Manolo García, sobre su concierto en Marenostrum Fuengirola: "Es un reencuentro con un público que viene con un ánimo muy alto"

Cultura

El cantante barcelonés actúa este 15 de junio en Marenostrum Fuengirola

Asegura que el espectáculo tiene una duración cercana a las tres horas para olvidarse de otras cuestiones

Un épico Manolo García hipnotiza al público de Marenostrum Fuengirola

Manolo García en uno de sus conciertos de esta gira / M.H.

Hay personas que no pueden quedarse quietas, que necesitan estar en constante movimiento. Es el caso del cantante Manolo García. A sus 68 años, después de sumergirse en una gira de teatros el pasado año, este 2024 se embarca de nuevo en un tour en espacios grandes que recorre las principales ciudades de España. "Continuar en la brecha", como él dice parafraseando su propia canción. En Málaga hace parada el sábado 15 de junio, una cita en Marenostrum Fuengirola en la que se reencuentra con su publico. Aún quedan las últimas entradas disponibles en pista.

–Viene de una gira de teatros bastante intensa.

–Sí, está muy bien porque el teatro es un formato para mí muy agradable. Hay una cercanía, hay una intimidad, y la posibilidad de ofrecer canciones es muy bonita porque la calidad del sonido siempre suele ser más agradecida. Ahora ya estoy en otra posición, conciertos ya aire libre, en plazas de toros, ya sitios grandes. Hay un desarrollo de energía diferente. Ahí se trata de que todo el mundo esté con la energía arriba. Son formatos diferentes. Yo los conozco a la perfección los dos, porque por suerte para mí llevo años en este oficio y ambos los disfruto. Para mí es un placer volver a Málaga. Tengo el recuerdo de la acogida con El último de la fila en los años 90. La primera vez en la provincia fue en las fiestas de Coín y ya me gustó la cosa. Lo siguiente fue en La Malagueta y fue una noche apoteósica, muy bonita. Es un reencuentro siempre con un público que yo sé que viene con un ánimo muy alto y muestra el afecto, una calidez en el trato en cuanto empiezan los conciertos.

–¿Málaga es como una ciudad especial?

–Bueno, las ciudades dependen de su forma de vida y de según las recibes tú. La característica varía como el carácter de la gente. Ante una propuesta respetuosa y profesional, siempre responde bien. Luego la forma de expresar, ese congratularse, ese decir "oye, pues está bien, este concierto me está gustando". La forma de expresar el gozo en Málaga, en concreto, es un modo alto y es muy expresivo.

–Aquí se vive todo un poco intensamente.

–Sí, claro, claro. Ya las zonas dan un carácter. La climatología, el mar. Por ejemplo, para un cantante que acuda a una ciudad de interior o ciudad de mar no es lo mismo. Para cualquier actividad, la persona que habita en un litoral, que habita en un mar, en este caso Mediterráneo, una de civilizaciones de siglos y siglos de historia, es un carácter un poquito más abierto. A la hora de expresar la emoción también hay una fuerza concreta.

–Y hablando del mar, Marenostrum Fuengirola literalmente está justo enfrente, con el mar detrás del escenario.

–Sí, ahí está la puntería de las personas que organizan los conciertos y los festivales. En este caso, por lo que yo sé, es un lugar privilegiado y tener el mar cerca, a los que nos gusta, siempre es motivo de alegría. A mí me ha pasado el acabar un concierto que estaba al lado del mar y no pasar ni por el camerino, sino irme directamente al agua. Soy de mar, yo nací a doscientos metros del agua en un barrio barcelonés y me sigue gustando muchísimo. Quien nace en la costa difícilmente se acostumbra al interior. Y también es cierto, yo lo pienso a veces, que el que vive o los que vivimos en una ciudad de mar como en Barcelona, puedes usarlo en ciertas épocas para darte un baño o para darte un paseo. La playa se puede usar todo el año para pasear, para para estar en ella, meditar. Pero sí que es cierto que la persona que es de mar lo necesita. También se dan casos contrarios, personas que han nacido y han vivido siempre en tierra, descubren el mar y ya no pueden despegarse.

–¿Qué les espera a los malagueños en el concierto?

–Espera todo el entusiasmo que podamos aportar, todas las ganas, como siempre, porque para mí, personalmente, no hay fatiga nunca. Yo cuando salgo al escenario, salgo a escena y se remueve algo dentro de mí. Poder comunicarme con la gente a través de melodías, de música, es una posibilidad mágica, es un regalo de los dioses. Supongo que espera lo mismo que espero yo: vivir un rato en un presente absoluto, olvidarnos de otras cuestiones, a veces muy pesadas, muy, muy aburridas. A veces, incluso dañinas para el alma, para la mente, para el corazón. Y durante un ratito, alrededor de tres horas, pasar un rato agradable, cantar y entrar en otra posibilidad emocional. La persona que tiene la entrada, la compra tres meses antes porque le gusta el músico, y es un día especial y lo espera con ganas. Tienes unas expectativas que esperas que se cumplan. Yo lo que deseo es que se cumplan para todo el mundo, incluyéndome a mí. Y yo, a partir de esta idea, pongo todo lo que está en mi parte, le pongo toda la ilusión y todo el cariño.

–¿Cuál es la canción que más está disfrutando en directo?

–Qué pregunta más buena. Estoy haciendo un repertorio de tres horas con casi 30 canciones. Va a días. Con la que abro los conciertos, que se puede decir porque está en las redes, es Insurrección. Y es una canción a la que le tengo mucho cariño porque a El último de la fila nos dio buena suerte, porque fue un poco talismán. Y luego, a lo largo del concierto, cuando canto Pájaros de barro, también es especial, porque sé que ha llegado a mucha gente, ha calado en mucha gente. Y a pesar de que llevo tocándola bastantes años, siempre se rehace, renace y se reinventa cada noche porque cambias un trocito de melodía, haces un guiño diferente, la forma de cantar. Pájaros de barro es una canción que le tengo pillado el punto de disfrutarla siempre. A veces me bajo, la canto ante el público y eso la hace especial.

–Ahí se ve la cercanía, la conexión con la gente.

–Si, la gente es muy cercana. Si tú no haces ninguna barrera de ningún tipo, si tú eres llano en tu trato, en tu mirada, en tu propuesta, en tu forma de estar en las tablas, la gente entra rápidamente porque quiere eso. Quieren ese abrazo, quiere esa cosa bonita que nos aporta la música y que en cambio nos llegan otras cuestiones cotidianas a las que dedicamos muchas horas. Estamos dedicados a mil cosas diarias que nos cansan, nos aburren, nos inquietan, nos preocupan. Noticias, política, guerras... Eso nos ocupa muchísimas horas al día. Unos minutos de canción te esponjan el corazón. Te dan otra posibilidad de vivir ese día.

–La gira se llama Cero emisiones contaminantes desde ya. Es un mensaje bastante contundente.

–Lamentablemente, a día de hoy tendría que obrarse un milagro, bajar un alienígena a hablar de la urgencia, de la necesidad, de lo importante que es a las personas que dirigen, que son los cuerpos políticos, macroeconómicos, bancos y petroleras. Yo, humildemente, pongo mi granito de arena y de una manera casi ingenua. Los estamentos en general, no solo españoles, en todo el mundo, nos dan unas tiritas para que las pongamos en lo que puede llegar a ser un cáncer dañino. Parece que si ya hay grupos ecologistas, como Greenpeace, podemos estar tranquilos. No. Son tiritas en un problema grave que hay que abrir, operar, cerrar y curar. La población está inmersa en la lucha por la vida, sobrevivir en un mundo en el que cada vez parece que cuesta más la cosa sencilla. Después de tantos siglos, tendríamos que haber aprendido ya la lección. Somos el tiempo de la historia en el que más personas hay sobre el planeta y muy pronto van a haber muchos millones más. La naturaleza es la madre, es la que nos da la vida y la que nos la puede llegar a quitar. Ya que los alienígenas no vienen, aunque sea en son de paz, a decir que no nos damos cuenta de que no es así como hay que hacer las cosas, quizá tendría que ser la población civil de todo el mundo la que reaccionase. Habría que cambiar nuestro rumbo vital, tendríamos que cambiar nuestra forma de vivir, vivir más lentamente, movernos menos, contaminar menos. La solución no es fácil, pero hay que concienciarse de que ya tendríamos que estar bajando las emisiones de CO2 y no usar combustibles fósiles. Es el primer paso a dar. Y de momento, a mi modo de ver, solo se van poniendo parches que hacen ver que ya hacemos cosas. Perdonen, no van a engañar a nadie.

–Esto es un tema que da lugar a un debate amplio y largo. Su música ha traspasado muchas generaciones, le escucha gente de todas las edades. ¿Eso lo ve en los conciertos?

–La verdad es que sí. Por suerte para mí hay una intergeneracionalidad. Me llegan anécdotas muy bonitas, me cuentan casos de padres que tienen hijos pequeños y que con mi música les duermen, es decir, les gusta mi voz, mis canciones. Luego se da el caso también ya por décadas, de que muchísima gente en el país, que ahora tienen 20 años en adelante, han escuchado mi música de la mano de sus hermanos mayores, de sus padres, e incluso ya de sus abuelos. Han entrado ahí a esa fórmula mía, esa manera mía de componer y de entender la música. Con lo cual, eso significa que en los conciertos hay un entreverado de gente de todas las edades. Se ven familias enteras: hijos, padres... Eso para mí es un regalo.

–En cuanto al disco, es un doble álbum que incluye los títulos Mi Vida en Marte y Desatinos Desplumados. ¿Cómo se le ocurrió la idea de unirlos?

–Tenía ya un disco acabado. Hoy en día hablamos de disco y ya no sé si es muy correcto emplear el término, porque hoy en día todo son plataformas en los teléfonos móviles. El disco físico se lo han cargado. Han tenido un plan y lo han ejecutado de una manera muy eficaz. A día de hoy se han implantado unas modalidades de canción, o sea, hago una canción y la meto en las redes, hago otra al cabo de un mes y la meto. Yo sigo haciendo discos porque es mi manera, mi fórmula, es el tiempo en que yo aprendí.

–Para cerrar esta entrevista, ¿qué es la música para usted?

–La música es mi patria, la música es una de las fuentes de mi felicidad. La música no tiene calendario, no tiene reloj, no ata, no es un eslabón de una cadena. La música es todo lo contrario; es aire, es acariciar el aire con notas que nos proporcionan los instrumentos, la voz humana. No sé en este tiempo que me ha tocado vivir tan industrial, tecnológico, qué sería sin la música. Ahora ya se habla de esta cosa tan fea que me enerva, que es la Inteligencia Artificial. La música es un regalo de los dioses en este mundo donde todo cada vez es más frío, es la calidez de vivir.

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