El mejor secreto de Dani García
Tercera Estrella Michelin
“La tercera estrella Michelin supone el fin de una etapa”, asegura el marbellí. El equipo del chef relata cómo fue la noche del miércoles
Marbella/Su nombre figuraba prácticamente en todas las quinielas de los críticos gastronómicos más destacados del país y el pronóstico se cumplió. El 21 de noviembre de 2018 pasará a la historia como el día en que se hizo con la más alta distinción en la gastronomía, 18 años después de su primera estrella Michelin. Y es que cuando uno sueña con ser cocinero y empieza a trabajar en la cocina de un restaurante no sabe si algún día llegará a conseguir una estrella. Aún así la primera llegó cuando apenas tenía 24 años “y la verdad es que aunque fue una experiencia increíble creo que no le di toda la importancia que merecía porque no sabía el impacto que tendría en aquel momento. No lo aprecias hasta que pasan los años y cuando te das cuenta quieres dos. Y cuando lo consigues solo quieres llegar a tres a sabiendas de que es muy difícil”, aseguró ayer el chef malagueño Dani García, de vuelta a Marbella tras su paso por Lisboa, donde se hizo con la codiciada tercera estrella Michelin.
¿Y ahora qué? Su ascenso a la cúspide de la alta cocina supone, en sus propias palabras, “el final de una etapa” más que el comienzo de otra. Pero toca seguir trabajando, algo que no ha dejado de hacer en estos algo más de veinte años. “Mañana toca volver a trabajar como cada viernes y a partir de la próxima semana nos reuniremos todo el equipo para reorganizarnos y ver como enfocamos la temporada. Ahora toca reflexionar porque evidentemente las cosas cambian. Lo único que queda es mantenerte y hacer feliz a la gente a través de la alta cocina”, señaló este jueves.
Parte del éxito de Dani García se forjó en La Cónsula, donde realizó sus estudios de cocina, aunque por aquel entonces todavía no tenía muy claro a qué se quería dedicar. Con el paso de los años no solo hizo de la cocina su profesión sino que ha logrado consolidarse como un referente internacional con su reinterpretación de la cocina andaluza. “No es solo el trabajo de un año. Han sido 20 años brutales dedicados en cuerpo y alma a la alta cocina la mayor parte del tiempo. Y no solo soy yo, detrás de Dani García hay todo un equipo que vive el día a día con el mismo entusiasmo que yo”, comparte.
Por eso, aunque era el sueño del jefe todos compartían la misma ilusión. En el Restaurante Dani García, en Puente Romano, todos tenían la mirada puesta en la gran pantalla. Los nervios y la emoción formaban parte del cóctel de la noche del miércoles. Hasta que a las 21:09, una hora menos en Lisboa, en un restaurante elegante y correcto, todos gritaban y saltaban de emoción, incluidos los propios comensales que se encontraban cenando esa noche. Risas, lágrimas, abrazos y champán. “Empecé a trabajar con Dani García cuando todavía no tenía ninguna estrella Michelin y he tenido la suerte de estar presente en las tres. Y la verdad es que la tercera se vive muy diferente, con una emoción especial. La primera, al fin y al cabo, casi te la esperas; la segunda la deseas y da mucha alegría; pero la tercera es como cerrar un ciclo”, comentó David Almenta, maitre del equipo del chef malagueño.
Sobra decir que para quienes se dedican a la alta cocina la gala de entrega de las estrellas de la Guía Michelin se vive tan intesamente como si fuera la final de la Champions de la gastronomía. Un éxito que comparten cocineros, camareros, maitres, sumillers y todos los que conforman el equipo de Dani García, que no dudaron en celebrarlo a lo largo y ancho de todo el restaurante, incluidos los clientes que se encontraban allí. Y para muestra un vídeo en directo en el que puede verse a todo el equipo en plena celebración tras recibir la noticia. “A nosotros no nos salían las palabras. Profesionalmente supone haber conseguido el reto y el sueño de todos los que nos dedicamos a esto”, agregó.
“Fue una locura lo que se formó aquí en un momento. La gente del gremio nos decía que este año era el nuestro pero hasta que no escuchamos su nombre en la gala no nos lo creímos. Fueron momentos de muchos nervios y mucha emoción. Ha sido tantísimo el esfuerzo de todos los que trabajamos aquí por conseguirlo, mucha constancia, que estamos muy contentos”, expresó, por su parte, el jefe de cocina y mano derecha del ya tres estrellas Michelín, Daniel Galeote. “Hicimos un vídeo en directo para que viera la que habíamos liado en la cocina en ese momento y la gente pudiera saludarlo. Es muy emocionante ver como entramos en una liga un poco más ajustada”, apuntó.
Alejandro Hernández aterrizó en el equipo de Dani García el pasado mes de abril. Pese a ser una de las incorporaciones más recientes el 21 de noviembre de 2018 ha marcado un antes y un después en su vida profesional. “Es un momento mágico, algo que sabes que te va a pasar una sola vez en la vida y formar parte de esa historia tan bonita te da esa energía para los años venideros”, aseguró este sumiller.
Por su parte, Vicente Sánchez lleva trabajando con Dani García desde febrero de 2015, y anda que no ha “llovido” desde entonces. “Ya era un sueño de Dani en aquella fecha y por el cual llevamos luchando estos casi cuatro años. La verdad es que ha habido altibajos a lo largo de todo este tiempo pero al final ha salido a relucir todo lo que hemos trabajado y ahí tenemos nuestra recompensa, el conseguir lo que tanto deseábamos”, comentó. Sánchez empezó a trabajar en el equipo como runner, o lo que es lo mismo, como ayudante de bandeja. Hoy forma parte del grupo de camareros gracias a su esfuerzo y años de sacrificio que ahora se ven recompensados con un cachito de la historia de los Óscars de la gastronomía. “Ha sido un sueño. Todavía no nos creemos lo que hemos sido capaces de conseguir. Anoche lo vivimos con mucha ilusión. A partir de ahora toca seguir trabajando para conservar lo que hemos conseguido y seguir superándonos día a día”, agregó.
En el mostrador de la entrada del restaurante ya pueden verse tres estatuillas Michelin que simbolizan los tres sueños cumplidos del chef, cuyo equipo lo componen más de una treintena de personas. Entre ellos está Luis Pintor, maitre, quien posa con orgullo junto a su compañero con las estatuillas. “He tenido la suerte de trabajar en varios tres estrellas pero ya consolidados y lo que viví ayer fue único. El momento de pasar de dos a tres estrellas es algo muy especial”, comentó este trabajador, quien señaló que “la evolución sigue, aunque hayamos conseguido el nivel más alto todavía se puede seguir creciendo y evolucionando mucho más”.
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