Salinas regresa al mar de Puerto Rico
La versión ilustrada de la obra, el primer libro que el autor publicó en el exilio, se presenta la próxima semana en Harvard
Pedro Salinas procuró con sus versos, con su voz depurada y siempre en búsqueda, alejarse de los parámetros de lo pedestre y perseguir el imposible del infinito. "La poesía es una aventura hacia lo absoluto. Se llega más o menos cerca, se recorre más o menos camino; eso es todo. Hay que dejar que corra la aventura, con toda esa belleza de riesgo, de probabilidad, de jugada", proclamó en alguna ocasión el autor, una declaración de principios que el especialista Francisco Javier Díez de Revenga rescata en las notas introductorias de la nueva edición de El Contemplado. La obra pasa a formar parte de la colección Poetas y ciudades que edita el Grupo Pandora -una serie que incluye textos de García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Aleixandre y Borges- y aparece reinterpretada desde las coloridas y evocadoras ilustraciones de Ivan Chermayeff. El volumen, que se puede adquirir en la Fnac y en librerías especializadas, se presenta el próximo viernes, día 9, en el Real Colegio Complutense de Harvard, muy cerca de la Houghton Library donde se custodia parte del legado del autor de La voz a ti debida, en un acto que contará con la intervención del prestigioso hispanista Christopher Maurer.
El Contemplado, el primer libro que Salinas publicó en su exilio -se imprimió en México, en 1946-, es una muestra más de la grandeza de un hombre que no quiso abrazar el dolor y cantó al amor y a la vida, a "la vida en lo que tiene de sorpresa", defiende Jaime Siles, otro de los investigadores que participan en el prólogo y que destaca del poeta su compromiso de "orden ético más que político". No en vano, el poemario se abre con dos citas de Jorge Guillén referidas a la luz, ya que ese ánimo presidirá el recorrido: la obra presenta el testimonio de alguien que elige la plenitud; transmite, dice Siles, "orden, concierto, paz interior y exterior". Estructurado como un poema al que siguen un conjunto de variaciones, el libro es el diálogo íntimo y metafísico de un hombre con el mar, el de las aguas de Puerto Rico, país al que se traslada Salinas en 1943, un mar al que su observador bautiza como El Contemplado. El sujeto que padece el exilio no se lamenta por ello: al contrario, parece haber encontrado su lugar, frente a ese oleaje. "Desde que te llamo así, / por mi nombre, ya nunca me eres extraño", celebra Salinas en la Variación III. "Si te nombro, soy tu amo / de un segundo. ¡Qué milagro! / Tus desazones de espuma, abandonan sus caballos / de verdes grupas ligeras, / se amansan, cuando te llamo / lo que me eres: Contemplado". Esa demanda del absoluto que ha albergado el corazón del poeta no parece descabellada en la embriaguez que siente el hombre en esos encuentros: "Refulgen gozos, júbilos destellan. / No hay soledad, es todo compañía. (...) Todo alegre se rinde, cielo, espacio: / ¡imposible escapar a tanta dicha!", escribe en la Variación VII.
Fue el ya desaparecido crítico Miguel García-Posada quien sugirió al editor Pedro Tabernero la publicación de El Contemplado, un texto no tan conocido como otros de la trayectoria del autor de Razón de amor. Impresionado por la belleza del libro, Tabernero concluyó que su elección sería un giro interesante para una colección que exploraba hasta entonces la visión que diferentes poetas habían plasmado de distintas ciudades en su obra: ahora era un poeta el que, desde una ciudad, contemplaba la vasta extensión del mar, que acaba siendo en los versos de Salinas otra urbe alzada y derruida en cada marea. "¡Qué hermosa es la ciudad, oh Contemplado, / que eriges a la vista!", exclama el poeta en una de las últimas variaciones.
Para ilustrar la propuesta, el editor pensó en Ivan Chermayeff, un creador nacido en Londres pero fomado en Estados Unidos, donde ha sido presidente del American Institute of Graphic Arts o ha realizado las identidades corporativas de Chase Manhattan Bank, Mobil Oil, Armani, NBC, Xerox, Pan Am o el MOMA, entre otras marcas e instituciones. Un encargo que el diseñador aceptó por su relación personal con Puerto Rico y la huella que Salinas dejó en esta tierra. "Chermayeff me contó que su padre y él habían tenido una casa allí, y me dijo que le encantaría participar en el proyecto", cuenta Tabernero. En las 32 composiciones con las que ha traducido la intensidad del "mundo sin otoño y sin ceniza" descrito por Salinas, Chermayeff se sirve de collages, fotografías y dibujos de colores planos para un imaginario que concibe el mar como horizonte y revive el deseo de trascendencia que movía al poeta.
Las ilustraciones han sido realizadas por Ivan Chermayeff, autor de la identidad corporativa de marcas e instituciones como el MOMA, National Geographic, Armani o Xerox.
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