El Teatro Cervantes busca a los figurantes para su ‘Fidelio’

Málaga/Más de 70 varones optaron este miércpñes a las pruebas para escoger a los figurantes que completarán el elenco de la producción de Fidelio que abre en noviembre la 31 Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga. Los aspirantes reptaron por el suelo del Centro de Cultura Activa Pedro Aparicio para hacer verosímil su rol de presos en busca de la libertad, se colocaron en acrobáticas pirámides humanas, intentaron interpretar sin sobreactuar, como les pedía Gregor Acuña, ayudante del prestigioso director de escena José Carlos Plaza. Acuña estuvo este miércoles en Málaga probando a los candidatos a ser alguno de los veinte prisioneros o cinco guardias que subirán a escena en la ópera de Beethoven, una producción escénica del Teatro de la Maestranza de Sevilla y musical del Teatro Cervantes que abrirá el cartel del curso 2019-20, patrocinado por la Fundación Unicaja.

Los escogidos comenzarán a ensayar con el resto del equipo el 21 de octubre, y la obra se pondrá en escena el 1 y 3 de noviembre de este año. Fidelio da inicio a la 31 Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga con un reparto que lidera la soprano Berna Perles, dirige en las tablas José Carlos Plaza y en el foso Manuel Hernández Silva con la Orquesta Filarmónica de Málaga. En la producción también participan los tenores César Gutiérrez y Pablo García López, la soprano Beatriz Díaz, los bajos Roman Ialcic y Luis López y el barítono José Antonio López, así como el Coro de Ópera de Málaga, que estará bajo la batuta de su titular, Salvador Vázquez.

La única ópera que compuso el genio de Bonn se encuadra, según el crítico José Antonio Cantón, autor de las notas al programa de la 31 Temporada, “en el llamado género de opéra à sauvetage (ópera rescate), que solía contar la historia de una víctima de la injusticia que era rescatada de la tiranía por un héroe ayudado, en algunos casos, por un ser poderoso y magnánimo, a modo de deus ex machina”. Fidelio, continúa Cantón, “es una de las obras más difíciles de todo el repertorio operístico, no solo por la calidad de voces que requiere, sino por el hecho de precisar de una orquesta y un director que sean capaces de plasmar el complejo entramado sinfónico que encierra su partitura”.