El Museo Picasso de Málaga "no debe regodearse del éxito"
El director artístico de la pinacoteca, José Lebrero, que deja el cargo a finales de año, insta a pensar en la "sostenibilidad del modelo".
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El Museo Picasso de Málaga cumple veinte años este viernes con indicadores cuantitativos y cualitativos positivos, según su director artístico, José Lebrero, que sin embargo advierte de que "no es momento de regodearse del éxito, sino de pensar en la sostenibilidad del modelo".
Lebrero se refiere tanto a la situación del propio Museo como a la de Málaga, "hoy apreciada como ciudad de los museos", y apunta que ambos "se enfrentan al problema del éxito" y deben pensar "en los peligros que provocan un exceso de transeúntes o un proceso de expulsión de los residentes del casco histórico".
"Si hace veinte años se le hubiera preguntado a algún dirigente de la ciudad o a las personas implicadas en la creación del Museo cómo sería el escenario cultural, social y turístico de la ciudad ahora, dudo mucho que alguien pudiera imaginar el estado actual".
Defiende la condición del Museo Picasso como "gran faro de atracción cultural" y recuerda que "el número de personas que visitan este Museo es incluso superior a las visitas de todos los otros museos de la ciudad juntos".
Los orígenes del Museo
Al remontarse a los orígenes, recuerda las dos exposiciones de los años 90 en el Palacio Episcopal de Málaga -"Picasso Clásico" y "Picasso. Primera mirada"- como "un antes y un después en la historia de la museología en la ciudad".
"El poco perfume picassiano que había, porque era un artista prácticamente olvidado en la memoria de la ciudad, era un perfume español, y a partir de esas exposiciones y con Christine -nuera del pintor- se le da un toque francés al Museo e incluso a la ciudad", asegura.
Junto a Christine, su hijo Bernard ha tenido "una presencia continuada y la vocación no solo de formar parte del proyecto del Museo, sino de protagonizarlo", según Lebrero, que agrega que Bernard "es y ha sido importante y, gracias a él, el Museo ha conseguido logros que sin él no habría tenido".
Admite que, frente a los Museos Picasso de París y Barcelona, el de Málaga es "el que tiene la colección propia más pequeña, y así ha sido siempre", pero, "gracias a la implicación de Bernard y a su colección, se refuerza en lo que ofrece en su colección permanente".
Balance de su gestión
Lebrero dejará su cargo el próximo 31 de diciembre y reconoce, al hacer balance de su mandato de catorce años, que "en el campo de la dirección de museos siempre quedan cosas por hacer, porque el buen arte nunca se acaba", pero el Museo "tiene un equipo muy profesional" y el "eco" de la institución "llega a muchos sitios de maneras diversas y sorprendentes".
"Cuando llegué, se me decía que este era un Museo para guiris y antipático con la ciudadanía. Creo que se ha inscrito más en el territorio de la ciudad y que hay muchas más personas que se sienten bien con este Museo, y, aun siendo un museo para transeúntes, no es solo un museo espectáculo".
Para Lebrero, "hay que intentar resistirse, en los momentos en que las cosas van bien, a la tentación de banalizar lo que se hace, porque el peligro del espectáculo y de la comercialización está por doquier".
Exposiciones de mujeres artistas
También se enorgullece en su gestión por las exposiciones temporales dedicadas a mujeres artistas, ya que "si se hace memoria de la situación museística en España o incluso en Europa hace quince años, no era la misma".
"Ahora está de moda, y aquí llevamos catorce años haciendo exposiciones de mujeres artistas muy brillantes. A Hilma af Klint la conocíamos siete en España y hubo que esperar a que el Guggenheim de Nueva York hiciera una exposición para que todos la encontraran", resalta Lebrero, que recuerda otras muestras como las dedicadas a Paula Rego o a las mujeres surrealistas.
Ha sido "una línea de trabajo al principio mirada con cierto escepticismo, eso de meter señoras en el universo de Picasso, pero ahora es una de las líneas que contribuyen a que este Museo tenga una personalidad diferenciada".
Esta apuesta continuará con la primera exposición temporal de 2024, dedicada a María Blanchard, "la mejor artista española de la primera mitad del siglo XX, que sigue siendo una desconocida en el mundo no francoespañol", según Lebrero, que espera que en el futuro el Museo "siga siendo sensible a esto".
Cómo será el futuro
Al preguntársele cómo será su jubilación a partir del próximo 1 de enero, señala que, "cuando alguien está acostumbrado a mirar arte, no se puede dejar de hoy para mañana, pero se hace de otra manera" que "no tiene que pasar necesariamente por la dirección de un museo".
"Me gustaría que el Museo Picasso del futuro respete lo que ha conseguido hasta 2023 y sea sensible a ello, que no se practique la ley de tierra quemada. A veces llega alguien nuevo y parece que todo tiene que ser de otra manera, pero un museo sin memoria es otra cosa, no un museo", subraya sobre lo que espera de su sucesor, cuya selección está actualmente abierta.
Este vigésimo aniversario del Museo coincide con un conflicto laboral, por el desacuerdo en la negociación del nuevo convenio colectivo, que ha supuesto la convocatoria de varias jornadas de huelga y otras protestas, aunque Lebrero rehúsa dar su "opinión personal" al respecto.
Desconoce si han "influido" en el enconamiento de la negociación las altas condiciones económicas ofrecidas a su sucesor en el concurso para elegir al nuevo director artístico. "Pensé por un momento presentarme, pero lo dejo aquí", bromea.
Sí está convencido de que "el escenario de la cultura es quizás el mejor para resolver los conflictos de manera civilizada, educada, imaginativa y respetuosa con el otro" y la cultura "permite tener divergencias, pero llegar a consensos posibles", algo que espera que en el Museo "suceda pronto".
A partir del 1 de enero de 2024, cuando ya no sea director artístico, regresará a veces al Museo Picasso, ya como un visitante más. "Vendré oculto con una gorra de vez en cuando", asegura sonriendo.
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