"Pretender superar los tebeos de hace 60 años puede conducir a un fracaso grave"
Eddie Campbell. Dibujante
El autor de 'From Hell' y 'Bacchus', referencia internacional imprescindible del cómic contemporáneo, visitó ayer la Facultad de Bellas Artes de Málaga, donde pronunció la conferencia 'La novela gráfica y yo'.
La aparición entre 1991 y 1996 de la serie gráfica From Hell, con un guión de Alan Moore que indagaba en la historia de Jack El Destripador, consagró al dibujante escocés Eddie Campbell (1955) como referencia ineludible del género en todo el mundo. Posteriormente, los diez volúmenes de la serie Bacchus (publicados en la editorial fundada por el mismo) y la transformación de From Hell en una sola novela gráfica (convertida después en una película de gran éxito protagonizada por Johnny Depp) terminaron de sentar a Campbell en el mismo trono de Robert Crumb y Art Spiegelman. Desde esta atalaya, el autor ejerce una contundente defensa de la novela gráfica no sólo como género propio sino como corriente artística independiente (llegó a publicar un manifiesto al respecto no exento de polémica). En 2011, la editorial Astiberri (primer aliado del dibujante en España) publicó Alec, el abrumador trabajo autobiográfico de Campbell, treinta años después de su realización. Esta semana, el mismo sello ha puesto en circulación la última obra del autor, Mi libro sobre el dinero. Esa cosa maravillosa y horrible, con lo que el idilio entre Campbell y los lectores españoles parece felizmente afianzado. Prueba de ello es la visita que el historietista hizo ayer a la Facultad de Bellas Artes de Málaga, donde pronunció la conferencia La novela gráfica y yo.
-Si la novela gráfica y usted fuesen los protagonistas de una historia, ¿hablaríamos de una historia de amor, de guerra o de trabajo?
-Sería la historia de una frustración perenne. Constantemente me doy de cabezazos con las paredes porque pienso que no llego a ningún lado. Las generaciones de lectores cambian demasiado rápidamente, así que cuando crees que has conseguido ofrecer a tus lectores unas claves con las que pueden identificarse ya tienes que trabajar para una generación distinta que reclama claves diferentes. Imagino que debe resultar más difícil a los músicos de pop, pero no me cuesta sentirme como uno de ellos.
-A menudo los dibujantes de cómics se siguen posicionando en los bandos, los adscritos la novela gráfica y los defensores del viejo tebeo como formato y fórmula. ¿Qué le parecen estas polémicas?
-Para mí no tienen mucha razón de ser. En muchos sentidos, los intentos en la actualidad de hacer cosas diferentes no siempre se traducen en algo mejor respecto a lo que ya había. Hoy en día, los autores de cómics que demuestran ser más ambiciosos en su trabajo son también demasiado pretenciosos. Hace sesenta años, los cómics no pretendían ser más que un pasatiempo barato y desechable. Y si se quiere superar eso, hay que trabajar en un equilibrio constante. Si te empeñas en ofrecer algo mejor que aquellos viejos tebeos, el fracaso puede ser profundamente grave.
-¿Concibe usted la narratividad de una novela gráfica muy distinta de una novela, tanto si escribe usted sus propios guiones como si trabaja con Alan Moore?
-Ya sea a través de mis propios guiones o en colaboración con Alan Moore, siempre concibo la creación de una novela gráfica como algo profundamente unitario. En este sentido, únicamente podría haber hecho From Hell con alguien como Alan Moore, que siempre escribe mucho, utiliza montones de folios para describir las imágenes al detalle y desarrollar los diálogos. El resultado de toda esa escritura son pequeños paneles de texto en los que no hay muchas palabras, porque todo lo demás queda expresado mediante el dibujo. Siempre he respetado la intención de Moore, y si he introducido algún cambio ha sido precisamente dentro de esa intención original. El resultado final, o eso intentamos, nunca puede ser algo divisible.
-¿Hacer Mi libro sobre el dinero ha sido más amargo que divertido, o al contrario?
-He intentado ganar dinero de muy diversas maneras, tanto trabajando honradamente como robándolo. Durante muchos años me dediqué a desarrollar un procedimiento, digamos mágico, que me permitiera ganar dinero, sin éxito. Pensé que podría comportarme como una especie de imán financiero, pero no ha sido así. Así que decidí escribir un libro sobre el dinero, pensando que, en virtud de cierto equilibrio universal, el dinero terminaría llegando a mis bolsillos de esta manera. Lo curioso es que al final no se trata tanto de un libro sobre el dinero. Si usted quiere saber algo sobre dinero, es mejor que pregunte a un economista, pero no a un dibujante de cómics escocés. De verdad. Soy un escocés que comparte todos sus conocimientos sobre el dinero, algo que no gusta precisamente a los escoceses. Pero me temo que no es suficiente.
-¿Y qué hay de distinto en esta obra respecto a su trayectoria?
-Es el asunto más trágico que he tratado nunca. Más incluso que en From Hell, donde abordé de manera directa el tema del crimen. Nada es tan trágico como el dinero. La gente vive situaciones realmente terribles a cuenta del dinero. En la segunda parte del libro represento a los viejos dioses que convocan tifones y huracanes hartos de la humanidad, y la mejor manera de lograr su propósito es a través del dinero. Si lo enfocas desde la historia de un hombre y una mujer, es realmente terrible. Una pareja se conoce, se ama, se dispone a conquistar el mundo, pero si metes el dinero de por medio terminan discutiendo y peleando por tonterías. Toda la experiencia humana flota en ese medio que es el dinero, y muchos se ahogan ahí mientras otros se aferran como pueden a sus salvavidas.
-Después de tantos años de oficio, ¿ha llegado ya a ese punto en el que cuando se dispone a dibujar, pongamos, una puerta, lleva al papel la puerta que tiene exactamente en su cabeza?
-Sí. No suelo llevar cuadernos encima, pero mentalmente siempre estoy dibujando, representando, buscando formas, colores y contrastes. Y a la vez siempre miro al mundo en términos de historias. Todo es una gran historia que está en continuo desarrollo. Yo busco, indago en esas historias, permanentemente. Cada día está lleno de historias distintas.
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