Visto y Oído
Broncano
Artes escénicas
Málaga/Todo apuntaba a una gala emotiva dadas las circunstancias: la quinta de edición de la gala de los Premios Ateneo de Teatro debía haberse celebrado hace un par de meses, pero, en cualquier caso, el empeño puesto para que el encuentro tuviera lugar ha sido mucho y ha llegada a buen puerto. El Teatro Cánovas volvió a acoger la cita este jueves, en una cita matinal que, como siempre, contó con la presentación de las primeras impulsoras de estos galardones, Marina Devesa y Noelia Galdeano, quienes trabajan cada año desde el Ateneo de Málaga para que la escena local tenga su reconocimiento, su proyección y su celebración más merecida. Y sí, todo apuntaba directo a la emoción, ante un aforo poblado únicamente por los ganadores, los miembros del jurado, los representantes institucionales, con las respectivas mascarillas, las distancias de seguridad y todos los protocolos sanitarios asumidos de manera escrupulosa; por más que el paisaje pudiera parecer cualquier cosa menos una fiesta, se trataba, ciertamente, de festejar que el teatro malagueño ha seguido vivo, haciéndose y reinventándose en un año nefasto, muy a pesar del cierre de teatros, de las programaciones canceladas y de las adversidades bien distintas que las compañías han tenido que afrontar para sacar adelante sus proyectos. Si los Premios Ateneo de Teatro ya eran una realidad consolidada en la cultura malagueña, este año resultaban tan necesarios como la dichosa vacuna: aquí está el teatro, a pesar de todo, en la voz y en los rostros de quienes lo ofrecen al público cada día. Durante la gala hubo risas, llanto, complicidad y celebración como si, ciertamente, allí no hubiera cabido un alfiler. De eso se trataba.
En escena, Marina Devesa y Noelia Galdeano condujeron la gala (destinada, por cierto, a su emisión televisiva en Canal Málaga) con su oficio marca de la casa, con tanto humor, cariño, rigor y generosidad como pedía el envite. La aportación musical, sobresaliente, quedó en manos del inefable Nacho Doña al piano (genial en los subrayados de cada discurso) y las voces de Pape Labraca y Cristina Jiménez, así como el refuerzo coral de José González Maline, Irene García, Adriana Cárdenas Sánchez y Lourdes de Castro, alumnos de teatro musical de la escuela Artístika. Para empezar, la presidenta del Ateneo, Victoria Abón, destacó la continuidad de los premios muy a pesar de la adversidad y recordó que los mismos vinieron a poner remedio hace cinco años a una anomalía: "No se podía entender que la escena malagueña no contara con unos premios para reconocer a sus profesionales. Había que hacerlo. A día de hoy, los Premios Ateneo de Teatro son una realidad consolidada". La mayor novedad vino de parte del diputado provincial de Cultura, Víctor González, quien intervino de manera virtual para anunciar que, a partir de este año, las obras ganadoras pasarán a formar parte de la programación escénica de la Diputación provincial de Málaga (quien colabora con el Ateneo en la organización los premios, así como la Fundación Unicaja) tanto en el Centro Cultural MVA como en diversos escenarios de la provincia, lo que vino a responder, de manera clara, a la petición de que los galardones incluyeran la recompensa más deseada por las compañías: trabajo.
En cuanto al palmarés, ya anunciado en su momento, salió todo según lo previsto: Mariché López se coronó como gran triunfadora de la velada con sus premios a la mejor actriz, mejor espectáculo de danza, mejor dirección y mejor iluminación (para Sergio Rodríguez) por su espectáculo Material, con lo que tuvo ocasión de reír, emocionar al público y hasta tener problemas logísticos con uno de los trofeos durante sus intervenciones. Antonio Zafra recogió los premios al mejor actor y a la mejor obra original por su Oye, escucha, y recordó que justo este jueves se celebra el Día Internacional del Implante Coclear, "gracias al que volví a los escenarios después de un tiempo retirado. Sigo siendo sordo, pero hoy la palabra actor me suena a gloria". David García-Intriago, de La Líquida, recibió el premio al mejor espectáculo infantil por Museum. La historia del arte para niños y niñas. La compañía del citado Nacho Doña, Nuevo Teatro Musical, se llevó el premio al mejor espectáculo musical por Los grandes fracasos de Broadway. Y Jóvenes Clásicos obtuvo el premio al mejor espectáculo de teatro por Numancia, lo que sirvió en bandeja otra emocionante intervención en esta ocasión de manos del director de la obra, Pedro Hofhuis. Hubo, eso sí, emoción a raudales en la subida a escena de Miguel Ángel Martín, quien recibió la mención especial Salvados por la cultura y quien leyó el mensaje de una enfermera valenciana agradecida por los vídeos que tanta popularidad otorgaron al actor malagueño durante el confinamiento: "Nuestro trabajo puede salvar vidas, así tenemos la obligación de hacerlo", afirmó entre aplausos.
Que Málaga es también una ciudad de teatro quedó demostrado de sobra este jueves con los Premios Ateneo. Ahora toca estar a la altura de la evidencia. Por parte de todos.
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