Marcos Castilla, la promesa malagueña del piano, becado por los Latin Grammy
La fundación concede tres becas en todo el mundo para la formación musical
El malagueño estudiará en la Bard College de Nueva York
Marcos Castilla, el joven malagueño promesa del piano, conquista una prestigiosa universidad de EEUU
Marcos Castilla es al piano lo mismo que Messi al fútbol y los balones de oro. La joven promesa musical es la viva imagen de que hay que apostar por el talento. La Fundación Cultural Latin Grammy le ha concedido una beca para continuar sus estudios de piano en el Bard College Conservatory, universidad de Nueva York a la que fue admitido hace poco más de un mes. Solo se han otorgado tres ayudas en todo el mundo por parte de la entidad. "Es un hito importante", señala Ángel Castilla, el padre de Marcos.
La beca de la Fundación Cultural Latin Grammy es una ayuda económica bajo el título de Becas Talento para Matrícula, que se concede solo a "tres talentosos y apasionados estudiantes" y que es un impulso para obtener su licenciatura en música en la universidad de su elección. En este caso, piano en el prestigioso Bard College Conservatory. Cada una de las becas otorga hasta 100.000 dólares a un "estudiante sobresaliente de música", que recibirá a lo largo de su formación.
"Para mí es una pasada que me hayan otorgado la beca de la fundación Latin Grammy, me siento privilegiado porque solo me han dado tres en todo el mundo de mi categoría", ha indicado Marcos a este periódico. Se trata de una beca de largo recorrido, para los cinco años de carrera: "Debo darle las gracias a todas y cada una de las instituciones que me han ayudado a cumplir mi sueño, que es estudiar música en New York.
El malagueño ya recibió becas por parte de la Fundación Málaga y la Fundación Teatral Antonio Banderas, quienes apostaron por el talento del malagueño, lo local y por cumplir su sueño de segui formándose. "Gracias a estas tres fundaciones y a que le haya admitido la universidad, él puede cumplir su sueño", comenta Ángel. También recuerda que en marzo, el futuro de su hijo no estaba tan claro. Pocos meses después ha salido el sol para iluminar su camino en una dirección clara: estudiar piano en Nueva York.
Ahora que ya ha empezado las clases en la universidad, admite que le ha costado adaptarse a la diferencia horaria, pero que su llegada ha sido buena porque le encanta explorar y las nuevas aventuras. "Me estoy levantando aquí a las seis y media para aprovechar el gimnasio por la mañana y así poder luego ir a las clases y tener toda la tarde para tocar el piano", ha explicado. El lugar, confiesa, es "idílico". Las instalaciones son "brutales" y el elenco de profesorado es excelente. Eso sí, echa de menos a sus allegados y a su tierra, que la lleva por bandera. "Voy a aprovechar la oportunidad al máximo", ha concluido.
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