Marcos Castilla, el joven malagueño promesa del piano, conquista una prestigiosa universidad de EEUU

El joven de 17 años ha recibido una beca de la Bard College Conservatory of Music para formarse durante cinco años

Asegura que va a llevar su tierra por bandera en Nueva York con el flamenco

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Marcos Castilla, la joven promesa malagueña, junto a un piano / Javier Albiñana

Marcos Castilla tiene 17 años y ha conquistado a Málaga desde pronta edad. Antonio Banderas tampoco ha podido resistirse al talento del joven malagueño que tiene el piano como una extensión de su cuerpo. El 5 de agosto va a dar el salto al otro lado del mundo gracias a que la Bard College Conservatory of Music, una universidad de de artes liberales de Nueva York, ha apostado por el músico con una beca para que se forme durante los próximos cinco años en su centro. También cuenta con el respaldo de la Fundación Málaga y de la Fundación Teatral Antonio Banderas. "Para mí es un sueño, llevaba mucho tiempo queriendo ir a estudiar a Estados Unidos", comenta con una sonrisa de oreja a oreja que no puede esconder.

Se enteró dos días antes de tomar la decisión de aceptar o rechazar la admisión a la Royal College of Music de Londres, que era la opción más "factible", pero también había sido aceptado en otras instituciones como el Berklee College of Music de Boston. "Recuerdo que me enteré un sábado y abracé a mi madre llorando, porque además de cumplir mi sueño, era una muy buena beca", recuerda Marcos Castilla. Le costó asimilar la noticia y supo que no sería un camino fácil, sobre todo porque va a estar lejos de su familia y él es "muy familiar", pero está feliz e ilusionado porque ve que su esfuerzo y su trabajo constante está teniendo sus frutos.

En la Bard College of Music va a seguir estudiando y formándose en piano, algo más enfocado en la música clásica, pero que habrá asignaturas diferentes. Le ilusiona, además, vivir la cultura americana y las instalaciones de la universidad: "Hay un auditorio construido por el arquitecto Frank Gehry, que ha construido varios para Disney y otros de las mejores de Estados Unidos y del mundo". Espera poder adaptarse porque es "algo abrumador y muy potente", pero ya va mentalizándose al cambio. Incluso se ha puesto una pulsera con la bandera española para que todos sus compañeros sepan de dónde viene.

Cuenta que en su futura universidad hay profesores "muy buenos" y hasta le cuesta asimilar que va a aprender de profesionales que han estado nominados a los premios Grammy. Está seguro de que va a aprender mucho allí, pero que él también va a llevar la cultura y la música española por bandera: "El flamenco les gusta mucho y es una manera muy bonita de poder destacar y de traer la cultura qué tenemos aquí". El joven disfruta tanto de la música clásica como del flamenco, bulerías e incluso la rumba. Se atreve con todos los géneros.

Joven promesa desde los tres años

El amor de Marcos Castilla por la música empezó a los tres años, cuando los Reyes Magos le regalaron un xilófono: "No podía dejar de tocarlo y lo bonito es que no fue algo impuesto, luego empecé a crear melodías y mi padres se fijaron en ello y me facilitaron que pudiera estudiar piano, que se convirtió en mi pasión". El malagueño se muestra agradecido con sus padres y se le iluminan los ojos al hablar de ellos. Es consciente del apoyo que le han brindado desde las primeras notas en aquel instrumento y defiende que sin su ayuda y su cariño no estaría donde está: "Me han llevado todas las tardes al conservatorio y me han animado en este camino tan bonito de la música, les debo la vida".

Siempre ha tenido claro que quería ser músico y ha luchado por ello desde entonces. "Claro que he pensado en otras carreras, pero nunca he tenido una segunda opción, siempre he priorizado la música y he trabajado para que esto funcione como que me llamo Marcos", explica con convicción. Se acuerda de todos los profesores que le han guiado en su trayectoria: desde Javier Sánchez, que le "abrió un mundo" al enseñarle a improvisar, hasta la ucraniana Natalia Sakala o Alejandro Díaz Cobos, a quien le tiene "mucho cariño". Sonríe al darse cuenta de la cantidad de apoyo y cariño recibido por parte de sus profesores desde sus inicios hasta el Grado Elemental y el Grado Profesional de piano.

Sus referentes contemporáneos en el piano son Chucho Valdés, Jorge Luis Prats, pero disfruta dejándose llevar por el período romántico a golpe de tecla con melodías de Chopin y Liszt, o el posromántico, "música muy compleja", pero que "es preciosa porque es el lenguaje del alma". El piano para él es "el paraíso y un refugio": "Si estoy feliz o estoy triste, toco el piano, sea algo más o menos positivo, me aporta seguridad y se me da mejor expresar algo que quiero decir al piano que hablando, una melodía vale más que mil palabras". No solo interpreta melodías, también le gusta componer y tiene muchas ideas para bandas sonoras grabadas en su móvil o canciones en inglés.

El malagueño ha ganado la sexta edición del concurso Tierra de Talentos de Canal Sur en 2022 y ha actuado en dos ocasiones en el Teatro del Soho Caixabank en 2023 bajo la dirección del maestro Arturo Díez Boscovich y con el apoyo de Antonio Banderas: "No podía creer que tenía a un referente para mí a mi lado apostando por mí, le tengo admiración infinita y gratitud". Además, Málaga Hoy le entregó el premio Malagueño de Hoy en su última edición. Se habla de él como la "joven promesa" o un "prodigio", algo que le halaga y agradece: "Me enorgullece mucho, pero siempre tengo en mente que puedo mejorar todos los días y poder ser mejor que pianista trabajando duro y echando muchas horas a diario". Sus manos vuelan sobre las teclas entre cinco y siete horas diarias.

De aquí a cinco años, cuando haya acabado la formación en la Bard College Conservatory of Music de Nueva York, se ve con más formación y "con la mente más abierta" a sus 23 años de vuelta a España. "La cultura americana no tiene nada que ver la con la española", dice. Cuando pase una década, se piensa la respuesta unos segundos y sonríe al visualizarse tocando en los grandes teatros del mundo o con grandes orquestas: "Ese es mi sueño, dar conciertos de piano o tocar en una orquesta, pero también me gustaría componer, aunque me vea más como un pianista de grandes sitios". Poco a poco, y a a golpe de tecla, va componiendo un presente y un futuro musical en una melodía que lleva su propio nombre y que ya conquista corazones nacionales e internacionales.

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