Es cara la piel del Oso
André Techiné, Thomas Vinterberg, Jeff Nichols, Mia Hansen-Love, Gianfranco Rosi o Lav Díaz competirán en la Sección Oficial del Festival de Berlín, que inaugura este jueves su 66 edición
El Festival de Rotterdam, clausurado este pasado fin de semana, se ha llevado para su programación lo más estimulante del cine español de este arranque de temporada: la segunda entrega del Informe General del veterano Pere Portabella, incansable e incisivo en su diagnóstico del presente 40 años después de tomarle el pulso a la Transición; Esa sensación, el esperado nuevo largometraje de Juan Cavestany tras Gente en sitios, dirigido junto a Julián Génisson; o el último ensayo fílmico (Oleg y las raras artes) de Andrés Duque, uno de los valores más seguros del otro cine español.
Cuatro días más tarde, este jueves, la sexagésimo sexta edición de la Berlinale arrancará por el contrario sin cine español, en una constante que se repite más de lo deseable y a pesar de las buenas migas del certamen con Isabel Coixet, quien en 2015 presentó fuera de concurso su Nadie quiere la noche y que en esta edición leerá el discurso del premio honorífico a su amigo Tim Robbins.
No busquen pues las siglas ESP entre las numerosas propuestas de Sección Oficial, Panorama, Forum, Generation, Berlinale Special o Berlinale Shorts, tampoco entre los miembros del jurado (presidido por Meryl Streep), las retrospectivas (Nuevo Cine Alemán) y homenajes (Michael Ballhaus). Y tengan paciencia, la segura presencia de Almodóvar en Cannes alimentará el hambre de noticias de alfombra roja que tanto necesitan nuestros medios para hablar de cine.
Berlín sigue por otro lado en su particular búsqueda de la excelencia, la diversidad geopolítica y, como dice su director, Dieter Kosslick, a propósito de la línea editorial de esta edición, la felicidad y la alegría de vivir. Como si fuera tan fácil.
Ponen su granito en el intento viejos conocidos como los hermanos Coen (Hail, Caesar!) y Spike Lee (Chi-Raq), aunque lo harán fuera de concurso. El cine norteamericano tiene su apuesta fuerte en Midnight Special, de Jeff Nichols, protagonizada por Michael Shannon. También bandera norteamericana agita el documental de Alex Gibney sobre el espionaje cibernético, Zero Days, y la comparte con la británica Genius, de Michael Grandage, un biopic sobre el editor Max Perkins con Colin Firth, Jude Law y Nicole Kidman. Desde Canadá, Denis Côté presentará Boris sans Béatrice.
Berlín siempre tuvo querencia por el nuevo cine iraní, de Panahi a Farhadi. Esta vez encontramos dos títulos persas, A Dragon Arrives!, de Mani Haghighi, y la coproducción Soy Nero, de Rafi Pitts, que narra la odisea de un joven que atraviesa el desierto mexicano para llegar a Estados Unidos.
Los cines del mundo siguen teniendo su peso específico en Berlín, y nadie mejor que el filipino Lav Díaz para confirmar que es ya uno de los grandes autores del panorama actual, aunque sus películas no se ajusten al formato ni la duración estándar. A Lullaby to the Sorrowful Mystery dura ocho horas, vuelve a estar rodada en blanco y negro, revisa la guerra hispano-filipina y no hará concesiones al jurado y a los espectadores más valientes. No muy lejos del archipiélago, el neozelandés Lee Tamahori vuelve a sus raíces en The Patriarch, una historia de rivalidad familiar ambientada en los años 60. El certamen también se mantiene fiel a las propuestas más o menos oficiales o disidentes del nuevo cine chino: Crosscurrent, de Yang Chao, así lo confirma.
Pero el peso específico de la Sección Oficial sigue decantándose por la vieja Europa. La discreción ha hecho que sólo haya una cinta alemana, 24 semanas, un melodrama de Anne Zohra Berrached. La artillería francesa viene comandada por otro habitual, el veterano André Techiné, que en Quand on a 17 ans se acerca a la adolescencia como territorio de sexualidad confusa. Después de abordar las noches musicales de su generación en Eden, Mia Hansen-Love se protege ahora con Isabelle Huppert al frente de L'Avenir, mientras que Dominik Moll presenta su particular incursión en la comedia con Des nouvelles de la planète Mars. Saint-Amour, lo nuevo de Delépine y Kervern con Depardieu y Poelvoorde, y la coproducción con Túnez Hedi, de Mohamed Ben Attia, completan la representación gala.
El cine portugués (con Viera da Silva y Salomé Lamas presentes en otras secciones) prosigue su buena racha festivalera con Cartas da guerra, de Ivo M. Ferreira, mientras que la Europa del Este sigue contando con el bosnio Danis Tanovic (Death in Sarajevo) como una de sus apuestas fijas. El concurso se cierra con otros dos nombres conocidos: Thomas Vinterberg, alejado ya de dogmas y plegado al aseado modelo Zentropa, revisita viejos ideales libertarios truncados en la Dinamarca de los años 70 en The Commune, mientras que el italiano Gianfranco Rosi (Sacro GRA) pone su mirada en Fuocoammare junto a los inmigrantes que llegan a las costas de Lampedusa. La felicidad, para ellos, puede que sólo consista en sobrevivir.
Lejos de la lucha por el Oso de Oro, las nuevas películas de Wang Bing (Ta'ang), Eugene Green (Le fils de Joseph), Terence Davies (A Quiet Passion), Kiyoshi Kurosawa (Creepy) y Michael Moore (Where to Invade Next) o el biopic sobre Miles Davis (Miles Ahead) que ha dirigido y protagonizado Don Cheadle, son, a priori, las que más expectativas despertarán entre la selecta cinefilia.
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