Paisajes sonoros del Cuarteto Casals

Málaga/Pocas dudas quedan a la hora de asentar al Cuarteto Casals en la cima de la música internacional, en honor a su reconocimiento como una de las formaciones más admiradas y respetadas del planeta. Desde su constitución en 1997, su prestigio no ha hecho más que cimentarse y consolidarse con proyectos que han dado buena cuenta de su talla: no hay más que recordar la integral de los diecisiete cuartetos de Beethoven con el que el grupo celebró su vigésimo aniversario en 2017 en los principales teatros de Europa, Asia y América Latina. Su repertorio, eso sí, incluye a maestros del siglo XX como Bartók, Ligeti y Kurtág, así como a compositores contemporáneos, a menudo por encargo de las primeras instituciones musicales. Su discografía, vertida en el selo Harmonia Mundi, conoce de momento una doce de álbumes con grabaciones de autores como, además de los citados, Mozart, Haydn, Schubert, Brahms, Debussy, Ravel y Zemlinsky. Digamos que, por lo mismo, cualquier plaza que cuente en su programación con el Cuarteto Casals pasa a compartir el privilegio correspondiente. Respecto a Málaga, las últimas actuaciones de la formación tuvieron lugar en la Sala María Cristina: en 2005 en el añorado Ciclo Ciudad del Paraíso y en 2009 con un concierto acompañado de un taller de formación que organizó la Fundación Unicaja. Ha llovido desde entonces y hasta alguna pandemia ha caído, pero el reencuentro está ya a punto: el Cuarteto Casals abrirá el próximo martes 28 la decimoquinta edición del Ciclo de Cámara que organiza la Orquesta Filarmónica de Málaga en la sede habitual del certamen, el Auditorio del Museo Picasso, con entradas a la venta (este martes quedaban aún algunas disponibles).

Habrá ocasión, pues, para el desquite, dado además que el programa reúne algunos de los mejores argumentos camerísticos del cuarteto, que, por otra parte, ha mantenido intacta su formación desde su fundación en 1997 con los violinistas Abel Tomàs y Vera Martínez Mehner (quienes a menudo intercambian sus roles en el primer y segundo violín), el violista Jonathan Brown y el violonchelista Arnau Tomàs. El repertorio perfila así un paisaje sonoro diverso y dispuesto a la mejor versión del Cuarteto Casals: abrirá la primera parte el el Cuarteto nº 15 en re menor, K. 421 de Mozart, el segundo de los cuartetos que el compositor dedicó a su admirado Haydn y el único que alumbró en tonalidad menor, coyuntura que, por su mayor dramatismo, aprovecha bien el cuarteto para su mayor proyección expresiva. El concierto seguirá con uno de los mejores aliados del Cuarteto Casals, Shostakovich, y su Cuarteto nº 11 en fa menor, Op. 122, seguramente una de las más reconocibles puertas de entrada a la música contemporánea desde su composición en 1966 en su querencia postmoderna. La segunda parte comenzará con las Cuatro piezas para cuarteto de cuerda, Op. 81 nº 3 - Capriccio de Félix Mendelssohn y finalizará con el Cuarteto nº 8 en mi menor, Op. 59 nº 2 de Ludwig van Beethoven, al que el programa del concierto se refiere así: “Escrito en el otoño de 1806 y publicado, como otros dos, con el mismo número de opus 59 y con destino al conde Razumovsky. Es menos extenso que el anterior, y presenta menos problemas formales, con una estructura más tradicional. La escritura, sin embargo, sigue arriesgando demasiado en relación con las convenciones de su tiempo”. Todo un festín, por tanto, para cualquier amante de la música de cámara que se precie.

Formado al abrigo de la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid y especialmente vinculado a la Escuela Superior de Música de Cataluña, el Cuarteto Casals concibe como un todo su actividad concertística, fonográfica y educativa. En una entrevista concedida anteriormente a este periódico, Vera Martínez Mehner afirmaba: “Somos felices por haber sido capaces de crear un público para el repertorio del cuarteto, un público ya muy asiduo, que nos sigue, y al que se unen nuestros alumnos. Y eso es muy bonito”. No hay muchos cuartetos que puedan decir lo mismo. El honor es nuestro.