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"Fui a Málaga, donde me mostraron muchos sitios hasta que me quedé prendada del Palacio de Buenavista, la Junta lo compró y mi hijo comenzó a interesarse por mi labor tres años después, yo tenía una colección menos completa que la de los herederos directos y él decidió completarla porque el museo de la familia tenía que ser magnífico”, comentaba Christine Ruiz-Picasso en una entrevista pocos días antes de la inauguración del Museo Picasso Málaga (MPM), el 27 de octubre de 2003.
Aquel proyecto soñado se hizo realidad hace veinte años y en dos décadas ha crecido hasta convertirse en el museo más visitado de Andalucía y un referente internacional en la exhibición, el estudio y la investigación de la obra de Picasso. Con un sencillo acto institucional en el auditorio, que a partir de ahora lleva el nombre de Christine Ruiz-Picasso, se ha querido agradecer este viernes el esfuerzo y el tesón de quienes lo hicieron posible y de los que trabajan para recibir a más de 2.000 visitantes diarios.
El germen de que Málaga albergara de forma permanente obra de Picasso se remonta a 1953. En plena dictadura, Juan Temboury desafió al régimen y escribió una carta al artista malagueño residente en París, una figura ya internacional, para pedirle la donación de obras para el nuevo Museo de Bellas Artes de Málaga. Aquel proyecto se frustró, pero medio siglo después, una pinacoteca con 233 obras de diversas épocas, formatos y géneros vincularon de forma perpetua el nombre de Málaga al apellido Picasso. La Casa Natal ya había iniciado la labor pedagógica, pero el MPM resultó el revulsivo que necesitara para trascender fronteras y situar Málaga en el mapa.
En 8.000 metros cuadrados en los que se une la tradición de un palacio del siglo XVI y la modernidad arquitectónica de sus salas temporales, “el museo recorre la creación de Picasso desde el artista precoz con 9 años hasta el maestro incontestable que fue a su fallecimiento”, dijo José Lebrero, director artístico del centro. En sus 12 salas monográficas, el público puede ver 132 obras firmadas por el malagueño procedentes de la fundación FABA y del propio museo, una institución que supuso, además, la regeneración urbanística de Málaga y el punto de partida de la llamada ciudad de los museos, “el buque insignia de toda la flota”, como resaltó el alcalde Francisco de la Torre.
En estas dos décadas, malagueños y visitantes -casi 9 millones de personas- han podido contemplar más de 1.500 obras de Picasso prestadas para distintos proyectos, 42 exposiciones temporales sobre el genio, cinco en diálogo con diversos autores y 27 de otros artistas que han servido para contextualizar estética e históricamente la obra de Picasso desde diversos modos de acercarse al arte, como explicó Lebrero. Además, como subrayó el que será director artístico hasta finales de año, se han editado 68 publicaciones y más de 600.000 personas han participado en actividades formativas organizadas por esta casa.
“Mi madre cumple este 28 de octubre 95 años y para ella es un momento alegre este aniversario”, comentó Bernard Ruiz-Picasso, asegurando que lo lleva en el corazón aunque ya no pueda viajar para verlo en persona. Y recordó cuando Christine trajo hasta el Palacio Episcopal en el año 94 la exposición Primera Mirada, en la que mostró su colección. “La gente pedía que no fuese la última”, comentó el nieto del artista, al tiempo que valoró la lucha por la libertad de los creadores del siglo XX como su abuelo.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, agradeció a la familia Picasso y en especial a Christine su empeño de crear la pinacoteca en su ciudad natal. “Le deseo una larga vida a este museo, la ciudad le ayudará en este objetivo”, apuntó De la Torre. El consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal, resaltó que hace veinte años el nacimiento del museo hizo posible la unión indiscutible del nombre de Picasso con Málaga y eso fue un punto de inflexión para la internacionalización de la urbe cultural.
“Picasso se convirtió en la definición misma del arte, para unos es la genialidad, para otros atrevimiento, disrupción, es, sin duda, imaginación, y sinónimo de extraordinario”, dijo Bernal. “Este museo fue un sueño que tuvo Picasso, que heredó Christine y que ha sido compartido por todos los malagueños”, agregó el consejero que reiteró para concluir el acto su agradecimiento a la familia, a los trabajadores del centro y al Ayuntamiento por apostar con decisión por la cultura.
Hasta una veintena de actividades se van a celebrar durante este fin de semana para conmemorar el vigésimo cumpleaños de la pinacoteca malagueña. La jornada del viernes se inició con un pasacalles con niños y cabezudos y un concierto dirigido por los músicos de Vibra-Tó. Tras el acto institucional, en la calle Alcazabilla se organizó el recital del guitarrista Alejandro Hurtado Homenaje a la guitarra; y posteriormente, el concierto Tremenda, de Rosario La Tremendita. Además de las tres jornadas de puertas abiertas, para este sábado y el domingo se programó un encuentro de jóvenes que cumplen 20 años, una lectura teatralizada de la actriz Adelfa Calvo, una acción poética y teatro de sombras, entre otros eventos.
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