Nieves Rosales estrena 'Mujersilencio: Crónica de la frontera', la guerra contada con su cuerpo

La coreógrafa y bailarina estrena este viernes en el Teatro Echegaray su última obra, inspirada en la novela ‘La frontera lleva tu nombre’, de Elena Moreno

Nieves Rosales: "Para que la danza llegue solo hacen falta ganas de emocionarte y un corazón abierto"

Nieves Rosales: “El hombre siempre le ha tenido mucho miedo a la mujer poderosa”

Nieves Rosales, ayer, en el ensayo general de 'Mujersilencio: Crónica de la frontera'. / Javier Albiñana

Para los profanos en la materia sorprende e incluso fascina cómo un texto escrito puede convertirse en danza. Sin embargo, para la coreógrafa y bailarina Nieves Rosales las palabras se transforman en puro movimiento, primero en su cabeza y luego en su cuerpo. Eso le ocurrió con la novela de Elena Moreno La frontera lleva tu nombre, un libro que cayó en sus manos, devoró como buena apasionada de la lectura y supo moldear hasta conseguir un relato bailado sobre la guerra civil española y las mujeres a las que les tocó sufrir la contienda. Mujersilencio: Crónica de la frontera, de la compañía Silenciodanza se estrena este viernes en el Teatro Echegaray dentro del festival Danza Málaga y ya tiene fechas cerradas en Sevilla, Albacete y Cáceres.

“Vuelvo a trabajar sobre la figura de la mujer, a abordar el imaginario femenino, que es algo que me ha interesado desde el principio”, explica Rosales, que comenta que la gran novedad para ella ha sido trabajar desde la novela, ya que habitualmente lo hace desde un texto teatral. “Siempre he pensado que tenía pendiente hacer algo sobre la guerra civil, sobre el conflicto bélico por excelencia en España, y cuando leí la novela me fascinó, me pareció súper bonita y pensé que podía hacerla en el escenario. Contacté con su autora, con Elena, y se ha prestado desde el principio a que haga con el texto lo que considere, así que estoy muy contenta”, añade la coreógrafa y bailarina, que añade texto al espectáculo como forma de “cerrar el mensaje que doy con el cuerpo”.

“No es que sea fácil, pero cuando leo un texto automáticamente le veo el cuerpo. Hay textos que me parecen muy dinámicos y pienso que los podría bailar y textos que me resultan todo lo contrario”, afirma Rosales. “Pero reconozco que esta es la primera vez que me pasa con una novela, me enamoré de la historia”, agrega.

Como el libro de Elena Moreno aborda una horquilla temporal muy amplia, la bailarina ha elegido centrarse en la guerra civil “y en el rol que ocupó la mujer en el conflicto, mujeres que estaban en primera línea de batalla, también las que se abrieron paso para mantener sus hogares, sus familias, las que cruzaron la frontera con Francia para salvar a los suyos… El papel de la mujer durante la guerra civil fue bastante potente y yo sentía que tenía una deuda, nunca me había atrevido a abordarlo y ahora lo hago con muchísimo respeto”, asegura la coreógrafa.

La coreógrafa en el camerino del Teatro Echegaray. / Javier Albiñana

En agosto de 2022 comenzó a trabajar el texto y la música y la danza llegaron un poco más tarde. Después de un año largo de dedicación, toca estrenar un espectáculo en el que ha vuelto a recuperar el solo en el escenario tras bailar en trío en su anterior montaje, Las Furias.

“Cuando trabajo con elenco las tengo muy en cuenta, que ellas estén cómodas, que tengan su espacio en la creación, y me apetecía volver al solo porque creo que tenía que dar un paso más, seguir profundizando en el lenguaje que ya tenemos y pienso que es bastante reconocible y, sobre todo, trabajar la interpretación. No soy actriz pero pienso que redondea mucho el trabajo coreográfico y quiero hacerlo bien, por eso necesito mucho tiempo, trabajar mucho y cuando te encargas de un elenco al final de lo que menos te ocupas es de ti misma”, apunta.

Tras superar los nervios del estreno, espera que las ventas del espectáculo funcionen bien. La compañía irá compaginando Mujersilencio con Las Furias, una obra que sigue teniendo mucho tirón en su tercera temporada. A pesar de eso, Nieves Rosales apunta que la danza no se ha recuperado del varapalo de la pandemia y “si antes estábamos mal ahora seguimos peor”, lamenta.

“La lucha que tenemos siempre con la danza es la creación de público y esa apuesta debe de estar en la educación. Y ahí en España tenemos mucho, mucho camino que recorrer”, dice. De momento, festivales como Danza Málaga sirven para mostrar la belleza de un lenguaje, quizás más incomprendido, pero que golpea y engancha con fuerza a los que se dejan seducir por él.

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