Paloma Peñarrubia, la compositora de cine malagueña con un Goya que explora la ciencia en lo audiovisual

La joven artista cuenta con el Goya a Mejor Canción Original 2022 y ha creado Bromo, el colectivo de arte digital con divulgación científica

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La compositora de cine malagueña Paloma Peñarrubia posa en una fotografía promocional.
La compositora de cine malagueña Paloma Peñarrubia posa en una fotografía promocional. / M. H.

Premio Carmen de la Academia del Cine Andaluz, Goya a Mejor Canción Original, Biznaga de plata en el Festival de Málaga y el ASECAN son algunos de los reconocimientos que acumula Paloma Peñarrubia, compositora de cine malagueña. A pesar de estos logros, asegura que cada proyecto sigue siendo un reto emocionante. Para ella, el entusiasmo es clave, y su forma de mantener viva esta pasión es balancear su trabajo en cine con otras ideas personales. "Cada proyecto es un reto y siempre me entusiasmo, lo vivo con la misma ilusión que el primer día", asegura en una entrevista con este periódico.

Su método de trabajo depende de cada propuesta y de su colaboración con directores y directoras. A veces, indica, participa desde la propia fase de guion, lo que le permite crear un lenguaje musical en conjunto con el equipo creativo de la película. "Entrego un boceto, veo el feedback que me dan y así voy entendiendo cómo quiere contar la historia cada director", detalla. En otros casos, recibe el montaje del metraje casi completo y debe adaptarse a él. Según Peñarrubia, el proceso es siempre una "búsqueda de equilibrio" entre su visión y las expectativas de quienes trabajan con ella, lo que le parece "estimulante".

Desde pequeña, la malagueña siempre ha sentido una "conexión profunda" con la música y las artes. Recuerda que desde que tiene uso de razón, su "pasión ha sido la música". A los 14 años la compositora ya mostraba interés por las bandas sonoras, más que por los discos de artistas: "Lo pensé en aquel momento como algo muy lejano, que no era para alguien como yo". Pero este interés se convirtió en vocación cuando decidió explorar la producción musical, el inicio de su carrera en el cine. Peñarrubia estudió en una escuela de producción en Málaga, donde se adentró en el mundo de la composición musical.

En los inicios de su carrera, la joven compositora destacó en la escena cultural de la provincia trabajando con artistas de diferentes disciplinas. Tenía amigos que hacían cortos o teatro y fue "enriquecedor" porque todos empezaron a colaborar. Estas colaboraciones le dieron la oportunidad de componer para cortometrajes y obras escénicas. Llegó su primer largometraje gracias a un concierto que realizó junto a su compañero Azael Ferrer, con quien lleva "20 años haciendo cosas juntos". Desde entonces, ha trabajado en más de 17 largometrajes, además de cortos y proyectos escénicos. "Hace 10 años que hice mi primera película, en 2025 se cumplirá ya una década", reflexiona.

A pesar de su éxito, Peñarrubia sigue luchando contra el síndrome de impostor. "Yo no hice una formación en composición en el conservatorio, sino que mi escuela fue la calle, los conciertos, el mezclarme con muchos músicos", confiesa. Este recorrido alternativo le ha dado un enfoque experimental, pero también le ha hecho dudar de su lugar en la industria. "Me costó un poco aceptar y creerme que me merecía estar aquí", expresa. Incluso cuando recibió la noticia de que había ganado el Goya en 2022 le resultó difícil asimilarlo: "Estaba en Suecia en una residencia artística cuando me enteré, de pronto vi que me llamaba la directora de la película y tenía 300 mensajes, fue una sorpresa".

Bromo, colectivo de arte y ciencia

Paloma Peñarrubia se ha embarcado en un proyecto personal junto con Azael Ferrer: Bromo. Se trata de un colectivo de arte digital que fundó en 2016. "Para mí, Bromo es mi espacio de libertad total, de experimentación, de investigación", relata. Este proyecto le permite explorar temas sociales, políticos y científicos. La compositora de cine crea espectáculos inmersivos que fusionan música y visuales. La relación de la joven malagueña con la ciencia en sus proyectos artísticos refleja su interés por comunicar mensajes con impacto. Lo que empezó como un espectáculo de fusión de música y visuales ha evolucionado para incluir experiencias de realidad virtual y documentales.

El primer espectáculo de Bromo se centró en un problema medioambiental, inspirado por la experiencia de Peñarrubia al observar los efectos de la migración de flamencos. "Me quedé pensando y era interesante contar el impacto que tenían las migraciones en la erosión medioambiental", explica la compositora de cine. Desde entonces, su trabajo en el colectivo de arte digital ha abordado temas complejos que considera "cruciales para la sociedad" desde el punto de vista científico, casado con el artístico. Temas que reflejan el compromiso de la joven malagueña por conectar la ciencia con el arte.

Fotograma de un espectáculo de Bromo.
Fotograma de un espectáculo de Bromo. / Elena de la Puente

Uno de los proyectos más ambiciosos de Bromo es su espectáculo sobre CRISPR, una herramienta de edición genética. "El primer dossier de este espectáculo lo hice en 2021 y lo hemos estrenado este año", cuenta, sobre el proceso largo de colaboración con científicos nacionales. Su idea era hacer accesible al público algo "tan complejo y significativo" como CRISPR, una herramienta que, en sus palabras, "ha revolucionado la genética". Este proyecto busca convertirse en un documental que capture todo el proceso creativo y el esfuerzo de investigación detrás de la divulgación científica.

"Queremos contar cómo se transforma esta expresión artística de la ciencia y darle una ventana para que se valore la ciencia y la investigación en España", señala. En su espectáculo sobre CRISPR -secuencias repetitivas presentes en el ADN-, el equipo de Bromo colaboró con el CSIC y con otros investigadores. Han unido ciencia y arte en una experiencia que los espectadores describen como "fascinante": "La gente sale con la cabeza que le explota, porque es un tema que va a condicionar mucho a nivel evolutivo como especie".

A través de sus proyectos con Bromo, Peñarrubia ha consolidado una nueva faceta como divulgadora científica a través del arte sonoro y visual. La malagueña es compositora, artista visual y divulgadora científica, todo a la vez. Su pasión por la música y el cine sigue viva después de años en la industria, pero también ha encontrado en la ciencia y el arte digital un campo en el que explorar y transmitir la idea de temas significativos para la sociedad. Como ella misma defiende, Bromo es un lugar donde "experimentar sin límites" y donde la creatividad se convierte en una "herramienta para el cambio y la reflexión".

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