Esta luz para Marguerite Yourcenar

Aurora Luque publica 'Cuaderno de Flandes y otros poemas'

Aurora Luque (Almería, 1962), ayer, en el Palmeral de las Sorpresas.
P. Bujalance Málaga

06 de mayo 2015 - 05:00

Existe un lugar en el mundo llamado Villa Marguerite Yourcenar: se trata de un pequeño enclave, en la frontera entre Francia y Bélgica, donde la autora de Memorias de Adriano pasó parte de sus primeros años. Allí habitó Aurora Luque (Almería, 1962) como escritora residente en 2012, y fruto de esa experiencia es, en parte, Cuaderno de Flandes y otros poemas, una obra que acaba de publicar Ediciones en Huida, con naturaleza bilingüe (francés / español) gracias a la traducción de Regina López Muñoz, que precisamente fue alumna de Aurora Luque en Málaga. La poeta presentó ayer en la Feria del Libro esta obra "que ha publicado una editorial de Sevilla, donde nació Adriano, lo que no deja de ser una feliz coincidencia".

Cuaderno de Flandes y otros poemas distribuye su contenido, como su propio título indica, en torno a dos polos distintos pero confluyentes. El primero contiene los versos hasta ahora inéditos que Luque escribió durante su estancia a la sombra de Yourcenar, a la que se refiere como "un referente importante, una maestra: ella me enseñó a mirar el mundo antiguo. Durante aquella residencia pude escribir en su casa, con su fantasma y todo. Fue una experiencia maravillosa. En principio podía escribir sobre lo que me apeteciera, no tenía ninguna indicación, pero el libro fue surgiendo a través de lo que iba viviendo allí. El lugar es bellísimo, silencioso y rodeado de cementerios. No tardé en reflexionar sobre el devenir de Europa desde la Primera Guerra Mundial y en el sentimiento de culpa que ha quedado después del desastre. Y a partir de esas impresiones compuse el Cuaderno de Flandes".

Semejante inspiración puede resultar novedosa en una poeta que ha dedicado buena parte de su obra al Mediterráneo como tradición vital y al mundo clásico, pero todo encaja cuando se cuela Marguerite Yourcenar como guía: "Fue una mujer de decidida vocación filohelena, con carácter pionero. Ejerció de nómada, antes de la Segunda Guerra Mundial, indagó y viajó todo lo que pudo y exploró a fondo las rutas de Adriano para escribir su gran obra. Este impulso la trajo a Andalucía, una etapa de la que dio testimonio en Andalucía o el Jardín de las Hespérides. Mi devoción por Yourcenar, en este sentido, se refuerza en la conexión filohelena que nos une".

Pero también se deduce de la lectura de esta obra una mirada hacia adelante: ¿Qué cabe esperar de esta Europa a cuya descomposición asistió Yourcenar? Aurora Luque responde: "Aquel sentimiento de culpa que generaron las dos guerras mundiales ha sido especialmente acusado, sobre todo entre la intelectualidad y los artistas. Hemos sido víctimas de este desamparo, a veces de manera exagerada. No nos hemos mostrado capaces de evaluar el pasado sin sentir vergüenza, y esto es algo que habría que empezar a cambiar. Es cierto que la historia de Europa contiene momentos muy difíciles, pero conviene recordar que nuestras raíces se encuentran en Grecia y Roma, y que las conquistas que se derivan de ello no son precisamente pocas. Con respecto al futuro inmediato, tenemos que enfrentarnos a una disyuntiva: o reivindicamos lo positivo del legado europeo, o todo reventará y el continente acabará parcelado, a merced de los nacionalismos y extremismos". La pregunta consecuente es igual de oportuna: ¿Renacimiento o muerte? Y Luque vuelve a responder: "Claro, es que eso es justo lo que defiendo. Hoy, por ejemplo, se consagra la ironía como un valor necesario, pero la ironía ya estaba en Aristófanes, y en Marcial, en el principio de todo. Durante demasiado tiempo hemos llevado esta herencia a los márgenes, a la periferia, como si tuviera menos valor, como si desmereciera al lado de otras tradiciones como la oriental. Ahora es urgente recuperarla y llevarla al centro".

Además del Cuaderno, el volumen incluye textos ya publicados "como un poema en prosa dedicado a Chantal Maillard, en el que la pongo a dialogar con Marguerite Yourcenar. Las dos se parecen mucho". Así es la luz que alumbra lo que de verdad importa.

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