El renacimiento sinfónico de The Beatles con la orquesta Larios Pop del Soho de Málaga
El espectáculo, con videoproyecciones y marionetas de El Espejo Negro, estrena el auditorio de Sohrlin Andalucía
Arturo Díez Boscovich, director de orquesta: "Me encantaría poder estrenar otra ópera"
Después de muchos meses de trabajo, sala repleta de gente. Se apagan las luces en el espacio Sohrlin Andalucía. Estrena el auditorio y la apertura al público a lo grande con un espectáculo único: el concierto sinfónico de The Beatles. Bajo la dirección del maestro Arturo Díez Boscovich, la orquesta Larios Pop del Soho, con sus 56 músicos, rinde tributo a una de las bandas más influyentes de la historia de la música a nivel mundial, envolviendo su legado con arreglos sinfónicos magistrales durante más de una hora.
Pero no se trata de un homenaje al grupo. Desde la primera nota, quedó claro que lo que iba a suceder no era un mero repaso por el repertorio de los ingleses, sino una reinterpretación monumental con "más color", tal y como avanzaba Díez Boscovich en una entrevista con este periódico. La dirección artística de Antonio Banderas y la colaboración de El Espejo Negro fueron clave para crear un ambiente único y una concepción de espectáculo único.
Primero, Banderas saludó a los allí presentes y bromeó lanzando una pregunta: "Aquí a todos os gustan Los Beatles, pero ¿hay alguno de los Rolling Stones? Yo soy de los dos, pero me he criado con la música de Los Beatles y ha sido un sueño crear un concierto sinfónico". El también actor dio paso a un cuarteto de cuerdas para "comprobar que Los Beatles pueden ser música clásica compuesta por Mozart, por ejemplo", y dio la bienvenida a Sohrlin. Las cuatro cuerdas, efectivamente, certificaron con Because que podría tratarse de una pieza clásica.
Al terminar y bajo un primer aplauso fuerte, la orquesta empezó a aparecer sobre el escenario por los laterales, anunciando su llegada. La audiencia, una mezcla de generaciones, miraba con expectación mientras músicos y Díez Boscovich ocupaban su sitio. Las tres pantallas sobre el escenario se llenaron de submarinos amarillos con animaciones divertidas. Rápidamente, el público tarareó Yellow Submarine, con el mismo espíritu lúdico de la peopia banda de Liverpool. Además, las marionetas de El Espejo Negro, encarnando a cada miembro, animó más el ambiente y un globo gigante de un submarino amarillo flotó por delante.
El repertorio avanzaba entre aplausos y luego fue el turno de And I Love Her, con su ritmo melancólico y su arreglo enriquecido por los instrumentos de viento. Un cambio de ritmo, otro rumbo del concierto que fue hacia un canto de amor universal. Los violines parecían susurrar directamente al corazón, sustituyendo las voces, arrancando miradas cómplices entre los asistentes.
Michelle y Penny Lane ofrecieron un contraste perfecto. La primera, con un tono más íntimo y arropador, transportó a los oyentes a un rincón bohemio de París; la segunda, sin embargo, fue más vibrante y llena de color. Los músicos desplegaron una gama de matices que mantenían al público dentro del bolsillo, atrapado entre la nostalgia y la admiración por la versión de estos clásicos. Algo único e irreperible.
El punto medio del concierto fue marcado por The fool on the hill y Blackbird. Con esta última, tres personas de El Espejo Negro aparecieron vestidas de pájaros negros, paseando entre el públcico y moviendo sus alas negras. La reinvención orquestal de este tema minimalista fue sofisticado e impecable. Las cuerdas crearon un efecto de ligereza, como si las notas mismas se elevaran junto al pájaro que McCartney imaginó en su día.
Después llegó una versión muy cuidada de I want to hold your hand. Y entonces fue el turno de Hey Jude, el momento en que las barreras entre el escenario y el público se rompieron para unirse en una tímida celebración. La sala murmuraba en coro para no entorpecer a la orquesta, mientras que esta convertía el tema en una celebración colectiva. Era imposible no dejarse llevar por la energía contagiosa del famoso na-na-na-na.
El viaje continuó con Yesterday. Sobre la pantalla, fueron proyectándose fotografías de los asistentes tanto de pequeños como en la actualidad, acompañados por la melodía melancólica, una nostalgia que envolvió el auditorio. La recta final del concierto no fue menos espectacular. A Hard Day’s Night, con su energía frenética, devolvió al público al vértigo de la beatlemanía, mientras aparecían imágenes de fans y de la propia banda inglesa. Continuó con Here, There and Everywhere y con The Long and Winding Road, que desplegaba una melancolía conmovedora.
Pero el momento cumbre llegó con All You Need Is Love. El momento más emocionante de la tarde. Para acompañar a la orquesta, el coro de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga apareció frente al escenario. Cada instrumento de cuerda fue desgranando cada nota con una intensidad que hacía que la melancolía de la pieza original pareciera aún más profunda. Pero lo más emotivo fueron las imágenes de la DANA de Valencia que se proyectaban en las pantallas. Se escuchó algún sollozo y muchos de los asistentes no pudieron evitar que se escapase alguna lágrima.
Pero el concierto no podía acabar con un sentimiento de pena. Díez Boscovich se dirigió al público para interpretar alguno de los temas más animados del repertorio. Ganó Hey Jude. Al finalizar, Banderas se dirigió al director de la orquesta para repetir Because con el cuarteto de cuerdas tras un leve fallo al terminar la piezade apertura, y, además, le pidió terminar con Yellow Submarine, pero con los asistentes cantando y aplaudiendo con ganas. Pero el Teatro del Soho Caixabank está de celebración: cumple cinco años y la orquesta interpretó el Cumpleaños Feliz con el coro del público.
En palabras de la representante de Larios, Azahara Margon, el respaldo a la orquesta Larios Pop del Soho y al Teatro del Soho CaixaBank ha hecho posible que se pueda realizar este evento: "No solo rinde el tributo a la cultura de Los Beatles, sino que también crea un espacio para exaltar el arte que tenemos en nuestra ciudad y la música que está dirigiendo nuestro embajador de la marca Antonio Banderas en los Atardeceres Larios". El actor se despidió con un "vamos a tomarnos un cubatita" e invitó a los asistentes a unirse a la fiesta.
El concierto sinfónico de The Beatles fue mucho más que un homenaje. Fue una versión de orquesta hecha con mucho cariño y dedicación. Cada detalle estaba cuidado al mínimo. Fue la prueba de que la música puede trascender sus propios límites para convertirse en un puente intergeneracional. Bajo la dirección de Arturo Díez Boscovich, la orquesta Larios Pop del Soho no solo interpretó las canciones de los Beatles; las revitalizó, las hizo suyas, y en el proceso, las devolvió al mundo como un regalo renovado.
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