Fallece Antonio Troyano, dinamizador de la cultura malagueña, a los 53 años

Dedicó gran parte de sus esfuerzos a sacar a la palestra a creadores locales

Selvatic Málaga Fest acoge este viernes 'Noches al Compás', dedicada al flamenco

Antonio Troyano, en una imagen reciente.
Antonio Troyano, en una imagen reciente. / M. G.

El histórico dinamizador cultural Antonio Troyano falleció este martes a los 53 años. Muy activo en el panorama artístico de la ciudad y la provincia de Málaga desde finales de los noventa, era conocido por llevar a cabo proyectos como Las Edades del Óxido, Nómadas o últimamente con el Gabinete de Hyde, siempre centrados en sacar a la palestra a los creadores locales.

Con el primero de los mencionados, Las Edades del Óxido, apostó por realizar exposiciones plásticas en lugares a priori poco apetecibles como edificios derruidos o deteriorados (de ahí, precisamente, su nombre) como el antiguo matadero.

No obstante, el más ambicioso de todos fue Nómadas, que arrancó en los 2000 y se mantuvo activo en torno a un lustro. Con la variedad por bandera, Troyano se centró en reunir a creadores de diferentes disciplinas como la danza, el teatro o la música y realizar extensas giras por la provincia. De unos tres meses cada una. Entonces, los artistas seleccionados se desplazaban en autobús a cinco o seis municipios de cada comarca, donde actuaban puntualmente cada viernes y sábado.

Una actividad que ayudó a impulsar la carrera de grupos, a menudo underground, como Inxight, Kmorra o Meridiano Cero. Muchos de ellos, recuerdan su participantes, obtenían más bolos gracias a este preciado escaparate. "En aquellos años había una auténtica escena cultural. Logró juntar a grupos de rock y heavys con el rap y el flamenco fusión", asegura Jesús Báez, que perteneció al grupo Días de Incienso y amigo personal suyo.

De un tiempo a esta parte, Troyano siguió contribuyendo a este mundillo a través del Gabinete de Hyde, con el que llevaba a artistas plásticos emergentes a espacios públicos como puedieron ser la estación de autobuses o la de tren de la capital.

Le gustaba alimentar las semillas culturales propias y aseguraba que nunca montaría muestras de creadores consagrados, algo que definía como "una cultura muerta". Igualmente, se posicionaba en contra de los localismos y apostaba por proyectar el talento de aquí para evitar "la endogamia".

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