Keum Suk Gendry-Kim, dibujante gráfica surcoreana: "No tener hijos era culpa de las mujeres, algunos maridos los tenían a escondidas de sus esposas"

La dibujante gráfica surcoreana ha publicado Mañana será otro día, un cómic que refleja la dificultad de ser padres y la presión social

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La dibujante gráfica surcoreana Keum Suk Gendry-Kim y su último libro 'Mañana será otro día' / Javier Albiñana

La escritora de cómic surcoreana Keum Suk Gendry-Kim (1971) ha publicado una nueva novela gráfica, Mañana será otro día, en la que divaga sobre la presión psicológica y el drama que muchas parejas viven a la hora de ser padres. Bada y San, una pareja de treintañeros, tienen dificultades para concebir un bebé y deciden someterse a un tratamiento de fecundación in vitro. La sociedad de Corea del Sur y sus rasgos tradicionales muestran falta de empatía y tienen opiniones negativas y sesgadas. Es una historia inspirada en una tragedia íntima y personal de la autora. Keum Suk también es creadora de Hierba y La espera y ha vendido más de 70.000 ejemplares en España.

Pregunta.Con sus propias palabras, ¿sobre qué trata Mañana será otro día

Respuesta.La historia de este libro, Mañana será otro día, trata de una pareja compuesta por un hombre y una mujer y su historia está motivada por un dolor que he vivido en el pasado. Ellos se conocen, se casan y cuando llegan a los 30 empiezan a planearse tener un hijo, pero les resulta un poco difícil. Vuelvo a recordar lo que he vivido en el pasado, es una forma de autoconsolidarme a través de esta herida.

P.¿Por qué decidió abordar este tema?

R.Partimos de que es un poco autobiográfica, un hecho que me pasó cuando tenía 30 o 35 años. Ahora, con un poco más de edad, nosotros tenemos muchos cambios en nuestro cuerpo y nos hace reflexionar sobre nuestra vida. Este proyecto intenta recordar lo que me pasó con 30 años y he tenido todo este tiempo para reflexionar sobre mi vida. No solamente tengo que pensar lo que haré el resto de mis días, sino también en lo que he vivido hasta ahora. En este sentido, me planteo cómo tendría que vivir y está enlazado con la pregunta de cómo tendría que morir, hacia dónde quiero ir, cómo quiero terminar. Pensando en estas cosas, llegué a escribir este libro. 

P.Hay mucha presión en Corea del Sur para ser padres, usted lo ha intentado y no ha sido su caso. ¿Por qué se tiene esa mentalidad? Porque, por ejemplo, en España lo percibimos como un país muy avanzado cuando realmente se está demostrando, y también a través de sus obras, que no lo es. 

R.Nosotros, desde la dinastía Koryo, nos basamos en el confucianismo. Sobre todo, las mujeres han sufrido desde ese momento mucha presión, y no solamente en los ámbitos sociales, también en los familiares. Para las mujeres, no tener hijos era su culpa. Si tenían, siempre preferían a los hijos masculinos. Algunos maridos tenían hijos varones a escondidas de sus esposas. Eso pasaba hasta la generación de mi madre. Ellas no tenían que trabajar, tenían que escuchar y cuidar a su esposo. Pero la siguiente generación, que es la mía, las mujeres empezamos a negarnos a vivir como nuestras madres. Teníamos nuestro propio trabajo, queríamos ser más independientes. En el caso de Corea, en un contexto histórico, nos hemos modernizado a través de varias dificultades porque nosotros tuvimos la ocupación japonesa y, además, pasamos la guerra coreana en 1950. En esa época tuvimos una crisis económica. Desde entonces, hemos crecido económicamente en un muy breve periodo de tiempo. Como hemos crecido económicamente en un tiempo tan corto, hemos tenido muchos choques entre la nueva cultura y la tradición. Si hubiera sido un crecimiento más lento, habría sido mucho mejor, pero no ha podido ser así. Debido a este crecimiento rápido, por una parte, queremos mantener la tradición que tuvimos, pero otra parte, la generación joven, a través de internet, empieza a aceptar las nuevas culturas. Existen estos dos extremos en Corea.

P.Específicamente sobre este libro, ¿qué pretende? ¿Cuál es su objetivo? 

R.Quiero transmitir a los lectores que todas las personas vivimos con heridas y sufrimiento. Nosotros no elegimos a nuestros padres, pero no hay ningún ser humano que no tenga padres. Hay un capítulo que trata sobre la historia de la hermana mayor de la protagonista. La protagonista quiere vivir como su hermana debido a la presión de la sociedad. Se da cuenta de que va por el mismo camino que ella, pero, al final, debido a un acontecimiento que ocurre, reflexiona sobre su vida y piensa que no es lo que quería. A través de todo este proceso, quería mostrar a los lectores que en la vida no hay solo un camino, sino que hay varios. A través del fracaso y de varios acontecimientos que ocurren, que son dolorosos, aprendemos. Estas cosas también abundan en nuestra vida. Quería expresar que no solamente hay un camino, sino que hay otros que a lo mejor podrían ser mejores para las personas con otros intereses. 

P.¿Qué desafíos le ha supuesto tratar este tema y plasmarlo en un cómic? 

R.Es un recuerdo mío, algo que sufrí con 30 años. Para escribir este libro, me imaginaba la historia como si estuviera viendo un teatro, los protagonistas eran como actores y yo los veía desde un lateral. Sentí autocompasión. No he tenido muchos desafíos porque es mi propia experiencia y mi propio recuerdo. Por otro lado, la historia de la hermana mayor de la protagonista fue algo más duro porque yo también he perdido a mi hermana mayor. Ese recuerdo sí que era bastante duro para mí. Dibujarlo ha sido como una autocura. Esta pérdida de una persona importante y una persona valiosa para ti es difícil de autocurar, aunque pase mucho tiempo. Tratar ese tema creo que ha sido el mayor desafío que he tenido. 

P.Ha nombrado antes algunos problemas a los que se enfrenta a la mujer en Corea del Sur. ¿Todavía sigue habiendo desigualdades? ¿Qué problemas tiene la mujer y qué ha mejorado con respecto a cuando tenía 30 años? 

R.Cuando era más joven, se podía saber el sexo del feto a través de ecografías. Solo se seguía con el embarazo cuando eran varones. Había madres que incluso abortaban si el bebé era una niña. Ha habido preferencia hacia los varones desde siempre. De hecho, había desigualdades en casa. Mi hermano mayor y mi hermano menor, por ejemplo, no hacían nada. Yo, al ser la única niña, tenía que preparar la comida para seguir con la familia. Hoy en día preferimos más a las hijas porque mi generación se ha convertido en la generación de las madres que tenemos preferencia por las niñas. Las mujeres intentan alzar su voz, pero sigue habiendo esa tendencia de que los hombres consideran a las mujeres como objetos. Aunque sean jóvenes, yo creo que tienen ese pensamiento. Por ejemplo, un chico que estaba saliendo con una chica y se separan y esa chica empieza a salir con otro, entonces considera a esa mujer como su objeto y llegan a matarla. Incluso en la familia también pasan estas cosas. O persiguen a la chica a escondidas, muchas veces. Esto todavía nos da miedo a las mujeres y es lo que todavía queda como rasgos tradicionales en la sociedad coreana. Este tema también lo trato en la historia, la amiga de la protagonista cuenta que un chico la persigue. 

P.El mundo del arte es muy complicado y siendo mujeres, todavía más. ¿Cómo lo ha vivido usted? 

R.Como has dicho, el mundo artístico es difícil, pero la desigualdad de las mujeres pasa en otros ámbitos, como en la política. Siendo artista, todo funciona con enchufe para poder tener éxito. Es difícil tener éxito en el mundo del arte y mucho más siendo mujer. Si nos enfocamos un poco en el cómic, las mujeres feministas, las autoras, están alzando su voz y están apareciendo muchas autoras. Parece que se debe a que hay muchos lectores que son mujeres. Antes no había muchas mujeres que leían cómics o este tipo de literatura. Hoy en día hay muchos lectores. Entre mis obras, como Hierba, que es novela gráfica, hay muchos temas que les interesa y, sobre todo, hay lectores que les gusta este tipo de literatura y que trate otros temas. Yo creo que todo esto, al final, es una reacción muy positiva y con buena expectativa de cara al futuro. 

P.Acaba de nombrar Hierba y también escribió La espera. Son temas también delicados y siempre pone el foco en las mujeres. ¿Por qué y cómo trata con tanta delicadeza esos ámbitos?

R.A mí me han influenciado mucho mis padres, son más mayores que los de mis amigos. Tengo un vínculo muy estrecho con mi madre. La época en la que está ambientada Hierba es la que vivió mi madre, pero gracias a Dios no le pasó a ella. Otras dos o tres mujeres que vivían en su aldea sí que fueron escalavas sexuales del Ejército. No es una historia muy alejada de la realidad, sino que la conozco muy de cerca porque mi madre me ha hablado de ello. Y en cuanto a La espera, mi madre sufrió con la separación de la familia en la guerra coreana y ese dolor siempre me lo ha transmitido hablando con ella. Cuando fui creciendo, quería entender más lo que sintieron y sufrieron mis padres. Pensaba que contar esto es mi identidad. Además, pienso que este tipo de historias que tratan de la guerra y la sepación de la familia es contar lo que ha ocurrido, es la historia de los coreanos. También son historias de todas las personas que han sufrido la guerra, aunque sea de diferente raza o de diferente país. Creo que muchas personas están pasando cosas similares. Quería trasladar esa empatía que se tiene el uno con el otro. Hay un desafío que siempre pienso y que me hace sufrir, me hace pensar mucho. Cuento este tipo de historias para que no vuelvan a ocurrir estas cosas. Alzo mi voz en contra de todo eso para que no pase de nuevo, pero me doy cuenta de que sigue pasando y me da mucha pena.

P.Ha vendido más de 70.000 ejemplares en España. ¿Se esperaba este éxito fuera de sus fronteras? 

R.Pues no lo esperaba, no lo he pensado nunca porque cuando escribo una obra, estoy muy concentrada en ella y nunca pienso cuánto se venderá. Cuando me dijeron que en España se habían vendido más de 70.000 ejemplares no me lo podía creer.

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