El 'cajón de sastre' de Javier Ojeda
El músico malagueño grabará en directo en el Teatro Echegaray el 27 y 28 de diciembre algunos de los temas de su próximo disco, 'Re-verso' que incluye canciones inéditas, material ajeno y poemas musicados
La otra cara de la moneda puede deparar sorpresas gratificantes. En el caso de la música devuelve a los oídos nuevos acordes, versiones insólitas y composiciones que se han quedado en la recámara por no entrar en otras exigencias . De todo ello hablará Javier Ojeda en su próximo disco, Re-verso que comenzará a grabar los próximos 26 y 27 de diciembre en directo sobre las tablas del Echegaray. Miguel Paredes, Carlos Germade, Roberto Cantero y Paco Vilches le arroparán en esta aventura, una suerte de "cajón de sastre" con "todas las posibilidades" sonoras que ha ido tanteando el músico en sus más de veinte años de entrega al pop.
Ayer, el vocalista de Danza Invisible adelantó las claves de este nuevo trabajo en solitario, "heterogéneo" y con la poesía como hilo conductor, "no como algo cultista sino como una forma de elevar la media de los textos musicales del pop, donde el repertorio latinoamericano nos ganan por goleada", asegura el cantante.
Reverso tiene previsto salir al mercado en mayo o junio, producido por Miguel Paredes (productor de grupos como Efecto Mariposa y Caradefuego), contará con algún dúo, uno con José Ángel Frutos, cantante del grupo Second, y otro "posiblemente" con Toni Zenet, "si tiene ganas y si cuadra claro, si no, no la incluimos", advierte Ojeda. El álbum sí tendrá poemas musicados de autores como José María Hinojosa o Concha Méndez y versiones de éxitos de Danza Invisible como Sin aliento, El ángel caído y Las reglas del juego pero con una sonoridad nada convencional.
"No son versiones cómodas de Danza Invisible", insiste. Y añade una justificación. "Sé que me arriesgo, pero prefiero ese peligro a hacer un disco previsible", sostiene. Consciente de su voluntad para salirse del tiesto en más de una ocasión, Ojeda sabe que su condición de solista "es minoritaria" y lo asume. "Soy más extremo que mis compañeros de Danza, para bien o para mal", admite.
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