Fascinante Croacia: Pula

En Pula nos despedimos de nuestro periplo por tierras croatas

Romanos, bizantinos, venecianos y austriacos, junto a la raíz eslava, han dejado patente en Istra el alma de tres grandes etnias europeas

Fascinante Croacia: Zagreb (II)

Anfiteatro romano de Pula. / M. H.

En el río ilírico los remos detuvieron / junto a la tumba de Armonia-Serpiente de cabellos rubios / una ciudad fundaron. Un griego la habría llamado ′Ciudad de fugitivos′ / pero en su lengua Pola la llamaron”.

Calímaco de Cirene, poeta y escritor que vivió entre los siglos IV y III a.C., da cuenta así de la fundación de Pula por los ilirios. En el año 40, bajo el emperador Augusto, fue la colonia Pietas Iulia. Hoy día se ha convertido en la mayor ciudad del condado de Istria aunque no es su capital.

Quiso Gea que la península de Istria, llamada así porque habitaba en ella la tribu iliria de los Histri, tuviese forma de corazón. Una pequeña parte de ella, situada en el noroeste, pertenece a Eslovenia, proporcionándole así una salida al mar Adriático, siendo además dicha república su frontera norte. El corazón istrio está enmarcado por dos golfos, a poniente el de Trieste y, a levante, el golfo de Carnaro (Kvarner). Es en éste donde se encuentran las islas de Cres y Losinj que pertenecen al condado. Quizá sea Istria la que mejor represente la esencia croata al haber normalizado la multiculturalidad que dio nacimiento a la República de Croacia. Romanos, bizantinos, venecianos y austriacos, junto a la raíz eslava, han dejado patente en ella el alma de tres grandes etnias europeas: latina, eslava y germánica.

Esto que decimos para Istria en realidad vale para toda Croacia, lo explica muy bien el escudo de la república. Está compuesto por un blasón, ajedrezado en rojo y blanco (gules y plata en heráldica) de cinco por cinco escaques, coronado por cinco escudos de armas de las regiones históricas que han formado Croacia. El tablero de ajedrez del blasón se debe a la leyenda sobre el rey Drzislav I que cuenta que, cuando fue capturado por los venecianos, se jugó su libertad con el dogo veneciano, Pietro II, a tres partidas de ajedrez y ganó las tres. De los escudos de la corona, el primero, azul con luna y estrella, representa a Zagreb y Croacia central; el segundo, azul con dos franjas horizontales rojas, responde la República de Ragusa; el tercero, azul con tres cabezas de felino coronados en oro, representa a Dalmacia; el cuarto, azul con una cabra de oro, es el escudo de Istria y el quinto, azul con una marta en una franja roja ribeteada de plata y una estrella, representa a Eslavonia.

Istria es un mosaico taraceado de naturaleza e historia verdaderamente fascinante. El geógrafo e historiador griego Estrabón, coetáneo del emperador Augusto, se refirió a ella como un lugar ideal para vivir. Su naturaleza es alucinante. Tanto como para que Dante Alighieri se inspirara en una de sus míticas simas, la Sima de Pazín, para representar la entrada al infierno en el noveno canto de la Divina Comedia: “los que entráis –escribió–, abandonad toda esperanza”. Y, aún sin conocerla más que por referencias, Julio Verne también se inspiró en ella para su Viaje al centro de la Tierra. Según la leyenda, esta sima se creó por el pisotón que dio el gigante Dragonja en el surco que había hecho labrando al ver que el agua, al correr por él, iba a inundar a la pobre gente que por allí vivía. Puso el pie para taponar el agua con tanta fuerza que el suelo cedió y apareció la sima de la que se desconoce su profundidad.

Istria tiene ciudades importantes y de una gran belleza, tales como Pazin, capital del condado, Parenzo o Roviño entre otras, que sin duda merecen la pena visitar, pero la ciudad más importante y que por sí sola merece la pena el viaje es Pula. También hay una serie de pueblecitos medievales muy pequeños, según dicen los más pequeños del mundo, a los que llaman “los siete enanitos” que son fascinantes. Entre ellos están Motovun, pueblo fortificado por los venecianos, Hum, el más pequeño de todos y en el que la Edad Media se quedó a vivir para siempre o Porec, reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Calimaco situó la fundación de Pula junto a la tumba de Armonía-Serpiente. Según la mitología griega, esa tumba estaría en los Campos Elíseos, una de las cuatro partes del inframundo griego y romano en la que residían las almas de los virtuosos. Armonía, hija del dios Ares, se casó con Cadmo, fundador y rey de Tebas, y se convirtió en mortal para estar junto a él. Ares se cabreó y convirtió a Cadmo en serpiente. Armonía le rogó que le devolviese la humanidad, pero Ares lo que hizo fue convertir también en serpiente a su hija. Cuando ambos murieron, Zeus se apiadó de ellos y envió sus almas a los Campos Elíseos para que gozaran juntos toda la eternidad. También el alma de Pula es virtuosa y eterna.

El emperador Vespasiano, a finales del siglo I, mandó construir un anfiteatro en Pula similar al que estaba construyendo en Roma que conocemos como El Coliseo por la colosal estatua de Nerón que estaba en los jardines de la Domus Aúrea, su palacio. Es el edificio más monumental, majestuoso e importante de Pula. En él se siguen celebrando espectáculos y eventos culturales. Tuve la oportunidad de conocerlo con una actuación del Ballet Bolshói en una noche inolvidable. La fachada es elíptica con dos órdenes de arcadas con 72 arcos cada una y está construida con piedra blanca de Istria. La cavea tiene un aforo para 5.000 personas y su conservación es tan excelente como la del Coliseo de Roma y la Arena de Verona en Italia, los anfiteatros de Nimes y Arles en Francia y El Djem en Túnez, que yo recuerde.

Pula tiene un maravilloso casco histórico cargado de vestigios de su época romana, lo que da una idea de la importancia que tuvo. A lo largo de las murallas romanas y medievales se abrían varias puertas, entre ellas la puerta Gémina, del siglo II, con dos elegantes arcos; también nos ha llegado la puerta de Hércules, que data de la época augusta y es reconocible por tener esculpida, encima del arco, la cabeza y la lanza del héroe. En unos jardines adyacentes se encuentra el arco de los Sergios, del siglo I a.C., con unas bonitas columnas corintias. En el parque, en el mismo centro de la ciudad, están los restos del Teatro romano que, como el anfiteatro, data de la época de Vespasiano. También, dentro del casco histórico podemos extasiarnos contemplando el magnífico mosaico que representa el “Castigo de Circe”, entre los restos de un conjunto de viviendas romanas, además de disfrutar con la bellísima capilla bizantina del siglo VI, Santa María Formosa (Sv. Marija Formoza) con frescos del siglo XV en su interior.

El castillo, que se encuentra en una colina, fue construido en época veneciana. Tiene planta de estrella con cuatro bastiones en las esquinas. Hoy alberga el museo Historico y Naval de Istria. A sus pies se levanta el convento y la iglesia de San Francisco, románica del siglo XIV con elementos góticos. Y no podía faltar el Foro romano. En él podemos contemplar una joya de la arquitectura imperial: el templo de Roma y Augusto, construido antes de la muerte del emperador que le da nombre. Presenta un pronaos de cuatro columna con bellos y elegantes capiteles. Se transformó en iglesia en época bizantina y fue almacén con los venecianos. Hoy alberga una excelente colección de esculturas romanas. Es interesante, ya fuera del Foro, la catedral de Santa María del siglo XVI y el Museo Arqueológico que reune una excelente colección de arte romano.

En Pula nos despedimos de nuestro periplo por tierras croatas. Nos despedimos pensando en volver porque Croacia es fascinante. Es un joven y pequeño país con una longeva y rica historia y una grandeza de espiritu digna de admiración. Es fascinante su naturaleza, es fascinante su historia y su cultura, es fascinante su pueblo y es fascinante su espiritu de lucha por el bien más preciado de la humanidad: la libertad. Por eso quiero despedirme con los versos del poeta hispano-peruano, profesor de la Universidad de Salamanca, Alfredo Pérez Alencart:

“Croacia,

nada te distraiga

en esta Libertad

que roza antiguas caricias

con la voz

de aquellos que nunca

se arrodillan.”

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