Mario Gas: "Sigo haciendo teatro como el primer día, con humildad y certeza"
Entrevista
El director, referente fundamental de la escena española, trae el próximo fin de semana al Teatro del Soho 'Todos pájaros', la obra de Wajdi Mouawad que ahonda en el conflicto palestino-israelí a través de una historia de amor y que protagonizan Vicky Peña, Pere Ponce y Candela Serrat
Wajdi Mouawad en las entrañas de la tragedia

Málaga/Cuando ya contaba más de medio siglo de oficio en las tablas, Mario Gas (Montevideo, 1947) firmó en 2016 uno de los espectáculos más estremecedores de la temporada con Incendios, la producción de la obra de Wajdi Mouawad que protagonizó Núria Espert. Ahora, Gas regresa al mundo del autor canadiense de origen libanés, residente en París desde hace unos años, con Todos pájaros, nueva aproximación a la tragedia desde la historia de amor que comparten una estudiante árabe y un científico alemán de origen israelí en pleno corazón del conflicto entre hebreos y palestinos. Tras su estreno en los Teatros del Canal de Madrid el pasado mes de diciembre, la obra llega al Teatro del Soho Caixabank el próximo fin de semana, el viernes 14 y el sábado 15 de marzo, con Vicky Peña, Pere Ponce, Manuel de Blas y Candela Serrat en el reparto.
Pregunta.Mouwad estrenó su montaje de Todos pájaros en 2017. ¿Ha podido la obra verse afectada en su vigencia desde entonces, especialmente a tenor de los acontecimientos recientes en la Franja de Gaza?
Respuesta.Hombre, mal iríamos con una obra que perdiera su vigencia en siete años. Piensa en la actualida de autores como Eurípides, Esquilo o Shakespeare. Mouwad no les va a la zaga. Es verdad que lo que cuenta está muy relacionado con la situación actual de Israel y Palestina, pero Mouawad no ha escrito una obra de telediario. Lo que hace en Todos pájaros es mostrar las contradicciones de un conflicto que él conoce muy bien. Lo que hace es abordarlo desde una estructura familiar en la que todas esas contradicciones salen a relucir con especial claridad. En fondo y forma, Todos pájaros es una obra sobre la intransigencia, el perdón y el amor, como lo era Incendios.
P.En esta obra, Mouwad vuelve a demostrar que la tragedia es un vehículo válido para el siglo XXI a la hora de contar historias. ¿No habla eso más bien mal de nuestro tiempo?
R.Bueno, en realidad la tragedia no ha perdido nunca su eficacia. Lo que pasa es que si la tragedia clásica prestaba toda la atención a los dioses, la tragedia contemporánea parte de la idea, anunciada por Sartre, de que el infierno son los otros. El modo en que distintos colectivos y sociedades pueden llegar a odiarse entre sí por distintos motivos condiciona, sin duda, nuestra existencia. Y nuestro destino. Lo que Mouwad demuestra es que esta tragedia, como lo fue la clásica, es muy teatral. Sus conflictos respiran bien en el escenario.
P.¿Considera a Mouwad un autor difícil para el público? Y si es así, ¿qué pedagogía corresponde hacer?
R.Yo no diría que es un autor difícil. Sí es cierto que se trata de un autor exigente, pero una vez que el espectador asume la exigencia puede entrar en su mundo con facilidad. Un espectador suficientemente atento obtendrá siempre una satisfacción asegurada. Es más, Mouawad tiende a explicarse largo y tendido: sus obras suelen prolongarse más allá de tres horas, fundamentalmente porque su creador quiere que el público tenga todas las claves. Por nuestra parte, todas las funciones que hemos celebrado hasta ahora desde el estreno han tenido una acogida fantástica por parte del público. Tuvimos nuestra última función en Gijón y el silencio se podía cortar con un cuchillo.
P.En ese sentido, ¿cree que están claras para el espectador de Todos pájaros las conexiones con Incendios?
R.Sí. El espectador se ve inmerso en el conflicto palestino-israelí, pero si conoce la obra de Mouawad no tardará en identificar el modo en que el autor aborda los conflictos, desde un punto de vista familiar e íntimo. Eso es muy reconocible. Tanto en Incendios como en Todos pájaros, Mouawad escribe sobre la futilidad de pertenecer a un bando, sobre la inútil tarea de definir a los adversarios. Son obras diferentes ambientadas en conflictos diferentes, pero la huella del autor es muy visible siempre.
"Antes de cada función salgo a escena personalmente a pedir al público que apague los móviles"
P.Habla usted sobre la atención del público, pero cada vez llegan más quejas de no pocos artistas por la falta de respeto de los espectadores, sobre todo en cuanto al uso del móvil en las salas. ¿Considera que ha llegado la hora de educar al público?
R.Sí. De hecho, en cada función de Todos pájaros, antes de que la obra comience, salgo yo a escena a recordar al público que apague los móviles, que evite los caramelos y que si tiene que toser lo haga con la mayor contención. Hemos llegado a un punto en que muchos espectadores no saben distinguir entre su casa, donde pueden hacer todo el ruido que quieran mientras ven una serie, y un teatro, donde hay que preservar ciertas formas por respeto al resto del público y los artistas. Ojo, sucede lo mismo con la música, sobre todo la música clásica, más sensible al entorno. Hace poco, Daniel Barenboim decidió parar un concierto por la acumulación de toses. La idea de recogimiento está en crisis en estos tiempos, eso está claro. De modo que sí, como dices, tal vez va a haber que tomarse en serio lo de enseñar al público a comportarse en un teatro o en un auditorio.
P.En el proceso de puesta en escena de Todos pájaros, la compañía tuvo que afrontar la baja por enfermedad de Núria Espert, que iba a protagonizar la obra, poco antes del estreno. ¿Cómo lo hicieron para sobreponerse?
R.La pérdida de Núria Espert, que es una actriz extraordinaria, fue, como te puedes imaginar, un golpe muy importante. Una vez que nos hicimos a la idea y entendimos que había que seguir adelante, llegó en su sustitución Vicky Peña, que es otra actriz extraordinaria y que comenzó a trabajar el mismo papel con muchísimo respeto y con total dedicación. En cada montaje comenzamos siempre construyendo los personajes. Una vez que los personajes están ya bien afirmados, creamos a partir de ahí un tejido que va enriqueciéndose con las aportaciones de todos. Finalmente, le damos todo el protagonismo a lo esencial del discurso, eliminamos lo superfluo y nos quedamos con la médula para llegar al corazón del público.
P.Wajdi Mouwad dirige también sus propias obras. ¿Tiene usted en cuenta su trabajo como director cuando trabaja con sus textos, o prefiere obviarlo?
R.Yo respeto mucho el trabajo de Mouawad como autor, como actor y como director. Tanto es así que cuando fui director del Teatro Español programé el montaje original de Incendios que dirigió Mouwad. Pero, a la hora de trabajar con cualquier texto, adopto siempre un punto de vista propio, diferente del de cualquier otro. Eso es inevitable en cualquier creación artística. Por mucho que, por otra parte, resulte siempre aconsejable acudir a las fuentes originales.
P.¿Le sorprende todavía el teatro?
R.Si no me sorprendiera a estas alturas el teatro, los textos de los autores, el trabajo con los actores, no lo haría. En el momento en el que lo que pasa en el escenario hubiera dejado de resultarme mágico, ya lo habría dejado. Al contrario, sigo haciendo teatro como el primer día, con humildad y certeza. Sin el asombro, ¿qué sentido tendría dedicarse a esto?
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