El Teatro del Soho abre temporada con 'Godspell', parábolas para hablar de valores universales
Energía positiva, amor y unidad, conceptos que van más allá de las creencias religiosas, es lo que propone el nuevo musical dirigido por Emilio Aragón
Tras 'A Chorus Line' y 'Company', será el primer espectáculo propio que no cuente con Antonio Banderas sobre el escenario
Teatro del Soho 'Godspell': preparad el camino al escenario
A finales de los 60, con la guerra de Vietnam, las protestas sociales, la ola hippy y el flower power, en plena convulsión mundial, el joven John-Michael Tebelak escribió el musical Godspell, junto a Stephen Schwartz, como tesis universitaria. Ahora, tras medio siglo, han cambiado los nombres de los problemas y quizás las formas de vivirlos, pero sigue siendo necesario el reencuentro con lo esencial. Y eso es lo que propone la nueva revisión de este clásico que han coproducido Teatro del Soho Caixabank y Estudio Caribe.
El próximo 3 de noviembre se estrena esta propuesta dirigida por Emilio Aragón, protagonizada por un elenco de 14 actores, bailarines y cantantes, con música en directo y que, por primera vez, no cuenta con Antonio Banderas sobre el escenario.
El reto de los productores, Banderas y Aragón, ha sido revisitar el primer montaje respetando su frescura pero con la mirada de este siglo XXI, como han explicado este lunes en la presentación de la obra. De la mano de los Evangelios de San Mateo y con Jesucristo como protagonista, con elementos del vaudeville y nuevos arreglos musicales, la obra establece un paralelismo entre la vida de Jesús y sus enseñanzas y el mundo actual.
"Si de algo habla esta obra es de amor, de abrazarnos más, de querernos más, sin condición", comenta Emilio Aragón, que conoció este musical en 1973 cuando su hermana Rita participó en él. "Para mí ha sido una experiencia única, si algo tiene esta profesión de maravilloso es que no dejas de aprender nunca, ha sido un aprendizaje y un viaje emocional y artístico único, hemos trabajado muchísimo y lo que me llevo de aquí es una familia de compañeros y amigos", asegura el director.
Antonio Banderas vio la obra en el Teatro Cervantes a mediados de los 70. "Recuerdo el color, la energía positiva que se desprendía en el escenario, se contaba la pasión de Cristo y sus enseñanzas de una forma que algunos consideraron irreverente para aquel momento. Me produjo tal impacto que me hizo pensar que quizás había un lugar para mí al otro lado de ese espejo. Yo quería irradiar esa energía, era algo contagioso", considera el malagueño, que vuelve a reivindicar la importancia del teatro musical, un género "que en España lo han devaluado muchísimo", pero que cuenta hoy en día con un músculo tremendo.
En cuanto a no aparecer en primer plano, se reitera en su apuesta de que "lo ideal sería que el teatro no me necesitara sobre el escenario para funcionar. No quiere decir que no quiera subirme al escenario ni dirigir obras, pero tenemos que ir educando al público poco a poco para que sepa que lo que vamos a ofrecer aquí es de calidad", agrega Banderas. "Tampoco vamos a renunciar a la posibilidad de empezar a escribir nuestros propios musicales, de hecho estamos en ello, musicales que surjan de aquí y que sirvan para transmitir nuestra forma de expresarnos a través del teatro", añade el director, productor y actor malagueño.
Para Banderas, Godspell se enmarca en la línea ya trazada del Teatro del Soho de "seguir visitando una serie de musicales que no han sido sujeto de atención en lo que se ha hecho aquí porque no se han considerado musicales tan comerciales". Y eso, a pesar de ser considerados piezas claves dentro del teatro musical norteamericano.
Godspell, para Banderas es una obra que, "aunque la figura de Cristo es la protagonista y el pilar, en realidad no es una obra religiosa". Asegura que tienen entre las manos "una obra muy familiar, una visión casi inocente que contrasta con un mundo muy agresivo que es el que estamos viviendo. Para mí, la palabra clave de Godspell es energía, hay una energía muy positiva en todo el show. Todo lo que trata son principios universales y una forma de pensar más allá de las creencias. A la gente le puede atraer desde la emoción", subraya.
Emilio Aragón relata que han tenido una gran libertad creativa a la hora de montar este Godspell, que no es el que se vio hace décadas o el que se pueda presenciar en Londres o Nueva York. "He mantenido la melodía, pero lo que se interpreta es nuevo, Schwartz nos ha dado mucha libertad", apunta. "Es un cajón desastre que tienes que abrir, revolverlo y sacar lo mejor de todos nosotros, proponer, volver al principio... Para mí es un ejercicio apasionante el de la hoja en blanco", dice el director. "Una parábola la puedes contar de mil y una formas, había una paleta de colores que hemos ido alterando y cambiando según íbamos avanzando en los ensayos, es una apuesta cargada de mucho amor", agrega Aragón.
Para el productor y director, que coincidió en un programa con Antonio Banderas para que de ahí surgiera la chispa, 50 años después del texto de Tebelak sigue habiendo "un hartazgo importante sobre lo que está pasando y nos olvidamos de lo esencial, de lo sencillo, lo de andar por casa, lo de ayudar al prójimo, cosas que van más allá de cualquier religión, que son valores universales. Hemos intentado recuperar esa idea". Para Aragón, una parte esencial del montaje es el equilibrio entre el peso dramático y el humor y "la verdad" que se transmite desde el escenario.
En esta ocasión no habrá grandes artificios ni recursos audiovisuales. Además, los músicos vuelven al foso. "Company era más sinfónica, esto es rock and roll y la batería, el bajo, las guitarras tienen un impacto acústico muy importante y hemos considerado que lo mejor es estar en el foso", señala Aragón.
Los actores de 'Godspell'
Pepe Nufrio es Jesús. "Este es un musical que invita a crear una comunidad, estamos en el escenario de principio a fin de la función, solo nos alejamos unos segundos, así que cuando nos miramos lo que vemos es apoyo, es fuerza. Es una obra que tiene un mensaje tan universal y tan potente que es una maravilla formar parte de esto", considera.
Víctor Ullate, además de meterse en la piel de Juan Bautista y Judas, es ayudante de dirección. "Este proyecto tiene alma, un aroma especial. Somos 14 integrantes en la compañía, estamos todos trabajando en pro de crear algo especial que llegue al espectador, es un proyecto precioso y me siento muy afortunado de poder compartirlo con ellos".
Roko, actriz y cantante jiennense salida de la cantera de la escuela malagueña, afirma que siente "mucho agradecimiento y me parece un proyecto muy importante para seguir dando cabida a todo el talento que hay en Andalucía, tanto en la parte del escenario como fuera, en la parte técnica". Para ella, "a nivel interpretativo creo que hemos creado algo único. Godspell es una obra muy diferente a otras de teatro musical, por la música, el mensaje y por lo que queremos transmitir, una especie de conciencia colectiva de querer ser mejores como grupo".
Éste es el primer trabajo profesional para Mónica Solaun, que es swing, es decir, que tiene que conocer la mayoría de papeles femeninos para cubrir a sus compañeras. "Me ha tocado la lotería, nunca hubiera imaginado empezar mi carrera en estas condiciones, con estas personas que se ofrecen a todo, me siento en casa todo el tiempo. Me llevo mucho aprendizaje, mucha inspiración".
Aaron Cobos ya estuvo en A Chorus Line y conoce bien la casa. Aunque una importante lesión de rodilla lo mantuvo un año sin poder bailar, ha vuelto con fuerzas. "Es un gustazo volver a estar sobre este escenario y estar en un proyecto en el que coinciden dos productoras encabezadas por dos creadores de sueños, que se cogen de la mano y confían al 100%". Para Cobos supone una gran "valentía traer un proyecto de creación que nos hace cómplices y partícipes a todos nosotros. Proponemos, hacemos, construimos, destruimos y así creamos una obra única en el mundo, irrepetible, que nadie se puede perder".
Pues ya saben. A partir del 3 de noviembre tienen una cita ineludible con el talento de unos artistas que pondrán todo lo que tienen y saben al servicio de un oficio tan mágico como el teatral.
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