De los conceptos nuevos y los museos al uso
En su intervención, Alain Seban empleó con fruición una palabra a modo de muletilla: novedad. Lo que el Centro Pompidou quiere hacer en Málaga es algo nuevo, en todos los sentidos, no sólo respecto a la propia institución ni respecto a Málaga, sino en la propia historia de la museografía reciente: por muy importante que pueda ser un colección permanente, lo que el Pompidou pretende investigar en Málaga es en qué medida un espacio para el arte puede fomentar el desarrollo cultural de las ciudades, y aquí es donde conviene fijarse en Málaga como conejillo de indias para el experimento.
Las obras del Pompidou, tal y como insistió Seban, y por más que De la Torre lanzara mensajes más o menos subliminales con intenciones contrarias, muy difícilmente estarán en Málaga más de diez años; pero el modo en que éstas perduren más allá de este tiempo dependerá de lo que los malagueños sean capaces de hacer con ellas, del provecho que puedan extraer de un legado y una oportunidad que muy difícilmente volverán a pasar. Tal y como advirtió en su día José María Luna, el Pompidou de Málaga no será sólo un museo para ver: lo será, más aún, para participar y crecer. Para, emulando a Hamlet, ser o no ser. Diez años pueden resultar suficientes para comprobar la capacidad de Málaga de convertir la experiencia en algo imperecedero, por más que no se renueven los convenios.
Hablamos, en todo caso, de una propuesta que ya está aquí: el Pompidou quiere abrir sus puertas en Málaga en el primer trimestre de 2015, lo que significa pasado mañana. Seban y De la Torre valoraron los numerosos museos con los que cuenta Málaga, pero el reto que llega ahora es muy distinto. Se trata de subirse al carro, de aprovechar la oportunidad. Seban habló de turistas, pero con un énfasis mucho menor del que empleó De la Torre. Por una vez, no se trata (sólo) de sumar visitantes y de reducir a cifras una política museística; se trata de sembrar para que sean otros los que recojan los frutos. Costará tiempo, y dinero. Pero corresponde a Málaga que merezca la pena.
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