La vuelta al origen de Aixa Portero

CAC Málaga

La artista malagueña presenta 'Pax Natura', su primera exposición en su ciudad, hasta el 19 de septiembre en las salas del CAC en La Coracha

Aixa Portero, en su instalación 'Las raíces del vuelo', este viernes, en las salas de La Coracha del CAC Málaga.
Aixa Portero, en su instalación 'Las raíces del vuelo', este viernes, en las salas de La Coracha del CAC Málaga. / Marilú Báez

Málaga/Había una anomalía de bulto en el hecho de que Aixa Portero (Málaga, 1975), profesora en la Universidad de Granada (donde comenzó su formación como artista, completada en Bruselas) y dueña de una creciente trayectoria nacional e internacional, con proyectos presentados con éxito en las dos últimas décadas, no contara con una exposición individual y a su altura en su ciudad natal. La anomalía ha quedado subsanada, finalmente, con Pax Natura, la exposición que el CAC Málaga inauguró este viernes en sus salas de La Coracha, donde podrá verse hasta el 19 de septiembre. Comisariada por Almudena Ríos, la muestra está compuesta por más de doscientas piezas de sus trabajos más recientes, comprendidos entre 2015 y 2021, algunos de ellos inéditos y creados expresamente para esta exposición. Bajo una singular concepción de la instalación como campo de investigación, Portero presenta verdaderos espacios espacios escénicos que funcionan asimismo como verdaderos laboratorios de realidad, donde cabe encontrar testimonios de naturalezas muertas, libros y objetos insospechados. En estos contextos, escultura, fotografía, pintura y dibujo disuelven sus particularidades hasta alumbrar un lenguaje propio en abierto diálogo con una especial querencia de la artista: la filosofía.

Esculturas en la exposición de Aixa Portero.
Esculturas en la exposición de Aixa Portero. / Marilú Báez

De hecho, Pax Natura indaga en los límites entre naturaleza y cultura y en la propia definición de lo humano en esa coyuntura, en diálogo con Platón, Heidegger y María Zambrano entre otros. De hecho, una de las series más significativas de la exposición lleva el título, a modo de declaración de intenciones, Claros del bosque, y viene precedida por esta cita de Ortega y Gasset: “Se irá el bosque descomponiendo, desgranando, en una serie de trozos visibles. Pero nunca lo hallaré allí donde me encuentre. El bosque huye de los ojos” . Del mismo modo, la serie Poiesis (2015- 2018) está formada por seis urnas de metacrilato rectangulares a modo de incubadoras de neonatos sostenidas por unas de hierro en negro de forma irregular. En ellas se muestran libros abiertos donde la artista dialoga con un poema de Rubén Darío interviniendo directamente los poemas: sobre los versos se disponen elementos naturales como las crisálidas, hojas de árbol o ramas que acaban en plumas. La realidad se recupera así, justamente en virtud de la sabiduría heracliciana, como cambio constante y mutación continua. En la obra de Portero, todo es susceptible de convertirse en otra cosa, de ser y de no ser en absoluto. Lo que puede entenderse como verdad es lo que la transición, como estado intermedio, revela: no hay, en este sentido, metas que alcanzar, lo que reta de manera directa a la idea de obra de arte como objeto acabado.

Recordaba Gaudí que la originalidad no es otra cosa que una vuelta al origen, y Aixa Portero brinda su particular reflexión al respecto. La artista propone la vuelta al origen de los primeros signos humanos, el reencontrarse con la huella histórica de la memoria y la búsqueda del origen de la comunicación en su obra Glifos Natura (2019) donde muestra una serie de glifos o signos rupestres grabados o pintados en las rocas en dos series, una sobre Colombia y otra sobre España; el arte rupestre queda evocado como expresión prehispánica, como raíz y origen, legado histórico, hasta hacerse presente. Pero, además, en ese regreso al signo original, Aixa Portero practica cierta arqueología de su propia obra, reconocida así en raíces bien firmes.

Libros-pájaro en continua mutación.
Libros-pájaro en continua mutación. / Marilú Báez

Aixa Portero forma parte del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada (una institución desde la que, por cierto, se ha promovido la figura del malagueño Ibn Gabirol como emblema para el entendimiento entre las culturas judía y musulmana) y ha hecho de la cultura de la paz una clara señal de distinción de su trabajo. Un ejemplo de este compromiso, en clave de género, es la instalación LibrEs Plumas (2018-2019), donde los libros-pájaro aluden, a base de plumas y colores, a mujeres que han luchado por sus derechos y por la paz. La obra Nuturans Naturans (2020) está formada por 12 libros engarzados en hierro, intervenidos con dibujos de diferentes venus prehistóricas y adornados con plumas de aves sobre otros libros escritos que tratan acerca de testimonios de mujeres con un argumento común: la resiliencia como punto de partida para la actividad creativa.

Las raíces del vuelo (2018), una de las piezas principales de la exposición, continúa el homenaje a los libros con una intervención formada por más de doscientos volúmenes que por primera vez puede verse en España en toda su extensión. Los libros de cubiertas negras sujetados por un frágil hilo cuyas letras se encuentran en el suelo de la sala. La pieza muestra una dualidad: las letras han caído al suelo y, por una parte, abren la puerta a una paz serena, a la resiliencia; pero, por otra, la ausencia de esas letras constata una erosión de valores y conocimiento. Corresponde al espectador atar los cabos, con la naturaleza y la cultura de su parte.

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