El sueño de María Méndez: una joven modista de Benalmádena en el musical 'Chicago' de Madrid
Ha logrado una plaza para desempeñarse entre bastidores en el Teatro Apolo de Madrid con sólo 21 años
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Málaga/El sueño de las artes escénicas se le apareció a María Méndez por primera vez cuando apenas era una niña, gracias a la compañía de teatro que regentaba su tía, de la que enseguida se quedó prendada; sin embargo, el trasiego por el camino de la vida, con sus aciertos y errores, acabaría por hacer que alterase sus planes. Aunque, en la práctica, no más de unos cuantos metros, puesto que su labor no transcurre bajo los focos, sino un poco más atrás: entre bastidores.
Una determinación que, después años de esfuerzo y trabajo duro, aún no demasiados, puesto que apenas tiene 21, han otorgado una recompensa mayúscula tanto a ella como a los suyos, llevándola desde su Benalmádena natal, allí donde su pasión se desembarazó de los brazos de Morfeo; hasta el musical Chicago de Madrid, sito en el Teatro Apolo, quizá no con el nombre de la deidad griega del arte por casualidad.
Porque el arte tiene tantas expresiones como dones atesoran las personas. Y el de María, a partir del día que cogió una máquina de coser de su madre "de no sé de que año" para hacerse unas piezas por gusto, ha sido la costura en casi todas sus vertientes. Es a esto, precisamente, a lo que dedica sus días de trabajo y sus noches de pensamiento; siempre con la mente puesta en que la función salga "a pedir de boca".
"En Chicago el vestuario viene marcado por Broadway. Nosotros estamos para confeccionar los añadidos que hagan falta para el espectáculo, hacer arreglos, resolver cualquier cosa que pueda salir mal... Pero sobre todo para los cambios rápidos de vestuario", cuenta.
Una labor que no suele obtener el reconocimiento que merece y en la que es incluso posible que el espectador ni repare, pero sin la que sería imposible sentarse a disfrutar en el banco de butacas de cualquier función. Ni tampoco "presenciar prácticamente el mismo show en cualquiera de los 36 países que se ha representado", como así se hace.
Algo inimaginable para ella cuando desembarcó en la capital, tras terminar el grado superior en Modelismo de Indumentaria en la Escuela de Artes de San Telmo, y antes de ponerse a hacer remiendos en pro del buen hacer del elenco, ya que no es para nada frecuente que alguien tan joven trabaje en un departamento tan técnico y crucial. Aunque no se cierra puertas.
Más aun porque no descarta, si esta aventura en la capital concluye, o incluso de manera paralela si continúa, dar rienda suelta a su parte "más creativa" con vistas a convertirse en diseñadora de moda, hacia lo que ya se han encaminado algunos compañeros de promoción que "comienzan a despuntar".
Pero todo a su debido tiempo, porque a María aún le queda una larga andadura hasta alcanzar el Olimpo de la costura. Eso sí, hay que reconocer que con un comienzo soñado.
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