La resiliencia de las librerías de Málaga: "Que los lectores se sientan como en casa"

Para los responsables, lo fundamental es la cercanía con los lectores y un trato que les haga volver

La adaptación a los nuevos tiempos ha acarreado en llevar a cabo numerosas actividades

Leo Shaddix, el 'bookstagrammer' malagueño que defiende y promueve la literatura

Mujer ojea una posible nueva adquisición en Luces
Mujer ojea una posible nueva adquisición en Luces / Javier Albiñana

Las calles del Centro están llenas de gente que va y viene. Muchas de ellas son de paso, algún malagueño queda que se pasea por la zona y busca refugio de lo suyo. Quizás con aire de nostalgia. Y muchos lo encuentran en los pocos comercios locales que quedan. Las librerías son algunos de ellos. Resisten al reemplazo y luchan por seguir siendo una puerta a otro mundo. Mantener viva la magia de las páginas, las historias en papel, frente a lo electrónico e inmediato. El encuentro entre personas en los pasillos, tan simple como poderoso, persiste.

Para José Antonio Ruiz, librero de la Librería Luces, no hay una fórmula secreta para resistir. Y si hubiera un secreto, tampoco lo diría. "El cliente viene aquí y encuentra lo que quiere", cuenta. Pero lo que quiere el cliente no siempre es algo material. "Podemos copiar un catálogo, una estantería, hasta tener una buena ubicación, pero lo que no se puede copiar es el trato humano", sostiene. Es innegable que hay que cuidar a quienes visitan el lugar y para ellos esa cercanía con los lectores es primordial. El secreto está en las personas.

En este sentido, Jesús Otaola, responsable de la librería Proteo Prometeo, también asegura que "no hay una fórmula mágica". "Sin lo humano no se va a ningún lado", añade. Los libreros no son simples dependientes; son parte de una gran familia que se ha formado a lo largo de décadas. Muchos de ellos han pasado casi toda su vida trabajando entre los muros de la librería: "Queremos que sea un trabajo para toda su vida, aquí quien menos lleva, y lo digo sin mucho margen de error, es 25 años".

Juan José Fernández, propietario de la Librería Mapas y Compañía defiende que es "realmente fundamental" cómo se trate a un cliente: "Es lo que hace que vuelva, aparte de los artículos que tengas, pero es fundamental que el cliente se sienta a gusto y se sienta bien atendido, es primordial". También opina que suma tener un "negocio atractivo", que el escaparate llame la atención al pasar por delante.

Noelia Clavero, responsable de la librería Rayuela y presidenta de la Asociación de la Feria del Libro de Málaga, cuenta que Rayuela tiene 43 años de historia y que sus fundadores siempre apostaron por construir su propia esencia. Desde que ella asumió el relevo, aunque ya había una comunidad de gente habitual, han "ampliado la familia" con eventos, clubes de lectura y presentaciones: "El clima que se puede respirar cuando vienes es único".

El dueño de la Librería Códice, por el contrario, dice que es fundamental "moverse en el mundillo", acudir a ferias y a otros eventos literarios. También que el local sea propio, no de alquiler: "Tuvimos suerte de que lo compramos en propiedad, muchas de las librerías cierran porque el alquiler es insostenible y otros franquician".

Renovarse o morir

Todas las librerías comparten una verdad esencial: resistir es una forma de adaptación constante, pero un equilibrio entre lo nuevo y mantener su esencia. Ya no basta con solo vender libros; hay que crear experiencias, comunidad y sentido de pertenencia al lugar. Que los lectores se sientan como en casa. La supervivencia de las librerías no depende solo de las ventas o del catálogo de ejemplares que puedan aglutinar, sino de lo que representan para sus clientes: un refugio en un mundo del que, muchas veces, se quiere escapar.

Ruiz destaca que, aunque las estanterías están repletas, siempre faltan libros: "Cada vez hay más libros fuera que dentro de la librería, es imposible abarcarlo todo". Cada vez hay más oferta, las editoriales publican más novedades y no es sostenible. Por otro lado, al mes se llevan a cabo muchas devoluciones de ejemplares que no han encontrado dueño. Pero si hay algo que diferencie a la Librería Luces es su originalidad en cuanto a contenido en redes sociales. Con vídeos graciosos, han creado una gran comunidad. "Las redes sociales son importantes, pero si no funciona la caja...", comenta.

Proteo Prometeo ha sido pionera en muchos aspectos, desde la informatización en los años 80 hasta las ventas online y los e-books. Pero para Otaola, la tecnología es solo una herramienta, no la solución. Uno de los aspectos más distintivos es Tercer Piso, un programa de presentaciones. "Ahora es una de las bases fundamentales de la librería", confiesa. "Tenemos un gran número de actividades y presentaciones, y se ha convertido en una referencia a nivel nacional, pero vino todo después del incendio como acto de renovación y adaptación a los nuevos tiempos", añade.

Fernández optó por "buscar alternativas" para destacar o diferenciarse del resto. Se han especializado en libros de viajes, guías, marítimos, mapas o algo más concreto, como rutas de senderismo. "Muchos clientes vienen a buscar ese producto especial que en otro lado no encuentran", indica. Aparte de libros, tienen globos terráqueos, reproducciones de antiguos instrumentos de navegación, "buscando la originalidad en todos los productos".

La tecnología es "importante, no fundamental", ya que ellos priman el trato con el cliente porque se basan "mucho en la experiencia del lector en la librería": "Creemos que eso se está perdiendo y debemos mantenerlo porque ahora todo es muy frío, internet está muy bien, se encuentras muchas cosas, pero es todo muy frío".

Lector en busca de su siguiente aventura literaria en Rayuela
Lector en busca de su siguiente aventura literaria en Rayuela / Javier Albiñana

En Rayuela están dispuestos a escuchar "cualquier idea loca" de quien quiere hacer algo y no tenga dónde. "Un punto fuerte es con la gente que me relaciono, es una red de muchos cerebros pensando y creo que no hay muchas librerías en las que tanta gente aporte ideas, tenemos muchos puntos de vista diferentes", señala. En Códice, Consuegra no tiene ni ordenador. Todo lo hace a mano. Tiene libros de autoayuda, narrativa de España, de Latinoamérica, oriental, anglosajones, clásicos y hasta de ocultismo. "Lo que diferencia mi librería es, en gran parte, el orden; la mayoría de los libros están clasificados por orden alfabético y bien cuidados", dice.

Con respecto a la tecnología y la "muerte del papel", Clavero lo tiene claro: "Siempre hay algo que se supone que va a acabar con lo anterior, ahora está la inteligencia artificial, y al final luego coexiste, el libro digital ha sido un complemento". Para ella, a la gente que le gusta a leer, le gusta tener el libro físico "como fetiche, como objeto" palpable, ya que en España se "edita muy bien". "Desde el confinamiento para acá hubo un momento en que mucha gente se reenganchó con la lectura y, sobre todo, creo que se pilló a alguna generación un poco perdida, hubo un enganche fuerte en la literatura juvenil".

Recuerda que los lectores ya se habían acostumbrado a la inmediatez y que, por lo tanto, “competir con Amazon era difícil”. “Yo creo que se ha logrado, la gente que lee al final valorará mucho el libro en físico y detrás hay todo un engranaje mucho más grande, tuvimos que aprender para que las cosas llegasen más rápido”, recuerda. La responsable de Rayuela defiende que “te tienes que acoplar al mundo en el que estás en los tiempos que estás”, como hacerse más visible en redes sociales.

La presidenta de la Asociación de la Feria del Libro sostiene que en Málaga "ha habido una explosión cultural de la literatura" porque se llevan a cabo mucho eventos "de mucha calidad". "Se está creando un movimiento como con la música y los conciertos, puedes también ir a una presentación, a un festival donde puedas encontrar a un autora que te encanta o te va a dedicar el libro, hace cobrar a este mundillo más vida y también el tener más a mano a los autores y autoras, es un impulso", concluye. La literatura sigue en pie y las librerías dan paso a mundos inimaginables a través de las páginas.

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