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Málaga/Desde hace ya unos años, cada exposición otoñal del Museo Carmen Thyssen Málaga queda completada con las propuestas escénicas de su Ciclo de Artes Vivas, que reúne una remesa de espectáculos de muy distinta índole (de la danza al teatro pasando por la performance, la instalación y diversas soluciones participativas) representados en el patio central del histórico Palacio de Villalón en diálogo con el tema central de la muestra. Y, precisamente, este interés en la exploración escénica de los asuntos pictóricos reunidos en las salas expositivas ha hecho del ciclo una de las propuestas más reveladoras del panorama cultural malagueño, en una línea de actuación ya bien asentada a imagen y semejanza de los principales museos del mundo a la hora de trasladar experiencias en vivo a espacios no convencionales. Este año, la exposición protagonista revestía posibilidades bien interesantes: Desnudos. Cuerpos normativos e insurrectos en el arte español (1870-1970) da buena cuenta de la tardía consolidación del desnudo como género artístico en España al fin libre de sospecha, a través de una jugosa reunión de obras de artistas como Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Teresa Condeminas, Maruja Mallo, Pablo Picasso, Julio González, Salvador Dalí, Joan Miró, Eduardo Chillida, Antonio Saura y Menchu Gal, entre muchos otros. Pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, estampas y otros registros brindan así una panorámica que avanza entre lo académico y lo rupturista, el clasicismo y la vanguardia, a la búsqueda de la representación más fidedigna de la condición humana. Al mismo tiempo, el desnudo ha representado tradicionalmente el argumento más demandado a la hora de vincular el mundo plástico con el escénico, con resultados definitivos como la eclosión de la performance y el desarrollo de nuevas dramaturgias íntimas y poéticas frente al tradicional sesgo generacional del drama. Se daban así todos los ingredientes para conformar un menú prodigioso y eso es justamente lo que podrá verse en el Museo Carmen Thyssen desde este jueves, 17 de octubre, al 14 de noviembre, con cuatro piezas de difícil clasificación pero igual empeño en conquistar el corazón del público desde la desnudez.
Bautizado para su quinta edición como Presencia, el Ciclo de Artes Vivas del Museo Carmen Thyssen vuelve a reunir, como suele, a talentos ya consagrados con otros de carácter más emergente, aunque marcados por el mismo rigor y con un espíritu innovador común. En solo cuatro citas, la propuesta concita lenguajes dispares, desde el flamenco a la danza pasando por la música y la propia performance, que podrán disfrutarse (con entradas a once euros que permiten también el acceso a las exposiciones y la colección del museo) en uno de los espacios más cautivadores del corazón de Málaga. Abrirá la programación el 17 de octubre (todas las funciones comenzarán a las 20:30) el joven creador cubano Niche Ramírez, uno de los valores más prometedores de la danza contemporánea con una trayectoria ya bien sólida, con Yunta, una propuesta que convierte el par de bueyes en signo de la igualdad y la interdependencia entre personas de diferente color de piel: “El yugo, como símbolo histórico de la opresión, se transforma y resignifica durante la obra en una imagen de cooperación y solidaridad”, tal y como reza la programación. El jueves 31 de octubre tomará el relevo la artista Marie Delgado con Sophia in da house, pieza concebida como “un ritual vintage que combina coreografías, estéticas y estilos de épocas pasadas bajo la premisa una mujer sola en su casa”. A través de los lenguajes de la performance y el happening, el espectáculo pone el foco “en personajes femeninos observados desde la intimidad, la soledad y los anhelos imposibles”.
Especial atención merece la propuesta que la violinista, compositora y performer malagueña Luz Prado presentará el 7 de noviembre con Museum Meditations, un encuentro centrado en la escucha desde sus connotaciones físicas y emocionales: “Desde una performatividad que subvierte las habituales jerarquías de la música, Luz Prado crea una pieza que cuestiona el papel tradicional de los agentes que intervienen en un momento musical: el espacio, el sonido, la escucha y el cuerpo”, apuntan desde el Museo Carmen Thyssen. Por último, N’hacer presenta a los bailaores Fernando López y Belén Maya en una aproximación no exenta de humor al mundo artístico y sus servidumbres, así como a la presencia como conquista no dependiente del esfuerzo: “N’hacer expone la violencia de la hiper-productividad en el mundo artístico actual y propone soluciones alternativas para poder ser y estar presentes”, reza la programación de Presencia al respecto.
Los cuatro espectáculos incluidos en el ciclo fueron seleccionados de entre un total de 64 propuestas enviadas a la convocatoria abierta hasta el pasado 15 de julio. Ahora, corresponde al público disfrutarlos en cercanía, en la proximidad que confiere el cuerpo como elemento central de cualquier acontecimiento escénico. En la desnudez, al cabo, todos somos más iguales. Y más nosotros.
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