Estopa parte la pana en su concierto de 25 aniversario en Marenostrum Fuengirola
Los hermanos Muñoz han reunido a 17.000 personas en uno de los conciertos más esperados del año
"No pensaba que esto fuera tan bonito, muchas gracias por venir", han saludado
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No se cumplen 25 años todos los días, pero sí que hay quien los celebra todas las semanas con una fiesta apoteósica. Y no es para menos. Estopa cumple un cuarto de siglo del lanzamiento de su primer disco, el homónimo del nombre del grupo. Álbum que envejece como el vino tinto: con los años se hace más listo. Este 2024, los hermanos Muñoz se han embarcado en una gira que les ha llevado por Latinoamérica y, desde abril, recorre las ciudades principales de España. Su tour más multitudinario. Esta noche ha sido el turno de Málaga. Los malagueños -y varias personas que han viajado para no perderse la cita- han disfrutado del dúo icónico en Marenostrum Fuengirola.
Con todas las entradas agotadas -tan solo duraron unos minutos a la venta-, cerca de 17.000 personas han esperado a que la noche fuera cayendo para poder ver a los protagonistas. Después de una breve introducción, David y José han aparecido sobre el escenario y han abierto el concierto con Tu calorro, provocando que vuelvan las cabeza locas. Con su rumba característica, enseguida les han seguido los allí presentes, entregados desde la primera sílaba. Metiendo la primera y rompiendo el hielo, Estopa ha seguido con Cacho a cacho para comerse la noche, otro de los temas más conocidos de su repertorio. Le sigue El día que tú te marches, sin perder el ritmo e iluminando la ilusión.
"Muy buenas noches Fuengirola, no sabía que esto era tan bonito, muchas gracias a todos por venir, no sabía que esto era tan bonito", ha saludado David. Frente a la playa y con la luna y el Castillo Sohail como testigos, el concierto ha continuado con Vacaciones y, como si se parase el tiempo, Cuando amanece se ha hecho paso para que los corazones latan a contratiempo. Uno de los momentos más mágicos de la noche se ha vivido con Tragicomedia, canción muy sentida por los asistentes. Aunque el espectáculo ya llevaba un par de minutos, a los asistentes no se les quitaba el gusanillo de Estopa. El Run Run, Ké más nos da, Malabares y Mañana clara siguen con la fiesta. Eso de la estrofa ¿Y qué más nos da si no tenemos nunca na que celebrar? parece la antítesis de la gran fiesta que han montado los catalanes.
El dúo hace un recorrido por sus 25 años de existencia como artistas en el que interpretan tanto canciones míticas y de las primeras que publicaron como las de su último álbum, Estiopía. Pasado y presente fusionados. Sus temas no han pasado de moda y siguen escuchándose de generación en generación. Las corean personas de todas las edades. Otro de los momentos más mágicos ha venido de la mano de José, cantando él solo Ya no me acuerdo y metiéndose al público en su bolsillo, que lo ha acogido con una gran ovación al terminar la última estrofa.
Después de esta conexión entre el artista y el público, entre el calor de la gente, alma del ambiente, los focos deslumbrantes son muy potentes... Ha llegado el turno de uno de los himnos de su carrera musical y de la historia de la música española: Por la raja de tu falda. Los asistentes han rugido con fuerza y han coreado al unísono el estribillo, con tanta fuerza como si se les pudiera escuchar desde la luna. Con ritmo más flamenco y rumbero, Poquito a poco invita a dar palmas y a reír. Sentados sobre unos taburetes y cerveza en mano, los hermanos Muñoz han interpretado El del medio de los chichos, otro de los momentos más esperados: cuando David anima a su hermano en la canción al son de "vamos, José". A la que se han sumado La rumba del Pescaílla y Demonios.
Qué escalofrío se pudo sentir... al escuchar el primer acorde de Partiendo la pana, que ha conseguido hacer saltar al público y toda la gente la cantaba. Y los hermanos la han gozado sobre el escenario al ver la entrega de los asistentes -y porque ellos también saben pasárselo bien-, que no ha decáido en ningún momento. Y, de pronto, una más lenta: Camiseta de rokanrol. Solo ellos son capaces de subir un Seat Panda rojo al escenario para cantarla subidos al capó y al techo. Como un reloj que se para, el tiempo parece que no avanza, y es que los Muñoz consiguen crear una burbuja de disfrute en la que nada importa, solo sus canciones, la buena energía, ellos y su público. Me falta el aliento y Pastillas de freno –dedicada a los que se levantan a las cinco de la mañana– han sido apoteósicas, que si se acaba el mundo ahí fuera, todo el mundo grita "me la pela".
La ranchera, Fuente de energía y Paseo arrancan risas con ganas, no les da la gana ponerse serios. Alguno incluso ha bebido más cerveza de la que puede tragar. La locura ha vuelto a desatarse con Vino Tinto, que ya ha abierto camino hacia el final del espectáculo. Seguida por Ojitos Rojos y Me quedaré, algo más rockera, se hace corto el tiempo. Un concierto de cerca dos horas y media que ha dejado vacío y sin aliento a los presentes, pero que aún le queda el broche de oro, la metralla final.
La sonrisa que se dibuja en la cara del público se queda corta cuando han descubierto de cuál se trata. No ha podido ser otra que Como Camarón. Todo el mundo enloquecido, dejándose el alma en una de las canciones más conocidas de la música española. Una fiesta que ha acabado por todo lo alto, como no podía ser de otra manera. Menos mal que no ha sido un sueño muy real y muy profundo.
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