La malagueña Paula Coronas, el baile de una vida entre las 52 blancas y las 36 negras del piano

La artista ha sido reconocida por la Junta de Andalucía con el Premio Andalucía por su labor musical

"El músico tiene que ser, ante todo, el deseo constante de aprender", incide

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Paula Coronas junto a un piano del MIMMA
Paula Coronas junto a un piano del MIMMA / Mar Bassa

Los ojos no pueden evitar enfocarse en los pianos que dan la bienvenida en el Museo Interactivo de la Música de Málaga. De forma irremediable, se acerca a ellos, como un impulso incontrolable. Subimos a la primera planta y posa con el que es su compañero de vida. Recuerda cuándo fue la primera toma de contacto con el de teclas blancas y negras: ya desde muy pequeña se quedaba absorta con la melodía del piano y a los seis años empezó a bailar con el instrumento. Años después, Paula Coronas es profesora en el Conservatorio Profesional de Música Manuel Carra de Málaga y acumula varios reconocimientos, como el Premio Andalucía que le ha sido otorgado por la Junta de Andalucía.

Lo que empezó siendo su aliado para divertirse cuando apenas empezaba a aprender a sumar y restar, se ha convertido en la vocación y pasión de su vida. "El piano me ha enseñado a vivir feliz, con emoción, ilusión, entrega, compasión, disciplina y con mucha fuerza", asegura la intérprete malagueña. No puede evitar sonreír al hablar de su compañero de aventuras, aquel que tantas alegrías le ha dado y que por tantos caminos la ha llevado. De hecho, algunos de ellos han acabado por convertirse en doctora en Comunicación y Música por la Universidad de Málaga y Vocal de Música del Ateneo.

De joven ya tuvo claro que esta vocación no se quedaba solo en un pasatiempo. Quería que fuera su vida profesional. Dedicarse en cuerpo y alma a algo que le llenaba tanto y que, en parte, se debe a los profesores que la han acompañado y animado en sus años de formación: "La vida sin piano no existe para mí, no la recuerdo". Con 15 años empezó a tocar como solista y en una orquesta, momento que supuso ser un punto de inflexión: quiso vivir de la música en directo, con la emoción de los recitales. Al terminar sus estudios en el conservatorio decidió compatibilizarlo con ser profesora e investigadora y transmitir a sus estudiantes la misma ilusión y el mismo amor que tiene ella por la música y, en concreto, por el instrumento de cola.

Lo que siente un músico sobre el escenario es algo difícil de explicar. Para la intérprete malagueña, no tanto: "Me convierto en la reina de una sala donde creo que estoy sola con el instrumento, estoy en comunión con el piano y disfruto, estoy en una auténtica sinergía y soy capaz de trasladar eso al público". También siente una conexión con los asistentes, una simbiosis entre ellos y su forma de interpretar, algo que la hace plenamente feliz. "Ese es el momento que no cambiaría por nada en este mundo", se sincera sin esconder una sonrisa que dice más que sus palabras. 

Lejos de lo que se pueda pensar, siente la necesidad de bailar con las manos sobre las blancas y negras en todo momento. Ya no solo por practicar y seguir mejorando, sino porque lo echa de menos: "Aunque me vaya de vacaciones, lo primero que hago es ver dónde hay una escuela de música con un piano, es como algo que me atrapa, me acompaña, pero nunca me ata, siempre me libera, siempre me da mi paz interior". La música es el eje de su vida y sobre ella dibuja toda la disciplina.

Una vida musical reconocida por la Junta de Andalucía

La Junta de Andalucía le ha otorgado el Premio Andalucía en reconocimiento a su labor musical. También ha recibido el Premio Cultura Federación de Ateneos de Andalucía por su aportación en la divulgación musical. Acumula varios reconocimientos de diferentes instituciones de Málaga y, sin embargo, ella tiene claro que el mayor de los premios es tener a un público que se emociona en sus recitales, conectar con los oyentes y poder hacer música en directo. "Puedo decir que sí, soy profeta en mi tierra", afirma después de hacer un repaso por todos los reconocimientos que ha logrado a lo largo de su trayectoria. Y la lista no es corta.

No solo de premios se vive. Coronas ofrece conciertos en directo y ahora se embarca en una gira de recitales que la llevará a actuar en varias salas de Málaga, Sevilla, Cádiz, Almería y Córdoba. También será parte de un espectáculo junto con la Orquesta Filarmónica de Málaga, en la que tocará el piano como solista: "Es uno de mis proyectos estrella de 2025 y es un reto tocar con ellos en dos conciertos en la misma sesión". También impulsa Miradas al sur como gestora cultural, ciclo patrocinado por Fundación Unicaja con seis ediciones. La pianista es una impulsora de la música en Málaga a través del Ateneo, donde lleva ocho años: "Me dan la oportunidad de configurar eventos y, al mismo tiempo, hacer pequeños encuentros con artistas de otras disciplinas".

Habla de su alumnado como una madre orgullosa que enseña, pero que también aprende: "Aprendo a ver más allá de cada individuo, me gusta tocar el alma de las personas y eso me lo permite la enseñanza y el estar en contacto con jóvenes, no están contaminados, no tienen ningún tipo de prejuicios, hablan con el corazón en la mano". Coronas les ofrece, a cambio, la pasión por la música y el significado de devoción, valores de disciplina y de esfuerzo, porque "nada llega solo". "El músico tiene que ser, ante todo, el deseo constante de aprender", incide.

Un músico también tiene que ser buena persona y eso es algo que la pianista lleva en su ADN. Vitalidad, buena energía, sonrisas y miradas cómplices a lo largo de la entrevista que se extiende hasta los 20 minutos. Con Andalucía por bandera, la bulería y el fandango corriendo por sus venas, la artista malagueña homenajea a sus paisanos en sus recitales y defiende a los autóctonos en sus investigaciones, como a Eduardo Ocón: "En España somos un poquito acomplejados con lo nuestro, somos uno de los países que puede presumir de un patrimonio más rico y más amplio". 

Abre los ojos, sorprendida, y se piensa la respuesta. ¿Qué perfil tiene y qué aporta ella a la música? La primera palabra que pronuncia es "novedad". El perfil de un músico del siglo XXI ya no espera a un representante, para eso están las redes sociales: "Tú mismo puedes diseñar tu propia carrera e identidad propia con la interacción con los semejantes que te rodean". No deja su carrera en manos de nadie y es una "soñadora" de sus proyectos musicales. Un perfil amplio de artista que no solo interpreta, sino que enseña, investiga y defiende a grandes músicos andaluces. Y que, sobre todo y con sinceridad y cariño, navega por las partituras sumergida en las 52 blancas y 36 negras del piano.

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