'Simón', la película antichavista que Venezuela 'olvidó' censurar llega al cine Albéniz de Málaga

Una de las escenas de la película venezolana 'Simón'.
Una de las escenas de la película venezolana 'Simón'. / M. H.

Málaga/Sabe que probablemente no podrá volver a pisar Venezuela. Pero no le importa, porque es una decisión que tomó "hace mucho tiempo". Para ser exactos, en 2017, cuando prendió la mecha de las revoluciones estudiantiles contra el régimen de Nicolás Maduro al tiempo que él, apenas cumplidos los 23 años, se encontraba estudiando cine en Los Ángeles. "Fue un año muy fuerte. Me sentí culpable de ser venezolano y vivir fuera en vez de estar allí defendiendo la libertad", reconoce el cineasta Diego Vicentini. Un sentimiento que consiguió sublimar con el rodaje de Simón, su primer filme, que, contra todo pronóstico, ha acabado por convertirse en el más visto de Venezuela en la historia reciente y nominado a los premios Goya en la categoría de mejor película Iberoamericana.

Todo un hito. Máxime si se tiene en cuenta que este filme "de bajo presupuesto" está basado en aquellos hechos y que el público local que acude a las salas, en mayor o menor medida, lo preserva en la retina, la memoria o incluso la piel. Causa por la que además resulta "sorprendente" que el Gobierno venezolano no acabara con ella de un plumazo. "Asumí que la iban a censurar, pero igual hicimos procesos burocráticos", cuenta antes de desvelar que la legislación del país permite a todas las películas "permanecer dos semanas en la cartelera". "Empezamos a ver que lo que hacían las autoridades era ignorarla, dejarla en la indiferencia. El promedio de personas que ven las películas en sala es de 5.000. Nosotros ya vamos por 118.000", asegura. Podría decirse que el Gobierno 'la olvidó'.

Grabación de una escena de 'Simón' en Miami.
Grabación de una escena de 'Simón' en Miami. / M. G.

Tanto fue así que Simón llegó a ganar el Festival de Cine de Venezuela, el certamen más importante del país, en las categorías de mejor película, director, actor de reparto, fotografía, edición y guion; sin reconocimiento gubernamental alguno. "El CNAC, el ente encargado de estas cosas, felicitó a otras películas galardonadas, pero a nosotros no". Con lo que sí les pusieron pegas, según explica el director de cine, es con el certificado que acredita la nacionalidad de la cinta, dado que les pusieron sobre aviso de que ésta podría incumplir la Ley Contra el Odio y Convivencia Pacífica del articulo 20, lo que conlleva de 10 a 20 años de cárcel.

Salvando ese detalle, el resto ha sido "maravilloso". "El proceso ha sido increíble. Y puramente orgánico gracias al boca a boca. Fuera de Venezuela, el primer sitio en el que se estrenó fue en Chile. Salieron los números y todo se disparó. Ni teníamos distribuidora en muchos lugares. Todo ha sido por contacto directo", rememora Vicentini poco después de llegar a Málaga para acudir a la proyección de su ópera prima en el Cine Albéniz, donde permanecerá disponible hasta el 1 de febrero.

Aunque lo "más bonito" que se lleva el cineasta de esta experiencia es como fue su proceso de grabación, realizado íntegramente en Miami, y que provocó una oleada de solidaridad de las comunidades venezolanas que viven allí. "Nuestro proyecto era independiente, de bajo presupuesto, con un equipo pequeño. Pero encontramos a muchos venezolanos que se volcaron con él y nos ayudaron mucho. La discoteca, el restaurante, los botes; todo nos lo prestaron", acciones solidarias que permitieron que Simón luciera "una película de mayor presupuesto", pero también que el mundo se haga una idea de qué pasó en aquellas protestas de 2017.

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