando tenía 23 años y ya trabajaba, me crucé con el circo. Y lo cogí con una pasión y con un amor tremendo. En 1996 firmé mis primeros contratos, desde entonces soy profesional de esto. Llevo 25 años en el oficio.

–Ha sido autodidacta...

–Sí, porque en mi época o salías al extranjero o aquí no había nada. Nosotros mismos gestionábamos algunos cursos y eso es lo que hice. Realmente, toda mi carrera ha salido de mirar mucho hacia dentro, de ser muy intuitivo, de escuchar esa naturalidad que te da el ser autodidacta. Veo muchos espectáculos muy académicos y eso yo no lo tengo porque no lo he cultivado. No es una cosa mejor que otra, da igual lo que hagas si lo haces bien y con rigor. Hay que darle valor a que haya variedad, que siga existiendo lo tradicional y lo clásico, y lo contemporáneo. Lo único es que a mí me interesa mucho trabajar esta línea más contemporánea. Me gusta la sugerencia, dotar de un guión dramático a los espectáculos, trabajar el más bonito, el más sorprendente o el más original y no el más difícil, que es la máxima que ha tenido el circo durante mucho tiempo.

–¿Qué busca en este momento de su carrera?

–Me gusta mucho que toda acción cotidiana sea susceptible de ser coreografiada y me lo tomo como un reto. Hago un circo muy mío, me gusta crear un sello, una identidad. Y esto sin repetirme, porque hago espectáculos muy distintos. Pero poner música en directo siempre y trabajar con una escenografía muy cuidada, con herramientas insólitas, está en mi ADN. Soy un cacharrero, un inventor de cacharros peculiares, va ligado a mí. Igualmente, el dejar una lectura abierta al espectador.

–¿Cómo es su proceso creativo?

–Primero me vienen qué elementos y cómo los quiero trabajar y una vez que ya tengo diseñado el mundo visual es cuando el personaje va hablando y sale la pregunta. En el caso de Dèjá Vu quería trabajar con desproporciones y medidas que fueran grandes y pequeñas. Trabajando con el material es cuando le vi el tono al personaje, que aunque es un antihéroe es un soñador y tiene esta dualidad que le hace escaparse, al menos, en su imaginación.

–¿Qué le ha supuesto ganar el Premio Nacional de Circo?

–Mucha felicidad. Los del circo, que estamos acostumbrados a arremangarnos, al pico y pala y hacerlo todo nosotros, que tenemos pocas ayudas, nos viene muy bien tener ilusión, motivación y energía. Si pierdes la ilusión lo has perdido todo. El premio es una inyección de moral, de estímulo, que te da crédito para estar motivado otros 25 años. Yo no voy a cambiar, voy a seguir haciendo lo mismo.

–Se define como artesano del circo, ¿qué significa esto?

–Me considero a partes iguales artesano que artista. Lo hago todo yo en mi pequeño local, con mi pequeña compañía. Pero, a veces, estas propuestas pequeñas llegan a transmitir tantas emociones como algo más grande. Quiero seguir muchos años en el escenario y este premio te aporta mucha ilusión. También te lleva al agradecimiento. He llegado hasta aquí porque mucha gente ha apostado por mí y ha confiado en mis locuras. He sentido mucho afecto del sector.

–Venía de una mala época...

–Sí, hace dos años me rompí un brazo, tuve que pasar por el quirófano y cuando volví, después de diez meses de baja, llegó el confinamiento. He pasado dos crisis seguidas sin trabajar y ha sido agotador. Pero tenemos una agenda apretada y este es el verdadero premio, que haya trabajo.

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