Nuevo esplendor para La Malagueta

Rehabilitación de la plaza de toros de Málaga

El miércoles se reinaugura el coso tras 14 meses de obras

La recuperación de la estética original y mejora de la accesibilidad, principales ejes del proceso rehabilitador

La fachada ha recuperado su estética original con el ladrillo visto tras la rehabilitación. / Javier Albiñana
Álvaro López

11 de agosto 2019 - 06:20

Málaga/Sus paredes y tendidos han sido testigos a lo largo de sus 143 años de historia de diversos momentos cuyos protagonistas no solo fueron los del traje de luces y montera. Bob Dylan, James Brown o Julio Iglesias, entre otros, también hicieron su peculiar paseíllo en esta plaza que a partir de ahora –resultado de las obras de rehabilitación realizadas en los últimos 14 meses– se presenta como un nuevo centro cultural para la ciudad donde, además de los festejos taurinos, se podrán realizar actividades durante todo el año.

En las calles aledañas, las tiendas de souvenirs, las terrazas y el ir y venir de personas muestran el ritmo atropellado al que avanza el tiempo y se transforma un barrio del que nada queda de aquel 11 de junio de 1876 cuando Lagartijo inauguró la plaza de toros. En las calles, los carteles que hay colgados a cada pocos metros son una señal inequívoca de que una nueva Feria Taurina se acerca. El tiempo no para. Sin embargo, el nuevo aspecto de La Malagueta nos retrotrae 143 años atrás. Durante este último año este edificio ha mudado su piel. Ha recuperado su estética primigenia con la fachada de ladrillo visto, tal y como la concibiera a finales del siglo XIX el arquitecto Joaquín Rucoba. Una imagen que se mantuvo hasta finales de los años 30 cuando la fachada fue pintada con el blanco con el que hasta ahora todos los aficionados malagueños identificaban a su plaza de toros. Además, como explica Borja Peñalosa, uno de los arquitectos del proyecto ejecutado, se han rehecho las molduras de la fachada, a las que se les ha aplicado un tratamiento hidrofugante.

Imagen general de la Plaza. / Javier Albiñana

Este laborioso proceso de rehabilitación ha permitido que salgan a la luz nuevos elementos de la plaza que eran desconocidos. Uno de ellos es una placa colocada en 1876 sobre la actual puerta número 2 y que había estado oculta por la pintura existente sobre ella. En ella se recogen las fechas del comienzo de las obras (16 de junio de 1874) y el periodo en las que estuvieron paralizadas (del 23 de diciembre de 1874 hasta el 10 de octubre de 1875), así como la fecha de inauguración (11 de junio de 1876).

Solo unos pocos pasos separan la puerta número 2 de la Puerta Grande Manolo Segura, la cual espera impaciente que la próxima semana sea atravesada por algún diestro a hombros. En el interior, a solo tres días para el comienzo de la Feria Taurina y la reinauguración del coso, se realizan a marcha forzada los últimos preparativos para que todo esté a punto para esa fecha. Un día en el que la expectación será doble: por la terna que hará el paseíllo –Enrique Ponce, Javier Conde y Morante de la Puebla– y por el acontecimiento histórico que supondrá la reapertura de La Malagueta tras esta profunda transformación.

La pulcritud de las paredes y el olor de sus pasillos denotan que hasta hace poco los cubos de pintura, rodillos y demás herramientas eran tan habituales por esos pasillos como lo serán a partir del miércoles las almohadillas, abanicos y corrillos de aficionados que coinciden de Feria en Feria. Unos pasillos que han sido remodelados y acondicionados para poder albergar a partir de otoño exposiciones y muestras temporales –tanto en la planta baja como en el primer piso–, las cuales dotarán de aún mayor valor cultural al edificio.

Un operario realiza trabajos en una de las ventanas. / Javier Albiñana

Decía el escritor Elie Wiesel que sin memoria no hay cultura. Precisamente, los azulejos o placas conmemorativas son buenos antídotos para evitar la desmemoria. Ejemplos de ello son los dos azulejos –uno en recuerdo de Antonio Ordóñez y otro de la famosa “noche mágica” de Javier Conde en 1995– que estaban situados en el pasillo de la plaza junto a la Puerta Grande, los cuales aún no se encuentran colocados. No obstante, el diputado de Cultura, Víctor González, aseguró a este medio durante la visita a la plaza que serían instalados en su lugar correspondiente. De esta forma, no ocurrirá como ya sucedió en 2010 con la estatua de Antonio Ordóñez, la cual, tras unas intervenciones en la plaza, no volvió a ser reubicada.

Con estas obras de rehabilitación también se ha dado solución a una de las peticiones más reclamadas por los abonados en los últimos años, la instalación de ascensores con los que acceder hasta el segundo piso. Concretamente, se han colocado tres ascensores, dedicando uno de ellos para el museo taurino y futuro restaurante y los otros dos para los espectáculos que se lleven a cabo en la plaza. En este sentido, la accesibilidad e impermeabilización han sido dos de las cuestiones a las que mayor atención se ha prestado en estos meses de trabajo. La instalación de una nueva piedra para el suelo, el alisado de los terradillos o la limpieza de los tendidos son algunas de las actuaciones más destacadas de este proceso rehabilitador para el que se ha destinado desde la Diputación Provincial una inversión que ha oscilado los seis millones de euros, siendo las constructoras Hermanos Campano y Guamar las dos empresas adjudicatarias que han intervenido.

Conscientes de la importancia y necesidad de contar con una completa enfermería, Víctor González muestra con orgullo la que, sin duda, es una de las joyas más desconocidas de La Malagueta. La renovación de todo el equipamiento médico de los dos quirófanos y distintas salas, la instalación de puertas herméticas y su rápido y fácil acceso desde el callejón, junto a la experiencia del doctor Horacio Oliva y su equipo, son garantía de tranquilidad para cualquier diestro. “Ojalá no tenga que entrar nadie aquí durante la Feria”, señala González, quien durante la visita transmite una afición y entusiasmo por la tauromaquia que va más allá de lo político.

La inversión destinada desde la Diputación ha oscilado en torno a los seis millones de euros

Así lo demuestra también en el momento de conocer las actuaciones llevadas a cabo en los chiqueros, los cuales han sido dotados de ventilación, iluminación y sistema de agua fresca, permitiendo esto un mayor bienestar de los toros.

En los corrales, la reordenación del cajón de curas y del corral de reconocimiento médico, así como de las cuadras, han permitido la construcción de un centro de conferencias y eventos que contará con dos salas –una para 160 personas y otra con capacidad para unos 50 asistentes–, las cuales se presentan, junto a las zonas de exposiciones, como los principales espacios del reconvertido centro cultural. Este auditorio contará con una doble entrada –desde la calle Cervantes y desde el patio de caballos– y se terminará de construir tras la conclusión de la Feria.

El equipamiento de los dos quirófanos y la enfermería ha sido renovado. / Javier Albiñana

A partir del 26 de agosto también se retomarán los trabajos para la finalización del restaurante, que se ubicará entre los tendidos 6 y 7 y ya se encuentra en fase muy avanzada. Tanto González como Peñalosa estiman que para finales de septiembre estén concluidas todas las obras. Esto supondrá un segundo intento –tras la fallida plaza gourmet de 2015– por incluir en La Malagueta una oferta gastronómica durante todo el año.

Mientras tanto, en la Feria los malagueños se reencontrarán con esta renovada plaza de toros, cuya gran accesibilidad e instalaciones la convierten en una plaza del siglo XXI, pero con sabor, esencia y estética del XIX.

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