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Un año sin Manuel Alcántara
Málaga/El primer aniversario de la muerte de Manuel Alcántara, fallecido a los 91 años el 17 de abril de 2019, encuentra a Málaga confinada y en cuarentena, una ciudad extraña y adversa. La obra del poeta y periodista, sin embargo, goza de una vigencia fuera de discusión. En lo poético, sus versos han gozado en los últimos meses de antologías y reediciones que han permitido recuperar poemas dispersos e incluso textos inéditos de la mano principalmente de la Fundación Manuel Alcántara (que precisamente este viernes comparte en sus redes y en abierto el documental El pésimo actor mexicano, aproximación a la figura del escritor dirigida por Manuel Jiménez en 2011) pero también del Ayuntamiento de Málaga, la Fundación Málaga, la Fundación Unicaja y otras instituciones: cabe recordar, además, que Alcántara falleció cuando acababa de ser reconocido como Autor del Año por el Centro Andaluz de las Letras, lo que entrañó ya un impulso decisivo a su poesía con otra consecuente antología. En cuanto a los más de 22.000 artículos periodísticos que llegó a publicar, seguramente su mayor vigencia tiene que ver con el modo en que se echan de menos sus columnas a la hora de abordar sucesos como la columna del coronavirus; pero, en todo caso, el Manuel Alcántara periodista sigue siendo un autor referencial, estudiado, divulgado y asumido como modelo de nuevo, principalmente, gracias a su Fundación y a los principales columnistas españoles del presente, que no han dudado en reconocer su magisterio. El legado que Manuel Alcántara dejó tras de sí es, por tanto, un legado vivo que seguirá alumbrando a autores, lectores, críticos, cómplices y amantes de la poesía y el periodismo, hemisferios que el malagueño trenzó en su escritura de manera elocuente.
Nacido en Málaga el 10 de enero de 1928, Alcántara dio a conocer sus primeros versos en el 51 en las tertulias del madrileño Café Varela, donde antes de la guerra departieron los hermanos Machado, Unamuno y León Felipe y ahora eran un puñado de poetas y periodistas los que a duras penas mantenían viva aquella llama ya, cuanto menos, tristona y dudosa. Allí trabó amistad con Antonio Mingote y Julio Camba un Manuel Alcántara decidido a abrirse camino como poeta. Aquellos primeros versos cristalizaron en 1955 en su primer libro, Manera de silencio, que obtuvo el Premio Antonio Machado en 1955. También tentó el malagueño la suerte con el teatro, con algún estreno durante aquellos años en el Chapí que no fue a mayores. El porvenir quedaba despejado a mayor gloria de la poesía: en 1962 llegó el Premio Nacional por Ciudad de entonces, cuando Alcántara ya había publicado El embarcadero (1958) y Plaza Mayor (1961). En 1958, sin embargo, Alcántara aceptó como compañero de viaje al periodismo, primero en el Semanario de los Estudiantes Españoles y poco después en Arriba, donde ya destacó como uno de los articulistas más certeros, capaces y afilados del periodismo español. Su éxito ganó otros cauces posteriormente en cabeceras como Pueblo, Ya, Marca, La Hoja del Lunes y Época; su llegada al grupo Vocento como columnista se tradujo, al fin, no sólo en la consagración de Manuel Alcántara (a quien el diario Málaga Hoy reconoció en 2017 como Malagueño de Hoy) como el columnista español más importante de su tiempo: también, para mayor justicia del género, de la columna periodística como estandarte cultural de su país, a la altura de la poesía y la novela.
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