María Victoria Atencia, la Dickinson española, gana el Premio Lorca
El jurado premia a la poeta malagueña por su obra al margen de las modas · Está considerada como “una de las pocas voces indiscutibles” de la poesía española
Cuando era una excentricidad que una mujer tuviera el carné de conducir María Victoria Atencia pilotaba aviones. Su trayectoria poética la ha conducido a ganar el VII Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca. A los 79 años ha llegado a la Luna. La poeta malagueña hizo añicos todas las quinielas que situaban a la uruguaya Ida Vitale como gran favorita y ganó el galardón mejor dotado de las letras hispanoamericanas con 50.000 euros. De esta manera se rompe además una de las normas no escritas del certamen: alternar cada año a un poeta español con uno del otro lado del Atlántico. El año pasado se hizo con la Luna –escultura que recibe el premiado– el poeta jerezano José Manuel Caballero Bonald y ahora lo hace la malagueña María Victoria Atencia. El premio no cruza este año el Atlántico, si acaso el río Guadalquivir.
El galardón a la autora tiene un valor añadido porque premios como el Reina Sofía aún no han reconocido la trayectoria de ninguna poeta española, por lo que el Premio Lorca salda de alguna manera una deuda histórica de las letras con una generación de escritoras que comenzaron en los años cincuenta. Atencia, que posee el Premio Andalucía de la Crítica, el Nacional de la Crítica y el bienal Luis de Góngora de las Letras Andaluzas, es la segunda mujer, tras la peruana Blanca Varela, en recibir el galardón, al que en esta séptima edición han optado 36 candidaturas españolas e hispanoamericanas. El jurado, que deliberó durante una hora, resaltó su “ impecable trayectoria”. “Es conocida en los círculos literarios como la Emily Dickinson española”, destacó Aurora Luque, representante del Centro Generación del 27 y portavoz del jurado.
Pero, pese a coincidir en el tiempo con la Generación del 50 (con autores como Ángel González, ganador del I Premio Lorca) María Victoria Atencia huyó de etiquetas con una trayectoria muy singular. “Con todo, es afín al grupo Cántico y a poetas como Pablo García Baena, con los que comparte cierto culturalismo aunque con un carácter menos barroco y más cosmopolita”, continuó la portavoz del jurado.
Lo que es seguro es que no necesitará un guía por la ciudad cuando recoja el premio en mayo del próximo año en el marco del Festival Internacional de Poesía. Asidua a Granada durante muchos años, es una habitual de la Casa de los Tiros y hace meses participó en el ciclo que organiza el hotel Hospes Los Patos. Pero su relación con la ciudad va más allá. Llegó a publicar una antología con el título de Daralhorra y fue íntima amiga de la desaparecida Elena Martín Vivaldi. Anécdota incluida: en una de sus visitas decidió, como tenía por costumbre, regalarle una planta a su entrañable amiga. “En la Plaza Bib-Rambla encontré una maceta de hortensias azules. De camino a casa de Elena, pasé por una iglesia y decidí entrar en ella. De pronto, allí dentro, la luz me cegó y me caí con la planta. La maceta se rompió. Fui con la planta como pude hasta casa de Elena y allí, entre las dos, pudimos poner por fin las hortensias azules en un jarrón. La planta iluminó la habitación”, relató con nostalgia Atencia en una entrevista. Considerada “una de las pocas voces indiscutibles de la poesía escrita por mujeres”, sobre todo en fechas anteriores a los ochenta, “la obra de María Victoria Atencia es especialmente reconocida y estudiada fuera de España , en las universidades norteamericanas y en los principales centros universitarios europeos ha sido siempre objeto de atención”, continuó Luque en su breve biografía de la premiada, una mujer con muchas horas de vuelo en la literatura que le han valido el Premio Lorca.
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