Puesta de largo y pulso a la industria
El Festival de Málaga comienza hoy su andadura, que se prolongará hasta el 1 de mayo con pocas novedades y un sello más inclinado al cine de autor.
Ya va para dos décadas que la primavera es sinónimo en Málaga de Festival de Cine Español. El certamen levanta hoy el telón de su edición número 19, que se prolongará hasta el 1 de mayo (en un remate dominical con el maratón de películas ganadoras recientemente recuperado y un concierto de Silvia Pérez Cruz en el Teatro Cervantes), sin excesivas novedades en sus programas y ofertas pero con la misma intención de tomar el pulso a la industria cinematográfica nacional, por la que se siente ya, contrariamente a hace no mucho tiempo, mimado y atendido (de este affaire dan cuenta las 1.785 películas presentadas a competición en las distintas secciones para este año, un 5% más que en 2015). El objetivo es, de nuevo, no contentarse con una cualidad de escaparate sino convertirse en plataforma útil para la proyección de las producciones que se exhibirán a partir de hoy, un quid que tiene en la Sección Oficial su mayor empeño por cuanto las miradas potenciales pueden ser aquí millonarias. En declaraciones recogidas por Efe, el director del festival, Juan Antonio Vigar, recordó ayer que en el certamen "llevamos varios años con películas que han salido de aquí y luego han tenido un buen recorrido en los Goya y en otros premios, como los Forqué o los Feroz", una afirmación que tiene su mejor ejemplo en la película triunfadora el año pasado, A cambio de nada de Daniel Guzmán, y que espera tener una feliz reválida en la cosecha presente. También ofrecerá el ciclo la oportunidad de corroborar si el presunto esplendor recobrado en los últimos tiempos por el cine español, tanto en lo artístico como en el idilio con el público, va en serio o fue más bien flor de un día. De cualquier forma, ya saben: a partir de hoy habrá jaleo del bueno en el centro casi a cada hora. Los técnicos daban ayer los últimos retoques, con las larguísimas alfombras rojas en las calles Larios y Alcazabilla, para que la ciudad sea hoy el decorado que el Festival de Málaga requiere.
Sin salir de la Sección Oficial, destacó en otra ocasión Vigar una cierta querencia al sello de autor en la remesa de este año, a tenor de la inclusión en la misma de realizadores como Isaki Lacuesta (La próxima piel), David Cánovas (La punta del iceberg), Miguel Ángel Lamata (Nuestros amantes, que cerrará el festival), Eduard Cortés (Cerca de tu casa) y Koldo Serra (Gernika). Y sí, tal vez merecerá esta edición un análisis por criterios más estrictamente cinematográficos, aunque sólo sea porque algunos de los actores de mayor tirón mediático que figuran en los elencos de la Sección Oficial, como Dani Rovira (protagonista de El futuro ya no es lo que era, de Pedro Barbero) y Ricardo Darín (que hace lo propio en Kóblic, de Sebastián Borensztein) han confirmado que no estarán en Málaga. De cualquier forma, basta recordar recientes títulos reconocidos con la Biznaga de Oro, como 10.000 km de Carlos Marqués-Marcet y la citada A cambio de nada, para comprobar que este sello se le da bien al festival, que se ha mostrado, ciertamente, capaz de empujar trabajos pequeños al abono de distribuciones competitivas. Eso sí, para que no se diga, la Sección Oficial se vestirá de largo hoy con todo un pelotazo, el Toro de Kike Maíllo, que se presenta (no obstante) fuera de concurso en coincidencia con su llegada a las salas y que protagonizan Mario Casas, Luis Tosar y José Sacristán. El filme, rodado en Málaga en gran parte y repleto de acción por todos lados, llega coronado como gran esperanza blanca de la taquilla del cine español para este año; no resulta difícil anticipar que, ciertamente, la película contará con registros altamente satisfactorios.
Sin embargo, Juan Antonio Vigar apuntó ayer que a menudo se presta demasiada atención a la Sección Oficial , "que es nuestro buque insignia", mientras que "el Festival tiene una riqueza de contenidos extraordinaria". De ello dan cuenta los documentales, los cortometrajes, las producciones latinoamericanas, las retrospectivas dedicadas a los homenajeados de este año, los rescates de títulos denostados y otros ingredientes que completan un menú inabarcable. Total, que ya está todo esto aquí. Y habrá que contarlo.
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