"A los críticos siempre les ha costado trabajo colocarme en algún sitio"
María Victoria Atencia se muestra sorprendida y asombrada por la concesión del Premio Lorca, algo que ella reconoce que ni siquiera había pasado por su imaginación y que era la última cosa que habría pensado en estos días
María Victoria Atencia no era capaz ayer de salir de su asombro. "Es algo que no me esperaba en absoluto. Que me hayan concedido el Premio Lorca es algo que no me lo esperaba", decía al otro lado del teléfono desde su casa de Málaga. "No tenía ni idea de que pudiera ganar el premio. No pensaba que fuese para mí. Para mí todo ha sido una sorpresa".
Hace unos años, en 2004, declaraba a este mismo diario: "La única salida del escritor joven es ganar premios". Ahora, a sus 78 años, le ha tocado el mayor dotado que hay en la poesía de habla hispana. "Las revistas, las publicaciones y los premios son la única forma que tiene el escritor hoy en día de hacerse un hueco en el mundo de la literatura. La gente que está empezando debe presentarse a todos los certámenes que se organicen porque los reconocimientos, además de dar ilusión, te ofrecen la oportunidad única de publicar un libro. Si eres joven, es la única forma de que te hagan caso las editoriales", afirmaba.
Inclasificable, María Victoria Atencia siempre ha estado ligada a diferentes grupos poéticos pero no sujeta a ninguno. Algunos críticos ven en ella connotaciones de la Generación del 27 -siempre fue muy admirada por autores como Dámaso Alonso, Jorge Guillén o María Zambrano-, la Generación de los 50 o el grupo Cántico. "Pero yo no me considero clasificable en ningún sitio", comentaba ayer. "A los críticos les cuesta mucho trabajo colocarme en algún sitio. Yo, por mi parte, pienso que cuando alguien está metido en una obra literaria no puede juzgar qué es lo que está haciendo en concreto".
Poeta, piloto de aviación, amante del grabado, María Victoria Atencia se pasó de golpe 15 años sin escribir a comienzos de los años sesenta. Unos lo atribuyeron a la repentina muerte de sus padres, otros a que ella se negaba a participar en ese fenómeno que fue conocido como 'poesía social'. Ayer lo explicaba: "Escribir es algo tan especial que lo mismo alguien escribe un libro en tres semanas que se tira tres años sin hacer una sola línea". Hace uno años, decía: "El motivo por el que han existido esos altibajos en mi creación literaria es porque, en la vida, algunas veces, hay ciertos baches que te impiden ver más allá de tu propia realidad".
De María Victoria Atencia dijo Vicente Aleixandre: "Siempre recuerdo aquellas espumas blancas de las que parecía ella surgir en el primer día de nuestro mutuo conocimiento. Una adolescente delicada pero irradiante que parecía sonreír desde un futuro prometido. Es que algo se le anunciaba: el nacimiento de un resplandor y de una oscuridad al mismo tiempo, entre los que ella se encerraría y revelaría la significación de la vida, con una palabra inconfundible". Esas palabras, recogidas en la página web mvatencia.com, van acompañadas de otras de Dámaso Alonso ("Me produce una intensísima emoción"), de Jorge Guillén ("Ah, María Victoria Serenísima!") o de María Zambrano, que prologaría uno de sus libros de poemas: "La perfección, sin historia, sin angustia, sin sombra de duda, es el ámbito -no ya el signo, sino el ámbito- de toda la poesía que yo conozco de María Victoria Atencia". La poeta declina los halagos al otro lado del teléfono. "Decían esas cosas porque tuve la suerte de conocerlos. Ellos me animaron bastante a escribir y yo disfruté mucho de esas personas".
La concesión del Premio Lorcaha supuesto para Atencia un doble orgullo: por un lado, el prestigio del galardón, y por el otro, el que su nombre se asocie a partir de ahora al del poeta granadino. "García Lorca siempre ha supuesto mucho para mí, porque he traducido poemas suyos y he participado en conferencias sobre él", decía a la agencia Europa Press.
Tal vez la influencia de personalidades tan intensas como las de García Lorca, Dámaso Alonso, Jorge Guillén o María Zambrano haya sido definitiva en el devenir creativo de María Victoria Atencia: "Lo que se lee y de lo que se empapa un escritor termina saliendo a la larga", comentaba ayer. También le encanta la idea de regresar a Granada para recoger el galardón. "Siempre que puedo, voy a Granada", dice. "La última vez, no hace mucho, estuve en el Palacio de los Patos invitada por el poeta Antonio Carvajal".
Respecto a Granada, ya en 1990, María Victoria Atencia publicó un libro llamado Dar-al-Horra. Ella lo explicaba con estas palabras: "Esa antología recoge siete poemas que están inspirados en la belleza de Granada y en el cariño y el apego que siento hacia esta ciudad. Siempre he estado muy vinculada a Granada, no sólo porque mis hermanos hayan estudiado aquí y por mis múltiples visitas, sino también por los amigos que he encontrado en esta ciudad, entre ellos Elena Martín Vilvadi, a quien me ha unido una gran amistad".
Con aquellos poemas granadinos, Atencia pretendía "transmitir la belleza, la categoría y profundidad de los rincones que conforma esta ciudad. En ellos se refleja el misterio que refleja el palacio de Dar al Horra, la vida del monasterio de San Jerónimo o la antigüedad de la Alhambra", explicaba en 2004.
Ahora, esta malagueña de carácter abierto aunque tímido, ve compensado su cariño por Granada con la concesión del premio García Lorca, algo que ni ella concebía que pudiera sucederle. "De verdad, no pensaba que fuese a ganarlo. Ha sido toda una sorpresa para mí", comentaba ayer, algo asombrada por la cantidad de llamadas telefónicas que estaba recibiendo de todas partes.
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