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Libros | Homenaje a Chiquito de la Calzada
Madrid/“Los políticos deberían de desayunar Chiquito media hora antes de ir al Parlamento”, así de claro lo tiene el historietista Sergio Mora, el autor de la biografía ilustrada de esta leyenda del humor al que ha resucitado con Las legendarias aventuras de Chiquito. Una biografía ilustrada, un libro publicado por Temas de Hoy que su autor presenta mañana jueves a las 20:30 en Málaga, en el Drunk-O-Rama (C/ Ramón Franquelo, 7), dentro de la programación del ciclo Málaga de Festival (MaF).“Se murió y no podíamos dejarlo ir porque es parte del cosmos y del cosmos somos todos, y por eso estamos con él”, reconoce entre risas este diseñador que cuenta en su curriculum con un Grammy Latino al mejor diseño en 2016 por El poeta Halley de la banda Love of Lesbian y colaboraciones con Philippe Stark o Alessandro Michele.
Trabajos llenos de su particular universo psicodélico y popero, el mismo con el que ha querido poner de manifiesto que para él Gregorio Esteban Sánchez (Málaga, 1932-2017) era una especie de “pacificador”, un “mediador necesario en estos tiempos tan raros”. “La salvación del mundo está en el humor y en el amor, y él fue un maestro en los dos”, matiza al respecto el ilustrador barcelonés.
Y
es que, cuando él aparecía en la pantalla todo el mundo quedaba atrapado por su manera de moverse y de contar sus chistes con ese lenguaje tan particular que lo convirtió en un “dadaísta del humor”. Así lo pone de manifiesto en esta obra recién llegada a las librerías, Las legendarias aventuras de Chiquito. Una biografía ilustrada, aunque como en toda biografía detrás de las luces siempre hay sombras, y el padre de “¡Al ataquer!” también las tuvo. Así lo relata Mora en boca de una suerte de biógrafo japonés amigo de Chiquito, Arito Katana, cuya voz combina junto a la del propio humorista a través de traducciones de declaraciones que hizo a periodistas: “No podía explicar mejor una anécdota que él mismo”. Nacido en una familia humilde, Chiquito “pasó hambre” en su infancia y gracias a ser un “buen cantaor” de flamenco pudo llevar pan a la mesa de su casa, recoge Mora en los textos intercalados entre sus ilustraciones de potentes colores y estética setentera.
Porque lo que hizo el malagueño fue “sobrevivir” y “picar piedra” en diferentes tablaos de España y de Japón, país del lejano Oriente en el que vivió varios años para ahorrar y así poder comprarle un “pisito con vistas al mar” a su gran amor, Pepita. Una etapa en la que Chiquito de la Calzada sufrió porque él quería ser cantaor y solo llegó a palmero, pero unos años también en los que pasaron por su vida personajes como el rey emérito, la actriz Carrie Fisher y su entonces marido Paul Simon o Steven Spielberg, según recoge Mora.
Así estuvo hasta que con 60 años, y después de demostrar que era bueno contando chistes, le llegó “un éxito brutal” y logró meterse en todas las casas españolas con la naturalidad que solo tienen personajes como él: “Era un tío salao, auténtico”.
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