Orejas al paisanaje
Mari Paz Vega se mostró muy decidida y habilidosa con el mejor lote, pero de ninguna de las maneras para el revuelo que se formó en La Malagueta · Los otros espadas locales pasaron sin pena ni gloria
No metió mal la cara el toro que abría plaza, aunque se fue de los engaños. Lima de Estepona se mostró envarado con el capote. Al tratar de poner al toro en suerte para la primera vara, se le arrancó de largo y lo cogió espectacularmente aunque, por fortuna, sin consecuencias. El toro llegó a la muleta metiendo la cara de forma aceptable, pero el veterano espada estuvo inseguro y artificioso. Faena de corte encimista que acabó con las posibles condiciones positivas del toro al que no le cogió nunca la distancia. Con su oponente, parado ya, intentó una serie de manoletinas al uso del tiempo que corre. El cuarto tardeó frente a las plazas montadas y luego pecó de blando. El toro llegó a la muleta tan parado como las estatuas de Guisando y Lima insistió entre las palmas de tango de la concurrencia y no sé porqué razón.
Dos medias verónicas de bella factura, una serie corta de naturales y la forma de hacer la suerte de matar en el segundo de la tarde, más un lance con excelente juego de brazos y un natural en el quinto, son magro balance para el pandemonium que se organizó en La Malagueta a cuenta del paso por este festejo de la paisana Mari Paz Vega.
¿Estuvo mal Mari Paz? En absoluto. Se mostró muy decidida y habilidosa con el mejor lote, pero de ninguna de las maneras para que pareciera que de una tacada habían resucitado El Espartero y Antonio Ordóñez. Mari Paz pasó al primero de su lote, que blandeó y metió bien la cara, con suertes despegadas y toreando para afuera, que es destorear. Después el toro repuso y los intentos resultaron muy pobres entrando la faena en una fase sin lucimiento. Frente al quinto, que mostró un viaje muy corto, tras haber cumplido con las plazas montadas, la malagueña muleteó con precauciones por el pitón derecho; pasó a la izquierda y engendró medios pases sin pararse y luego, con la plaza a favor, siguió voluntariosa y vulgar con un toro noblón que no transmitió. El público se volvió loco e insultó a la Presidencia por no conceder la segunda oreja, tildándole de machista. Y lo cierto es que si las mujeres se han cansado de pedir un trato igual a la hora de vestir el traje de luces, no entiendo la razón por la cual la condición femenina tenga que ser una ventaja.
Salvador García se encontró con un manso que había huido de los capotes, pese a lo cual, brindó al público. Muletazos de recibo, voluntariosos y vulgares. Luego el toro se puso a gazapear y a probar, circunstancias que hicieron que el matador se mostrara desconfiado. Con la espada no mejoró su labor, pese a lo cual y como señalábamos antes, salió al tercio a saludar y aun me pregunto porqué. Derribó el sexto que había cogido al caballo por el cuarto delantero, pero en la segunda vara, se repuchó. Frente a la muleta metió la cara abajo y repitió sin transmitir y sin clase, como sin clase fueron los redondos de la primera serie de Salvador García, que hizo las suertes muy de prisa. Cuando cogió la muleta con la mano izquierda, el de Jaralta fue y vino sin que las embestidas dijeran nada. En definitiva, actitud y faena voluntariosas y poco más. Finalmente, el toro se defendió y lo poquito que veíamos se quedó en nada, salvo que la faena se hizo eterna.
Administrativamente La Malagueta es una plaza de Primera, pero no será considerada como tal, taurinamente hablando, hasta que el público que acude a sus escaños no lo merezca con su actitud de buenos aficionados.
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