Un documental en silencio
Carolina Astudillo emprende la difícil tarea de dar voz a las víctimas de la dictadura chilena en 'Lo indecible'.
Hay experiencias difíciles de contar. Y más que eso: historias que se prefieren dejar en el pasado, no remover. Porque supone revivirlas, sentir lo que un día marcó tanto, lo que dejó heridas que nunca podrán cicatrizar. O que, si se consiguen curar, nunca dejan de doler. Por eso, a la protagonista de Lo indecible le resulta imposible contar el suceso que marcó su vida para siempre. Una dura muestra de lo que fue la dictadura chilena a la que muchos no sobrevivirían o nunca se repondrían.
La directora de esta película, Carolina Astudillo, sabe bien lo que supone contar experiencias difíciles: estuvo a punto de quedarse sin película precisamente por lo marcado que han quedado muchas de las víctimas de la dictadura. Berta, chilena residente en Suecia que sufrió aquella etapa en primera, sufrió un ataque al corazón cuando tuvo que declarar en el juicio al dictador, así que el médico le pidió que no volviera a revivir esos hechos y Carolina quedó sin película. "Fue cuando me di cuenta de la imposibilidad de revivir ciertos hechos relacionados con los abusos y la tortura", explica la chilena afincada en Barcelona, que mientras digería que no tendría película se encontró, por casualidad, con Gabriela, "otra persona que había sufrido los abusos de los militares". Se hicieron amigas y, de ahí, surgió Lo indecible, que se pudo ver ayer en el Teatro Echegaray dentro de la Sección Oficial de documentales del Festival de Málaga.
"Yo me he criado en plena dictadura chilena. Como otros muchos treintañeros, mi infancia y adolescencia quedó marcada por ello. De ahí que mis trabajos como documentalistas miren, precisamente, hacia la memoria histórica de Chile", cuenta Astudillo, que ayer acudió a la presentación de su película, que cuenta la historia de Gabriela, secuestrada en noviembre de 1974 por los militares cuando dirigía una pequeña escuela en Santiago de Chile, acusada de ayudar a quien no debía y pertenecer al Movimiento de Izquierda Revolucionaria. "Y esa experiencia de tortura es indecible, muy difícil de contar, de ahí que la película también sea muy incómoda para el espectador", subrayó Astudillo.
La directora chilena, que ya estuvo en el Festival de Málaga con De monstruos y faldas en 2009, ha conseguido recientemente una mención especial a Lo Indecible en el recientemente celebrado Festival Internacional de Cine de Lanzarote.
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