Melendi camina por su vida artística en Starlite Occident por su 20 aniversario
El asturiano disfrutó de la segunda noche en la cantera marbellí con las entradas agotadas
"Está siendo una gira llena de emociones", comentó
Sebastián Yatra lo rompe en Starlite Marbella
Dos décadas desde que Melendi debutó en la industria musical. Este hecho merece ser celebrado y, por ello, el artista ha armado una gira por toda la geografía española y latinoamericana. Anoche fue el turno de Marbella, la segunda cita en la cantera de Starlite Occident. No tardó en salir al escenario y, al son de El parto, el de Oviedo pisó con fuerza y conectó con su público nada más entonar el estribillo de la canción. Uno de los primeros momentos más esperados fue cuando llegó el turno de Con la luna llena, tema que interpreta con Manuel Carrasco y que los allí presentes vociferaron con ganas. Con la cercanía que le caracteriza, interactuó con sus seguidores y se movió de un lado a otro animando a los asistentes a dejarse el alma con él.
"Está siendo una gira llena de emociones, han pasado 20 años, es época de agradecer, tambié de ver a mucha gente joven, gente que no había nacido cuando empecé, muy agradecido", saludó el cantante. Y llegó uno de los himnos de su carrera, aquel que hace a la gente voltearse para mirar a su acompañante y sonreír. El concierto siguió con un ritmo más pausado y una letra más emocional, algo más intenso, de la mano de Llueve.
Siguió con Loco, canción de 2006 y que siguió con el lado más romántico. Dos canciones hicieron poner en pie a todo el auditorio de Marbella. La cantera se vino arriba con los himnos y canciones más reconocidas de la trayectoria del de Oviedo, pero también son temas que prácticamente todo español conoce y canta. Caminando por la vida podría haberse escuchado hasta en Marbella de lo fuerte que sonó en el auditorio. La buena energía de esta se palpaba en el ambiente. La enlazó con Un violinista en tu tejado.
Con palmas y mucho guitarreo, llegó el turno de Sin noticias de Holanda, canción que da nombre a su primer disco, publicado en 2003. La felicidad subió como la marea con Barbie de extrarradio. Y como el capitán de este barco roto, condujo el concierto hacia otro de los temas más coreados y conocidos de su carrera: Tocado y hundido. Letra que no se corresponde con la carrera musical del de Oviedo, que está ileso y más vivo que nunca, acompañado por un público fiel desde el primer momento y de todas las edades.
El asturiano interpretó una canción muy especial en su carrera. Se trata de Cenizas en la eternidad, un tema que va dedicado a sus fans, los "guerreros". La letra dice: "Yo quiero ser guerrero como lo sois vosotros, dejándome los huevos en cada canción, cantando como locos". Después de un momento de conexión con su público, el de Oviedo "se puso romántico" con Con solo una sonrisa. El intérprete cambió de género con ritmos más latinos –cubanos, concretamente– al son de Desde que estamos juntos.
Luego regaló uno de los momentos más mágicos de la noche de la mano de una balada icónica en su carrera: La promesa. Sentida tan adentro que todo salía hacia fuera, a voces en el estribillo. El público se puso en pie eufórico y acompañó al artista en cada verso. Continuó con Destino o casualidad. Ya en el ecuador del concierto, fue el momento de mayor romanticismo. "Muchísimas gracias, a sus pies", pronunció el asturiano al ver cómo los asistentes se dejaban la voz acompañándolo.
Los asistentes pudieron disfrutar en directo de un repaso completo por la discografía más representativa del arista: Un recuerdo que olvidar, Sé lo que hicisteis, Mi rumbita pa los pies, Hablando en plata, Cheque al portador o Tu jardín con enanitos. También interpretó Arriba Extremoduro, e incluso cantó algunas estrofas de una canción suya a modo de introducción.
Continuó con Canción de amor caducada, tirando confeti con forma de marihuana –para hacer la broma de sus "vicios" de joven–. Hizo el amago de irse, pero volvió para cantar Gracias por venir, una canción que publicó en celebración de su 20 aniversario en la que juega con los títulos de algunos de sus temas más conocidos. Como canta en la letra: Veinte años no son nada, queda tanto por vivir. Veinte años no son nada y el show continúa. Gracias por venir".
Pero faltaba un final apoteósico, como no podía ser de otra manera. Una celebración así bien lo merece. La guinda del pastel fue Lágrimas desordenadas, que puso en pie a un público entregado, que saltó y se dejó la voz junto con el cantante. Dos décadas de música y de historia en el panorama musical de España. Y los que le quedan a Melendi. Como él mismo dice: Que la eternidad nos vea sonreír.
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