La malagueña Laura Supervielle versiona 'La casa de Bernarda Alba' de Lorca en una obra cómica
La representación teatral será el 14 de diciembre y tiene todas las entradas agotadas
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Nuevo giro a un clásico del teatro español. La casa de Bernarda Alba, una obra tradicionalmente conocida por la tragedia de Lorca tan intensa, cobra vida en su versión cómica bajo el título de La casa de Bernardo Alba. La malagueña Laura Supervielle, actriz y directora de teatro, ha creado este proyecto en torno a reflexiones profundas sobre el machismo, las creencias retrógradas y el papel de la mujer en la sociedad. Afincada en Luxemburgo y con "un éxito" en las funciones del país europeo, aterriza por primera vez en Málaga el 14 de diciembre en el teatro de la Escuela Superior de Arte Dramático con todas las entradas agotadas.
"Hoy en día, el público lo que busca es reírse, desconectar de los problemas, y aquí en Luxemburgo es lo que me piden: comedia, comedia", explica Supervielle en una entrevista con este periódico. La decisión de convertir una de las obras más sombrías de Federico García Lorca en una comedia surgió como respuesta directa a esa demanda. "En vez de Bernarda, ponemos a Bernardo, un personaje igual de machista, pero desde una óptica que provoca risa y reflexión a partes iguales", cuenta.
La artista malagueña, que lleva casi dos décadas afincada en Luxemburgo, también se apoyó en historias familiares y anécdotas que escuchó de su abuela y de su madre para ilustrar las "absurdas creencias" que marcaron otras épocas del pasado. Por ejemplo, dice, antes se creía que las mujeres no podían tocar plantas cuando estaban menstruando: "Es una tontería, pero esas cosas existieron, y al público le hacen mucha gracia porque algunos recuerdan esas ideas y porque son absurdas".
La adaptación no solo cambia el tono de la obra, sino que también amplía su elenco original. A diferencia de la obra de Lorca, que se centra sobre todo en personajes femeninos, Supervielle incluye más figuras masculinas porque tiene más actores que actrices. En su adaptación hay nuevos personajes, como un cura y un novio para una de las hijas de Bernardo. Pepe el Romano también tiene voz y presencia en esta versión. "La inclusión de hombres no solo responde a las necesidades del reparto, sino que también sirve para explorar el machismo desde ambos lados, tanto el de los hombres como el de las mujeres que lo perpetúan", señala la autora.
Llevar esta adaptación de Luxemburgo a Málaga no ha sido un camino fácil para Supervielle. "Escribí la obra pensando en un teatro concreto aquí en Luxemburgo, que tenía puertas y espacios exteriores, y adaptar eso al inmenso escenario de Málaga ha sido un verdadero quebradero de cabeza", admite. A pesar de ello, comenta que las entradas se agotaron pese a ser su primera función en la provincia, todo gracias al apoyo de su familia y el boca a boca.
La función de Luxemburgo también es en español, por lo que no ha tenido que modificar el idioma del guion. Aunque la comunidad hispanohablante en el país es grande, la malagueña tomó la decisión de añadir subtítulos en francés y luxemburgués para "llegar a un público más amplio". Sin embargo, en Málaga no habrá subtítulos ni modificaciones, ya que la obra se mantiene fiel a su "esencia en español".
Uno de los aspectos más conmovedores de esta producción es su trasfondo solidario. Las ganancias de la función en el teatro de la ESAD serán destinadas a Aproinla, una fundación que promueve la inserción laboral de personas con discapacidad, una causa cercana al corazón de la autora. "Mi madre fue una de las fundadoras, motivada por mi hermana, que tenía una discapacidad, y ayudar a esta asociación es mi forma de honrar ese legado", confiesa.
Aunque Laura Supervielle se describe como una actriz de formación, sus múltiples roles como directora, guionista y actriz le han permitido explorar nuevas facetas artísticas. En esta obra, interpreta a Poncia, la criada, un personaje que ella misma describe como "simple, pero con un trasfondo complejo": "Poncia es quien cuida de la madre de Bernardo, que tiene la cabeza perdida, es un personaje que conecta con el público desde su humildad y su sentido práctico". A pesar de las dificultades de combinar la dirección con la actuación, asegura que ha sido una experiencia "enriquecedora".
Cuando se le pregunta por sus deseos para el próximo año, Laura se muestra reflexiva. "A nivel global, sueño con que se acaben el odio, el racismo, la homofobia... cosas que no deberían existir en el siglo XXI", responde en relación con lo que refleja en su adaptación. En cuanto a lo personal, espera seguir dedicándose a lo que ama, que es la interpretación, y que sus proyectos sigan teniendo "tan buena acogida como hasta ahora".
Con su adaptación de Lorca, Laura Supervielle no solo ha logrado arrancar risas del público en su país adoptivo, sino que también ha conseguido abrir una puerta al debate sobre temas sociales que, aunque parezcan desfasados, siguen latentes en el presente. Su trabajo, desde Luxemburgo hasta Málaga, demuestra que el teatro puede ser una herramienta poderosa para el cambio y para la introspección, sin perder nunca su capacidad de entretener al espectador.
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