Mayte Martín: "Tu libertad como artista debe partir del respeto, no del ego ni de la ambición"
La cantante se embarca un nuevo proyecto ajeno al flamenco, 'Tatuajes', con el que llega el próximo 25 de febrero al Teatro del Soho
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Esas canciones que se quedaron pegadas al alma de Mayte Martín, que desde niña guardó en su caja de tesoros, salen ahora de su potente garganta para conformar el repertorio de Tatuajes. En formato de cuarteto, acompañada por piano, contrabajo y batería, la versatil artista se sumerge en su particular homenaje a títulos inmortales alejados del flamenco. El próximo sábado 25 de febrero presentará este trabajo en el Teatro del Soho.
-¿Se define como cantante o cantaora?
-Cuando canto flamenco soy cantaora porque así se define a una persona que canta flamenco, pero yo soy cantante. Puedo expresarme y lo hago desde muy joven con otros lenguajes musicales. Para mí un género no es solamente un repertorio o unas canciones, sino una manera de sentir las cosas, una forma de expresar, y en los géneros hay que bucear. Si fuera solamente cantaora no me dedicaría también en cuerpo y alma a hacer otros proyectos que musicalmente nada tienen que ver con el flamenco.
-La presentación en Andalucía de su nueva propuesta será el próximo 25 de febrero en el Teatro del Soho
-Sí y me hace mucha ilusión. Soy medio malagueña, adoro Málaga, es mi segunda ciudad. Además, aquí en Andalucía, como en todos lados, tengo mi estigma, que no lo digo en sentido peyorativo, pero estoy etiquetada como cantaora flamenca, que indudablemente lo soy, pero siempre digo que el flamenco es mi origen y no mi yugo. Y con Tatuajes presento un espectáculo que no tiene nada que ver con el flamenco.
-¿Qué es Tatuajes?
-Es un espectáculo que recoge temas muy emblemáticos, que ya se han convertido en clásicos, míticos, que son parte del registro emocional y del hipotálamo de aquellas personas a las que le guste la música.
-¿Cómo fue la selección de canciones?
-Realmente se han seleccionado solas, las canciones me seleccionan a mí, ellas escogen estar ahí, son temas que me han conmovido desde muy joven, incluso desde pequeñas. La selección ya estaba hecha dentro de mí. Luego está tomar la decisión de llevarlo a cabo, emprender un trabajo de arreglos, de concepto, etcétera. Pero realmente solo he tenido que mirar dentro de mí para ver qué canciones se habían quedado pegadas en mi corazón que no tuvieran nada que ver con el flamenco.
-¿Se ha quedado alguna fuera?
-No hay tantas canciones marcadas a fuego, esas que me emocionan o me conmueven en cada escucha. No sé si se ha quedado alguna fuera, pero si es así entrará, porque los espectáculos están vivos y si de repente me surge añadir una canción yo lo hago, igual que si decido eliminarla porque aunque me guste no me hallo cantándola, no obtengo el resultado o siento que en algún sentido la desmerezco.
-¿Supone también un homenaje a esos autores y cantantes que las hicieron?
-Por supuesto, es un homenaje, una reverencia a los autores y a los cantantes que les han dado vida, que las han convertido en tatuajes. En mi carrera, todo lo que he hecho reconoce, de algún modo, y rinde pleitesía a lo clásico, a lo que me ha precedido en cualquiera de los géneros que aborde. Respeto el lugar de donde vienen las cosas y hay que agradecer siempre y mucho que grandes autores y cantantes nos hayan dejado en nuestro inventario emocional canciones de la grandeza de Gracias a la vida, Ne me quitte pa o Alfonsina y el Mar, tres de los títulos que van a estar ahí.
-Para seguir en la brecha, ¿hay que reinventarse continuamente y ser versátil, es fundamental esa búsqueda para usted?
-Para mí es fundamental obedecer a mi corazón. Es verdad que ya tengo a la gente acostumbrada a esa versatilidad mía y a esas maneras diferentes de expresarme que hay dentro de mí y que todas necesitan ser utilizadas, pero estoy segura que esto generó confusión y enfado al principio de mi carrera. Pero es que yo soy esto, soy una persona que ama a la música, cuya primera palabra musical fue el flamenco, porque era lo que se escuchaba en casa, pero que a medida que fui creciendo, abrí el corazón y los oídos a otras músicas que me han interesado y dado tantas alegrías como el flamenco y que me han hecho elaborar el flamenco de una manera diferente, especial.
-¿Cree que el flamenco ha sido o es un género especialmente conservador?
-En el flamenco lo que no hay es un término medio, solo hay los dos extremos. Hay una mala reacción por parte de los aficionados a las nuevas propuestas. Creo que esto ocurre porque estamos faltos de nuevas propuestas que de verdad tengan fuste dentro del flamenco. Creo que hay mucha necesidad de los artistas de estar en la palestra, de ponerse de moda, de hacer algo que no hayan hecho antes los demás sin importarles en absoluto si ese algo tiene un valor artístico o no… Yo como aficionada al flamenco no creo que haya un término medio, que me parece el interesante, el bonito, y es que nuevas voces, nuevas maneras de hacer flamenco se incorporen a un género que, como todos, merece respeto y que su repertorio se conserve. El flamenco es una religión y hay que tener mucho cuidado, no todo el mundo está capacitado para hacer cosas distintas y que tengan fuste. Cuando la razón es comercial, para mí pierden la credibilidad y el valor artístico.
-¿En ese término medio situaría la libertad creativa?
-En el arte hay libertad pero lo que ha de haber, por encima de todo, es respeto. Puedes y debes hacer uso de tu libertad como artista pero a partir del respeto, no del ego, ni de la ambición, no buscando ser popular, famoso, ganar mucho dinero o que se hable mucho de ti. En realidad no buscando nada, si tienes una voz propia, que va a contar algo distinto al flamenco aunque sea sutilmente, pues perfecto, pero sobre todo tiene que haber respeto por lo que ya está creado. Francamente lo que veo como aficionada es poca razón de ser de la mayoría de las cosas, buscan la originalidad y no tienen fuste. En el arte se tiene que rebuscar dentro, no fuera. Hay que tener mucho talento y respeto para hacer cosas como las que ha hecho Morente, por poner un ejemplo. Esa vuelta de tuerca no es forzada, es algo natural, la originalidad le viene de serie. Hay que tener, además, mucho conocimiento y mucho saber sobre la materia prima estás manejando para que de ahí salga una cosa con cara y ojos que haga avanzar el flamenco en lugar de hacerlo retroceder.
-La aprecian crítica, público y compañeros, ¿dónde está la clave para meterse a todos en el bolsillo?
-No sé si esto es así, pero lo que sé es que el público que tengo es gente que entiende desde donde hago las cosas. No sé si hay alguna clave, pero lo que sí puedo decir es que soy verdad y eso me parece fundamental. Si empiezas a buscar fuera llega un momento en el que te desconectas de ti y de tu propia esencia y a mi no me ha ocurrido jamás. Mi razón de estar en el arte es el respeto que tengo, no hay ego, ni nada de esto. Sé perfectamente que estoy en segundo plano, que lo primero de todo es el arte y después estamos los que lo hacemos.
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