Dani García entra en el olimpo gastronómico
Estrellas Michelin Málaga
El chef marbellí, gran protagonista de la gala, logra su tercera estrella Michelin
La provincia de Málaga atesora ya diez de estos emblemas gastronómicos, ya que ninguno de los premiados en ediciones anteriores pierde su reconocimiento
Málaga/El chef malagueño Dani García se ha hecho ya con la codiciada tercera estrella Michelin en su trayectoria después de sumar una más en la nueva Guía Michelín de España y Portugal, presentada en la tarde de este miércoles en Lisboa en el Pabellón Carlos López, en una gala que como cada año constituye algo así como la entrega de los Oscars para la gastronomía. Su reinterpretación de la cocina andaluza, valorada por el jurado, ha sido clave para subirle a los altares gastronómicos.
La tercera estrella Michelin abre a Dani García las puertas de un olimpo en el que, en realidad, venía figurando desde hacía ya algún tiempo, por más que su entrada en el reservadísimo club de los triestrellados entrañe sin remedio un antes y un después en su trayectoria. Si ya en la presentación de la Guía Michelin del año pasado los movimientos en torno a la potencial tercera condecoración del malagueño resultaron contantes y sonantes, fue a partir del último verano cuando el runrún adquirió hechuras de clamor.
Lo cierto es que el proyecto del Dani García Restaurante en Puente Romano, que abrió sus puertas en 2014 con las dos estrellas ganadas en Calima ya en su haber (una decisión por parte de los prebostes de la Guía que habría de aventurar por dónde iban a ir los tiros a medio plazo), ha servido para consolidar la figura de Dani García como un referente internacional, no sólo en lo que se refiere a la expansión mundial de sus marcas sino, más aún, al desarrollo de una cocina que poco a poco fue desvistiéndose de ciertos matices costumbristas (sin que la operación entrañara en ningún momento una erosión de su identidad: muy al contrario) para competir y hacerse apetecible en cualquier liga que se precie.
Así, si la llegada de Dani García a Nueva York en 2013 se tradujo en un éxito cuanto menos discreto en lo empresarial, el salto que decidió asumir Dani García le permitió terminar de derribar los últimos lugares de confort para conducir el riesgo en la dirección correcta a la hora de rodearse de fogones. En el Puente Romano de Marbella, el trabajo de Dani García se ha hecho más maduro, más reposado, menos espectacular pero más pensado, cocido a un fuego más lento, lo suficiente para que sus proezas dejen de ser consideradas caprichos y pasen a ser vistas como signos de un talento capaz de brillar en cualquier latitud. La tercera estrella Michelin ha venido, por tanto, a refrendarlo.
Conviene no olvidar, sin embargo, cuánto de lo logrado en Calima entre 2005 y 2013 se corresponde con este éxito, sobre todo en lo que al despojo de complejos se refiere y, más aún, a la imaginación y el rigor como marcas de la casa a la hora de dar a probar nuevas fórmulas y experiencias. Lo bueno, ahora, es la posibilidad de contar la historia de aquel joven marbellí que tras brillar como pocos en La Cónsula ganó su primera estrella en el Tragabuches de Ronda a una edad aún impropia de tales méritos.
Su ascenso constituye no sólo un caso único en la historia de la gastronomía malagueña por su precocidad y proyección, sino la conquista de un talento que ya ocupa una página exclusiva, al alcance de un puñado de genios, en el proceloso relato de la cocina española. Lo de Dani García ya es cuestión de patrimonio. Del más sabroso posible.
Con la nueva Guía Michelin, la provincia de Málaga atesora 10 estrellas dado que ninguno de los establecimientos señalados en 2018 ha perdido sus emblemas: Benito Gómez de Bardal (Ronda), Diego Gallegos de Sollo (Fuengirola), José Carlos García (Málaga), Marcos Granda de Skina (Marbella), Diego del Río de El Lago (Marbella), Mauricio Giovanni de Messina (Marbella), Luis Olarra de Kabuki Raw (Casares) y las tres de Dani García (Marbella).
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