Camilo convierte Starlite Occident en el "lugar feliz" de los malagueños

El público del artista se entregó desde el primer minuto

El colombiano celebró una noche de amor y sintonía a través de su música

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Camilo en el primer concierto de Starlite Occident / M.H.

Doce minutos después de la hora prevista, la voz de una niña anunció el comienzo del espectáculo. "Con ustedes, mi papá Camilo", decía el audio de Índigo, hija del colombiano. Después de un breve apagón, los focos se posaron sobre el artista, vestido completamente de blanco y descalzo para dar el pistoletazo de salida del primero de los dos conciertos en Starlite Occident. Bebé fue la encargada de romper el hielo. Y qué manera de hacerlo: el público de Marbella entró en sintonía con el cantante nada más arrancar el estribillo.

Por si alguien se había resistido a ponerse en pie y bailar, Aeropuerto hizo volar a los pocos que quedaban sentados y Kesi animó la fiesta. Una fiesta familiar, ya que asistieron muchos niños y niñas pequeñas junto con sus padres. En "la tribu", como se llaman sus seguidores, caben fanáticos de todas las edades y reina el buen rollo y el amor. Eso quedó plasmado en las miradas de los presentes y los abrazos a los pocos minutos de haber arrancado el espectáculo. También en una grada que poco tiempo le faltó para rendirse al cantautor.

"Buenas noches Starlite, buenas noches Marbella, buenas noches tribu, esta noche el Starlite es nuestro lugar feliz", saludó Camilo a un público que respondió con gritos y aplausos. "De todos los posibles planes un sábado noche, ustedes y yo decidimos estar juntos y esto merece celebrarlo", añadió antes de hacer saltar a los asistentes bajo el ritmo de Una vida pasada. Camilo no solo es voz y música. Camilo es sinónimo de saber disfrutar de la vida, algo que se empeña en transmitir a sus fieles a toda costa y que bien lo reciben. La complicidad del público con el artista se sintió desde la primera canción y fue en aumento a lo largo del concierto.

Pegao invitó a bailar a los más tímidos que, pasados varios minutos, dejaron la vergüenza a un lado y dieron rienda suelta al buen rollo del colombiano. El público pedía más, y el artista no defraudó. Un medley de varios de sus grandes éxitos subió el ánimo por las nubes: Contigo voy a muerte, No te vayas, Despeinada, Tattoo o Desconocidos hicieron vibrar el auditorio con fuerza, el terremoto Camilo pasaba con fuerza por Marbella y no se dejaba a nadie por el camino.

También hubo tiempo para contar anécdotas con humor y así jugar con el público: "No saben la que me pasó, parce, estábamos en la prueba de sonido, nos dio hambre, fuimos a comer algo y lo primero que nos dijeron es comer jamón". A Dani, su guitarrista, se le vino a la mente su exnovia porque le llamaba "jamoncito", tal y como contaba el cantautor entre las risas de los allí presentes. "La busqué en Instagram y tiene un novio nuevo, un muchacho de Marbella, un marbello, pero marbello que tú no", concluyó para dar paso a Gordo. Al finalizar el tema, sus fans le devolvieron la broma coreando "jamoncito, jamoncito".

Camilo también tiene un lado más sensible, más lento, más íntimo. Su banda se fue del escenario para dejarlo solo con su guitarra y vivir uno de los momentos más bonitos de la noche bajo el son de Corazón de hojalata. "España me ha regalado muchas cosas y Andalucía especialmente, mis dos hijas son made in Andalucía y siento un amor tremendo por este país y dolor de panza cuando veo la selección española", dijo. "La primera vez que vine en España fue montado en canciones que me ayudaron, muchas de ellas con amigos, por esos amigos estoy infinitamente agradecido", señaló antes de dar paso a El mismo aire, tema con el que colabora con Pablo Alborán.

La versatilidad del colombiano quedó demostrada al conseguir volver a poner en pie al público con ritmos latinos al compás de Salitre, Millones o Tutu, llenando el auditorio de brazos al aire, aplausos, miradas cómplices y pasos de lado a lado. Una de los asistentes aprovechó uno de los pocos segundos de silencio para decirle a Camilo que su grupo de amigos "estaba de boda", bajo la atención y risa de las personas de alrededor, que incluso les felicitaron. Por desgracia, la "boda de Juan y Sandra" no llegó a los oídos del cantautor.

De nuevo, la banda desapareció del escenario para dar paso a uno de los momentos de mayor conexión del colombiano con sus seguidores. Él solo con la única compañía de su guitarra. El artista empezó a contar su experiencia al cumplir su sueño: "Hay algo con lo que no me esperaba encontrar y es ustedes, ustedes le dieron sentido y significado a mis canciones, Marbella, muchas gracias". Sí pudo escuchar que era el cumpleaños de una de sus fans, que vino desde Almería, y aprovechó la ocasión para cantarle Cumpleaños feliz, un regalo que ella jamás olvidará.

Invitó al público a que eligieran la siguiente canción. De adentro pa afuera fue la ganadora de entre tantísimas opciones. El cantante regaló una versión de Ropa cara en acústico, anunciando que no sabría cómo saldría sin la melodía. Al terminarla, los músicos reaparecieron para continuar la fiesta con Favorito. De pronto, Evaluna, su esposa, apareció en las pantallas para acompañarlo en Plis, una canción de amor de la pareja. Ella no pudo acompañar a su marido por el estado avanzado de su segundo embarazo, pero él la "sentía cerca".

Y la cosa se queda en familia: Índigo siguió la celebración del amor y de la familia, arrancando a la gente de sus asientos para bailar al son de los ritmos del colombiano, que no paró de moverse de un lado a otro para devolver el cariño que recibía de su tribu con besos al aire y corazones y sonrisas. El estribillo, ya al final de la canción, sirvió de juego entre el artista y los presentes, que la corearon a todo pulmón en cuanto Camilo se despegaba el micrófono de la boca. "Escribí esta canción para inmortalizar el momento en el que nos miramos a la cara para decirnos que sí para siempre", anunció antes de cantar La boda, acompañada por imágenes con Evaluna y de su enlace, que arrancó aplaudos y varios "qué bonito, qué bonito".

El broche final de una noche llena de buena energía, felicidad, complicidad, conexión y mucho amor fue Vida de rico. Una despedida por todo lo alto que empezó con una versión de Camilo en solitario, una versión en acústico, para después en el estribillo unirse el grupo de músicos y levantar de nuevo a un público que disfrutó de más de hora y media de música y un ambiente familiar para el recuerdo. Una reafirmación de que el colombiano, con su sello propio, ha venido para quedarse y seguir sumando componentes en su tribu.

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