"Yo soy un músico feliz, la ambición es una forma desviada de estar en esta profesión"

Cuando el canalla del bombín advirtió que "no debieras tratar de volver al lugar donde has sido feliz" se olvidó de la Pensión Triana. Allí floreció hace 15 años la flor de Estambul, justo donde la Gloria de Manhattan habitaba a partir del quinto piso, cuando La Dama de la Isla lucía la piel morena y la risa blanca y la Novia del Corto soñaba que un hombre valiente cruzaría el Faro de Trafalgar. Su propietario, Javier Ruibal, ha decidido ahora reabrir las puertas y dejar que entre la música. Bajo el sello 18 Chulos acaba de salir al mercado la reedición de este emblemático disco, en edición de lujo. "Es como el libro de un viajero que estuviera guardado en un cajón de la Pensión todo este tiempo", describe el naúfrago del Sáhara, que el próximo trimestre ocupará dos días el Echegaray.

-¿Cómo suena 'Pensión Triana' quince años después?

--Me provoca satisfacción por el trabajo del dibujante Santos de Veracruz. Ha dejado un libro precioso alrededor del disco, que siempre debió ir así de bien envuelto. No siento falsa nostalgia ni nada parecido. Estoy contento y emocionado porque ese disco lo ha hecho importante el público. Ha sido muy querido y muy buscado, y ahora se lo van a encontrar con facilidad.

-Más de 80 dibujos, dedicatorias de algunos de sus músicos y amigos, partituras y hasta recetas de cocina, toda un labor artesanal...

-El libro es todo manuscrito. Están las partituras de las canciones, y el cifrado para guitarra con mis propios acordes. Incluye las opiniones de algunos de los actores y músicos invitados a los conciertos, y algunas recetas mías de cocina, que son como los menús de la Pensión.

-Un formato que difícilmente se puede descargar por internet...

-Hemos intentado además hacer de este libro algo que realmente merezca la pena. El disco en sí lo merece, creo yo, pero los ratones de los ordenadores tratan tan mal a la música últimamente... En defensa de eso hemos hecho un libro que esos ratones no se puedan comer.

-Y una forma de recuperar el disco como material de culto...

-Es un bonito objeto con el que se puede volver a sentir el placer que provocaban los vinilos con esas carpetas tan vistosas, las fotografías y las letras. Es un buen modo de volver a poner en valor los discos. Todo lo que se cuenta está en Pensión Triana: la fiesta de los toreros y flamencos, Van Gogh en su habitación, el Corto Maltés en el ático... Es algo sencillo, nada pretencioso. Y no hay que apuntalarlo como las casa viejas, se sostiene solo.

-Martirio, Jorge Pardo, Chano Domínguez, John Parson, Tino Di Geraldo... ¿habrá gira con los músicos gestores de este disco?

-Yo estoy de gira con el disco hasta el 23 de diciembre y estamos intentado hacer conciertos con la misma banda por Madrid y Cádiz. Hay voluntad de hacerlo.

-¿Qué sensación le produce que 'Pensión Triana' esté considerado como uno de los 100 mejores discos del pop español?

-Las etiquetas no me caen bien. Nunca he cuadrado en ninguna, en la del pop español tampoco. Pero aquí se refiere a la música popular española. No sé quién hace esa lista, aunque no le llevaría la contraria nunca si así lo considera (risas). Es un disco importante por la propuesta que se hizo, en el momento que se hizo, y por los músicos que participaron.

-¿Fue un acto de rebeldía?

-Fue una propuesta atrevida en un momento en el que la reconversión musical era equivalente a la reconversión industrial en este país. Ese empeño por dar a entender que teníamos músicos modernos que imitaban muy bien a los ingleses. Se arrinconó toda seña de identidad, fue un momento difícil para nosotros. Éramos todos músicos muy luchadores, con ambición de devolverle a la música el privilegio que te da de poder vivir de ella.

-¿Esa forma de entender la música casa con los nuevos tiempos?

-Somos y hemos sido músicos felices. Y los músicos felices no están agobiados por las ventas y todo ese mamarracheo crematístico que no tiene nada que ver con el arte. Nuestra sólo presencia en la música durante tantos años reivindica lo que somos. No hay que hacer otro ejercicio. La soberbia y la ambición le hace flaco favor al arte . Ninguno de estos artistas hemos puesto en práctica esa forma desviada de estar en la profesión .

-Decía a raíz de la grabación en directo de 'Pensión Triana' que en parte lo había hecho para que no pensaran que estaba muerto o mal enterrado, ¿y ahora?

-Ahora menos. Ya tengo tres discos grabados con 18 Chulos, este es el cuarto, y el quinto saldrá en primavera, grabado con la Orquesta Sinfónica de Córdoba. En julio se hizo una primera grabación en el Festival de Córdoba y el próximo mes haré otra en el Teatro Falla. Saldrá el disco con un audiovisual del concierto y un libro con sorpresa.

-Como ya lo hiciera con 'Pensión Triana', incluye una composición de l francés Eric Satie...

-Si en Pensión Triana abría con la Noción nº 1 para escribir la letra de La flor de Estambul, cierro este con la Noción nº3 una canción que titulo La más soñada. Es una manera de seguir la tradición de cada cierto tiempo poner un poema sobre la música del maestro.

-¿Qué tal la experiencia de cantar con una orquesta sinfónica?

-Espectacular. Mientras estoy cantando detrás resuena la memoria musical de toda la época del impresionismo español: Falla, Albéniz, Turina La emoción que se siente al oírlo es muy bonita, y luego está el vértigo de cantar sin mi guitarra. Pero en este oficio se buscan estas cosas. Es bueno pasar un poco de miedo.

-Ha estado varias veces en Palestina cantando con David Broza, ¿cree aún en el papel conciliador de la música?

-Por supuesto. El terreno neutral de la música es un terreno de gozo que puede propiciar que las cosas en lo social mejoren. Ojalá los congresos de ministros empezaran con una fiesta musical y a partir de ahí se pusieran a trabajar. Se darían cuenta que no solamente nos tienen que conseguir buenos pactos sociales. Nos tienen que considerar almas que estamos viviendo de esto. Que nos ayuden más por ese lado que por ningún otro.