"Estoy entrenado para las críticas, en mi vida profesional no paro de escucharlas"
Entrevista a Raúl Arévalo | Actor y director
El actor recibe el premio Talent del Festival de Málaga como un "empujón" en un momento en el que ya trabaja en su segunda película como director, un filme que espera rodar en 2020
–A esta edición del Festival de Málaga. Cine en Español viene como uno de los homenajeados, ¿cómo sienta eso?
–Me hace ilusión porque el de Málaga es el primer Festival al que yo vine, y al que más veces he venido en mi vida. Y que sea el de Málaga el que, en concreto, me da este premio, pues me hace una especial ilusión. Me daría igual que me lo diera cualquiera porque un premio siempre es bonito de recibir, pero en Málaga he pasado momentos muy bonitos, tanto en el Festival como en la ciudad, entonces es muy especial para mí.
–¿En qué momento de su carrera llega este reconocimiento?
–Me llega en un momento en el que me lo tomo como un empujón. Sigo con mi carrera como actor, pero estoy soñando ya con hacer mi segundo proyecto como director. Estoy en proceso de escribir mi segunda película, para poderla rodar el año que viene si todo va bien, y este premio me da un empujoncito de: "¡venga!".
–El Málaga-Talent es un galardón que se da más por lo que se espera de usted como cineasta que por lo que ya ha hecho. ¿Eso no mete un poco de presión?
–No, presión no, porque lo que tengo son muchas ganas. ¿Sabes lo que pasa? Que como actor todo el tiempo estás en continuo proceso de críticas. Haces una película que tiene éxito, otra que es un fracaso, otra en la que te pone bien la crítica, luego te dicen que eres el peor del mundo... Al final, el día a día de los actores es escuchar críticas buenas y malas, así que cuando voy a encarar mi trabajo como director ya estoy muy entrenado a eso. Entonces no me genera tanta presión como ilusión y ganas de hacer la segunda.
–¿Estás entrenado para recibir críticas?
–Claro... Tú miras mi currículum de los cuatro años y todo son más críticas malas que buenas las que he recibido.
–Pero como cineasta vienes de bastante alto... 'Tarde para la ira' fue un éxito.
–Sí, ya... pero yo, como Raúl, estoy entrenado a las críticas. Yo he trabajado con muchos directores que lo único que han escuchado en su vida profesional son cosas bonitas, yo en mi vida profesional no paro de escuchar cosas malas.
–¿Qué podemos esperar del Raúl Arévalo director en el futuro?
–El resultado no lo sé. Lo que sí que me gustaría es poderla hacer con la misma libertad que pude hacer la primera. A veces he visto en mi experiencia como actor que, de repente, la presión inconsciente hace que te empieces a cortar libertad en todos los sentidos, y lo que me gustaría, dando por hecho que me voy a equivocar, es hacer cine con libertad.
–¿Se puede contar algo de ese proyecto que tiene en mente?
–No, no puedo decir nada todavía, pero está bastante avanzado.
–Más de una vez ha dicho que no supo gestionar bien el éxito de esa primera película.
–Me pilló como sobrepasado en general, en lo profesional y lo personal. Estaba haciendo muchas cosas a la vez y aprendí que el que mucho abarca poco aprieta. Estaba haciendo una serie de televisión a la vez que terminaba una película como actor, a la vez que remataba la postproducción de Tarde para la ira, y estaba tan sobrepasado que no sé cómo no me dio un jamacuco. Estaba al borde del ataque de ansiedad. Fue una lección aprendida, ahora espero disfrutar más en la siguiente.
–De su trayectoria, ¿qué momentos recuerda con más cariño?
–Los que más aquí en Málaga. En la película de El camino de los ingleses fueron tres meses y medio en los que estuve ensayando el acento malaguita y rodando con Antonio Banderas en una época del año buenísima. Fue mi segunda película, en el año 2005, y fue de los momentos más inolvidables que he tenido hasta ahora.
–Desde la primera vez que vino al Festival, ¿cómo lo ha visto evolucionar?
–Málaga siempre tiene una cosa que es el cariño de la gente que hace el Festival, cómo te cuidan y cómo se organiza. Cuando vas a otros festivales a veces te acuerdas bastante de cómo se hace aquí, aunque sean festivales más grandes en presupuesto. Y, sobre todo, lo más bonito es la vinculación de la ciudad de Málaga con el Festival. Hay festivales muy fríos, aquí el Festival se respira en las calles y eso es precioso. Eso no lo ha perdido nunca y va a más.
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